¿Y los contrapesos?


Martha Anaya

Los anuncios de Enrique Peña Nieto fueron impactantes, inquietantes y de tal magnitud, que las reacciones no tardaron en surgir. Se centraron especialmente en lo que implica la creación de la Comisión Nacional Anticorrupción y en la absorción de la Policía Federal por parte de la Secretaría de Gobernación.

Manuel Camacho Solís, conocedor de las funciones del gobierno y sus entrañas, considera de entrada que el gobierno federal sí necesita de áreas de auditoría y control, “pero el punto central -indica- es si va a haber separación de poderes y cuáles son los límites de la Comisión Nacional Anticorrupción, porque si le restas facultades a la Auditoría Superior de la Federación y no hay contrapesos, se convierte en un instrumento que le da un poder autoritario al presidente”.

El senador por el PRD dice no ver mal reordenar ambos ámbitos. Lo que importa realmente, apunta, es: “¿Van a servir como instrumentos para combatir la corrupción y la criminalidad con el debido proceso, respetando los derechos humanos y el equilibrio de poderes? ¿O bien serán instrumentos de amenaza y sometimiento político?

La nueva arquitectura de la administración pública, dice Camacho Solís, hay que enmarcarla en un proyecto democrático. Y ello implica controles constitucionales y separación de poderes. ¿Por qué no hacer las dos cosas?, pregunta. En ese sentido, la Comisión Nacional Anticorrupción debería tener controles en el Congreso y no debería ir en detrimento de la Auditoría Superior de la Federación, insiste.


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POLICÍA SUBORDINADA A FUNCIONES POLÍTICAS.- ¿Y el Ministerio Público?, pregunta Manuel Camacho. ¿Por qué no pensar en la autonomía del Procurador General de la República? Si eso no se quiere, aventura, “si lo que se quiere es sólo concentrar todo en un organismo con inclinaciones políticas (esto a propósito de la incorporación de la Policía Federal a la Secretaría de Gobernación), entonces lo que vamos a ver es el fortalecimiento de un autoritarismo presidencial”.

Una opinión semejante lanza Roberto Gil Zuarth. El senador panista recordó que la separación de funciones (política interior, policía federal) durante los gobiernos panistas se dio bajo la idea de una “visión democrática de gobierno”. Y la conformación de los gabinetes “muestra las prioridades de un gobierno”. En ese sentido, llevar a la hasta ahora Secretaría de Seguridad Pública a Gobernación, convertida en una subsecretaría, deja ver claramente que su labor estará “subordinada a funciones políticas”.

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LE ENCARGAN UNA BALLENA A UN CHARAL.- Para el ex secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, llevar a la Policía Federal a Gobernación “es como encargarle una ballena a un charal”.

¡Imagínate -apunta en franca burla el senador por el Partido del Trabajo-, el subsecretario va a tener más presupuesto que el secretario!

El hombre a quien correspondió desaparecer la Dirección Federal de Seguridad (la policía política) cuando estuvo al frente de Bucareli, sostiene que “se siguen equivocando en lo que a la gobernación se refiere. No entienden lo que es. Y ante el fracaso de los secretarios de Gobernación y el fracaso de García Luna (de la Secretaría de Seguridad Pública) ahora van a sumar dos fuerzas… ¡es un monstruo eso que están creando!”.

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GEMAS: Obsequio del senador priista Roberto Albores Gleason, presidente de la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez: “No pudimos elegir al mejor galardonado, principalmente porque el legado maestro (Ernesto) De la Peña trasciende ideologías, sobre todo en una coyuntura en donde urgen los acuerdos de las fuerzas políticas…”.

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