Neofelipismo tricolor


Cambios procesales
Moreira y el borracho
Derogar el 362

Julio Hernández López / Astillero

Fue una especie de neofelipismo teñido de tres colores. Pareciera lo mismo, con todo y descalificaciones, desacreditaciones y artillería verbal dirigida más a los procedimientos y los resultados específicos, que a la esencia, al espíritu calderonista. Priísmo camaleónico parapetado entre demagogia pronunciada con más oficio por parte de Jesús Murillo Karam y un discurso insustancial del propio Peña Nieto.

Novedades de procedimiento: regionalización, gendarmería, planes, proyectos, promesas. Genaro García Luna habría aplaudido con verdadero convencimiento. Y Felipe Calderón podría sonreír, satisfecho por el fondo de las cosas, aunque los diagnósticos y la palabrería fueran necesariamente adversas a la administración recién pasada a la que las reglas básicas del priísmo clásico aconsejan atacar y culpar de cuanto se pueda, aunque a fin de cuentas la línea de continuidad siga vigente.

Peña Nieto ni siquiera mostró enjundia pareja. Sólo parecía emocionarse en los pasajes de voluntarismo elemental, convocando a trabajar en equipo, a salir adelante, a luchar por México. Su audiencia falló al no levantarse emocionada a corear muchas veces un ¡Sí se puede! que habría sido el complemento ideal de los esfuerzos oratorios peñistas que parecían provenir de un manual de superación personal e institucional .

El tradicional rosario retórico se producía ahora bajo la batuta priísta, con Miguel Ángel Osorio Chong como coordinador, mientras otro distinguido militante del partido de tres colores se lanzaba jurídicamente contra el ex ocupante de Los Pinos, Felipe Calderón. Profundamente dolido por el asesinato de uno de sus hijos, el ex gobernador Humberto Moreira criticó el deficiente desempeño indagatorio de la nueva administración coahuilense, a cargo de su hermano Rubén. Además, enderezó una demanda ante la Corte Penal Internacional contra Felipe Calderón, al que señaló como briago en sangre y borracho. El ex presidente del PRI consideró que FCH no conocerá el cielo, porque está condenado a no ir ahí. Un hombre que trae en sus espaldas más de 100 mil muertos, el desgraciado, el que me persiguió y me peló los dientes.

Aun cuando en su fase actual el enfrentamiento entre Calderón y Humberto Moreira tiene como referente principal el lamentable asesinato de uno de los hijos del ex gobernador, lo cierto es que la confrontación entre ambos personajes ha sido larga, intensa y, en términos generales, plenamente ganada por los priístas Moreira. Ahora, Humberto anuncia que está escribiendo un libro, El odio del águila, en el que narrará pasajes escandalosos del desequilibrado panista michoacano, a quien dice haber llamado borracho en un programa de televisión y en Los Pinos frente al entonces secretario de Gobernación, Francisco Blake. Aparte de describirlo como idiota y estúpido, el ex gobernador Moreira ha señalado a Calderón como el loco presidente usurpador y ratero. Para responderle, el PAN habilitó a Juan Molinar Horcasitas, quien siempre será recordado por su papel en el drama de los niños muertos en la guardería sonorense ABC.

Luego de leer la crónica y reflexión de Adolfo Gilly titulada La provocación del primer día (http://bit.ly/TsFsw1), este tecleador testimonial comparte lo que escribió Carlos Brito, uno de los más lúcidos partícipes del movimiento 132. “Rebasado y conmovido, pensé que no importaría cuánto documentáramos esto. Habría una herida que ya no podría sanarse nunca. Me sentí finalmente derrotado. Sintiendo vértigo ante el cambio de época. Confundido, cansado y con el ánimo devastado me fui a mi casa.  De camino me enteré ya de los detenidos, poco a poco iría siendo más claro todo, y a la vez, más preocupante. En esas seis horas todos salimos siendo distintas personas: llenas de agravios y con buena parte de la confianza perdida. Seis horas en las que nunca volteé la mirada al reloj.

El traspaso de poderes se llevó a cabo entre el acoso de la policía, la incertidumbre sobre provocadores e infiltrados, la violencia desmedida que venía de todos lados, las detenciones arbitrarias, el fuego, las balas de goma, las bombas molotov, las explosiones; el mensaje que se mandaba a la sociedad civil más que a organizarse era de parálisis. Una trampa. ¿Quién ganaba en todo esto?, ¿quién había buscado que las cosas fueran así?, me seguí preguntando a la vez que recordaba los días de mayo. No lo sé aún, pero lo voy a saber. Poner las piezas juntas es el inicio de la historia. En http://bit.ly/XBjFSQ está disponible el texto de Brito.

Perredistas pertenecientes a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal impulsan la derogación del artículo 362 del Código Penal capitalino que establece el delito de ataques a la paz pública. Es importante en sí mismo retirar un instrumento de fácil utilización desde el poder para endilgar a opositores una conducta punible que los puede mantener en la cárcel durante periodos prolongados, aunque al final nada se les pruebe y por tanto deban ser puestos en libertad.

Pero, además, en las actuales circunstancias derivadas del pasado día primero, la ALDF podría estar brindando un doble servicio, derogando ese delito de corte político y pavimentando el camino para que con efectos de retroactividad en favor de los 14 inculpados que aún están en prisión, pudieran alcanzar con rapidez su libertad bajo caución, procesados solamente por otras acusaciones menores. Por lo pronto, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, Édgar Elías Azar, ha dicho que las primeras sentencias de los 14 detenidos por el 1DMX se producirían a mediados de enero para aquellos acusados que hubieran optado por juicios sumarios y que, para quienes prefirieron la vía ordinaria, la tardanza será mayor.

Y, mientras cobra fuerza la batalla legislativa por el presupuesto 2013, en un terreno en el que alianzas crujirán y proyectos naufragarán, ¡hasta mañana, entre santos peregrinos!

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