México, paraíso del discurso
PGR contra casinos: ya casi
Carlos Fernández-Vega / México SA
Cómo estará la cosa, que ya ni la otrora muy productiva fábrica de justificaciones gubernamentales reporta niveles positivos de creatividad. Tres décadas al hilo de crecimiento raquítico y de alza constante en los indicadores de pobreza han sido aderezados con una frase de batalla utilizada a lo largo de cinco administraciones: el objetivo es que la necesaria estabilidad macroeconómica que hemos logrado beneficie el bolsillo de las familias mexicanas, porque su bienestar es el propósito de los cambios.
Treinta años y 60 millones de pobres después, sin olvidar un crecimiento promedio anual de 2 por ciento, la citada frase no deja de repetirse y es inicio obligado de cualquier discurso oficial, si la intención es justificar por qué el país se mantiene en el hoyo, tras cientos de reformas que lo único que en los hechos han logrado es atornillar al país en la mediocridad económica y fomentar la desigualdad. Y el nuevo gobierno no podría quedar fuera de la jugada, de tal suerte que tan creativo enunciado se viene escuchando desde la misma toma de posesión de Enrique Peña Nieto y, obvio es, a lo largo del mes y medio que lleva en Los Pinos.
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