Dependencia creciente
¿Soberanía alimen... qué?
Carlos Fernández-Vega / México SA
Lo sorprendente es que a estas alturas alguien se sorprenda con el hecho de que México es un importador neto de alimentos, que destaca por ser el principal comprador de granos de América Latina y el Caribe, que reporta un creciente déficit en su balanza comercial de productos agroalimentarios, que en el extranjero adquiera 30 por ciento del maíz que consume, que la dependencia alimentaria es una lacerante realidad y que, en fin, el país registra bajos niveles de producción en el destrozado campo nacional.
Un elemento escalofriante puede ubicar a los sorprendidos: dos décadas atrás se importaba 10 por ciento de alimentos; actualmente, más de 50 por ciento. En dos décadas, más de 200 mil millones de dólares erogados para importar alimentos. ¿Qué fue de aquel campo productivo que hoy, por enésima ocasión y por sexto gobierno consecutivo, dicen que van a rescatar? Retomo parte de un texto escrito por el autor de estas líneas 10 años atrás: lejano, muy lejano –más por los resultados que por el tiempo transcurrido– está aquel Sistema Alimentario Mexicano (SAM) que en 1980 José López Portillo echó a andar para otorgar apoyos múltiples al consumo de las mayorías empobrecidas de México, darle solución a la cadena producción-distribución-consumo nacionales de alimentos, alcanzar la autosuficiencia y fortalecer la soberanía en este renglón.
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