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El exsubsecretario de Agricultura, Manuel Villa Issa, afirmó que México se ha convertido en el segundo importador mundial de alimentos, y corre el riesgo de desplazar a Japón del primer sitio en 2020.
Villa Issa, quien forma del equipo de transición de Enrique Peña Nieto en temas del campo, discrepó con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en las mediciones sobre seguridad alimentaria, que ubican a México como un país “razonablemente protegido”.
A la fecha, dijo, el país importa 40% del maíz que requiere la población, la mitad del trigo, 75% de arroz, casi todo el aceite y una gran proporción de carne y leche, cuando hace unas décadas 50% de las divisas que obtenía provenían de las exportaciones agrícolas.
A su vez, María de los Ángeles Moreno, quien fungió también como comentarista del libro, manifestó que en los 80 “teníamos por lo menos autosuficiencia alimentaria y hasta exportábamos, pero hoy importamos todo. Esto nos coloca como país en una situación verdaderamente triste, porque un país que no puede alimentar a sus habitantes es un país en gravísimos riesgos sociales”.
En su libro, García Urigüen, vicepresidente del sector de alimentos, bebidas y tabaco de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), hace una descripción sobre los hábitos y tendencias del consumo alimentario de los mexicanos y una diferenciación sobre lo que comen a partir de su nivel de ingresos que tienen y el tamaño de la localidad donde habitan.
Por ejemplo, detalla que entre el segmento de mayor ingreso y el de menor ingreso hay una diferencia de casi 10 veces en lo que se gasta en alimento dentro del hogar y de hasta 25 veces si la comida se ingiere fuera del hogar.
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