Martha Anaya
Los asistentes no sabían si echarse a reír y esconderse bajo las sillas. Y es que nada le salía bien al gobernador veracruzano, Javier Duarte, en su segundo informe de gobierno.
Ya no hablemos de lo tarde que inició la ceremonia -prácticamente con hora y media de retraso- por algunas tardanzas de sus invitados especiales (y aun así algunos aparecieron bastante después), sino de las diabluras que acontecieron al inicio de tan magno acto.
Lo primero, como suele ser en estos eventos, son los honores a la Bandera y el canto del Himno Nacional. Bueno, pues era tal el desorden al pie de la tribuna desde donde hablaría como único orador del día, que la escolta de los marinos hacía malabares para abrirse paso y girar a la derecha y la media vuelta y tal.
Superado el momento, tocaría turno al Himno Nacional. Todos los presentes en el World Trade Center del puerto, aguardábamos la música. Silencio. Otro ratito. Silencio. La música -el disco, el tape, o lo que fuera- brillaba por su ausencia. Los principales funcionarios del gobierno de Duarte se miraban unos a otros, desconcertados. Enrique Jackson levantaba cejas y hombros, inquieto. El caso es que la gente se puso por sí sola a cantar el Himno a capela.
Comenzó entonces la transmisión del video con el que Duarte mostraría a propios y extraños sus grandes obras en los dos años de gobierno que lleva. Pero he aquí que pasaban imágenes e imágenes y nada se escuchaba. Así transcurrieron casi cinco minutos hasta que de pronto se cortó la presentación. ¡Y que vuelve a comenzar! Sólo que esta vez con sonido… jeje, pero desfasado de las imágenes. ¡Una chulada aquello!
Terminaron por parar la transmisión a medio camino y Javier Duarte mejor subió a la tribuna a dar su mensaje y a pedir que mejor vieran al final el video completito, y se dispuso a rendir su informe. Y claro, mientras tanto, los diablillos retorciéndose de la risa.
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INVITADOS CONTRA EL TIEMPO.- Llegamos a la hora que estaba programado el informe (las 12 del día) prácticamente rayando. Personal de prensa aguardaba en el aeropuerto a un grupo de periodistas invitados (entre los que nos contábamos) con un autobús para el traslado. Antes de ingresar al WTC nos remendaron: “Por favor, nos vemos a las 2:30 en el autobús porque el vuelo de regreso sale a las 3:45 hrs.”.
Era cerca de la una de la tarde y el salón del WTC bullía. Infinidad de políticos en guayabera iban y venían. Por ahí veíamos al general Rafael Macedo de la Concha, a Dionisio Pérez-Jácome, Rubén Figueroa, Gustavo Carvajal y Beatriz Paredes. En representación de Felipe Calderón llegaría Rafael Elvira Quezada y por parte de Enrique Peña Nieto, Luis Enrique Miranda.
Hacia la una y media de la tarde, el anfitrión, Duarte, y algunos de los gobernadores invitados aparecieron finalmente: Rubén Moreira, Rodrigo Medina, Francisco Olvera, Roberto Sandoval, Fernando Toranzo, Rolando Zapata. Y entre los electos: Aristóteles Sandoval y Manuel Velasco. A cada uno iba presentando el mandatario estatal, además de muchos otros invitados locales. El caso es que ya eran las 14:10 y Duarte aún no iniciaba el contenido de su informe. Y menos con las interrupciones que en su lectura provocaba el arribo de los mandatarios atrasados, como Rodrigo Medina, Roberto Borge y Eruviel Ávila.
No les hago largo el cuento, para cuando dieron las 14:30 y tuvimos que retirarnos, Duarte apenas iba a hablar de los programas sociales. Así que ya no nos enteramos de lo que dijo. Sólo imaginamos a los diablillos sacarnos la lengua y reír de buena gana.
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GEMAS: Obsequio del gobernador de Veracruz, Javier Duarte: “Mis dos años de gobierno hablan de esfuerzo, entrega, y sobre todo de resultados”.
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