Walmartgate: el silencio
Obsceno, el aumentazo salarial
Enrique Galván Ochoa / Dinero
Ya hizo suyas el priísmo tres ideas de la izquierda, cualquier cosa que esto signifique después del pacto chuchesco: 1) que el presidente de la República vuelva a despachar en Palacio Nacional; 2) el programa de pensiones para los ancianos, y 3) resucitar a los trenes. El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció otro propósito que también primero presentó la izquierda: revisar el esquema de consolidación fiscal. Algunas grandes empresas lo aprovechan para pagar menos impuestos de lo que deberían. ¿En qué consiste? Anulan las utilidades de una empresa (que tendría que pagarlos) con las pérdidas de otra. Es más complejo que esto, pero dicho así es más fácil de entenderse. Videgaray no habló de desaparecer el esquema sino de revisarlo. La diferencia es importante, porque al final de cuentas puede quedar en nada. El primer obstáculo será el compromiso que firmó el candidato Enrique Peña Nieto con el Consejo Coordinador Empresarial. Algunos de sus miembros creen que el acuerdo les otorgó un asiento en la torre de control del país. En Estados Unidos el millonario Warren Buffett ha dicho que él lleva una carga menor que su secretaria; lo ha dicho en tono sarcástico. En su favor cabe decir que apoya la iniciativa del presidente Obama para que los ricos paguen más. Por supuesto, se refiere a porcentajes. A su secretaria, asalariada, tal vez le retienen un impuesto de 30 por ciento de sus ingresos, mientras que al señor Buffett, o sus empresas, 10 por ciento, porque sus contadores y abogados fiscalistas saben cómo hacerle. Hallarán un agujero para deducir gastos. El desafío para el secretario de Hacienda es grande.
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