Obama, firme: los ricos deben pagar más
Acampando en espera de justicia
Enrique Galván Ochoa / Dinero
En los difíciles días del zedillato fue necesario empeñar las facturas de Petróleos Mexicanos (Pemex) con el fin de que el gobierno de Estados Unidos y organismos internacionales prestaran dinero para sacar a flote al país. Así de ligadas están las finanzas de la petrolera con las del gobierno mexicano. Ahora que el priísmo ha vuelto, tanto el presidente Peña como su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, dicen que el presupuesto del año próximo tendrá déficit cero. Es decir, que no será necesario recibir financiamientos para cubrir los gastos. Eso tiene sus asegunes. En realidad, se concertarán préstamos por 326 mil millones de pesos –y no son cualquier cosa– para inversión productiva en Pemex. (¿Incluye los gastos del líder petrolero Carlos Romero Deschamps, o esos van aparte?) Cuando se hable de un déficit cero en 2013, se estarán refiriendo únicamente al balance económico sin inversión de Pemex, dice el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria AC. Para el 31 de diciembre del presente año, la deuda global del gobierno mexicano podría llegar a 6 billones de pesos, equivalentes a 38 por ciento del PIB. Estamos endeudados hasta el pescuezo.
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