Día de muertos, la fiesta más importante de México

Mantener esta tradición significa reconocer las profundas raíces de más de 30 siglos, que son herencia del mundo prehispánico.

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Para los mexicanos, sobre todo los que viven en el centro y sur del país, el Día de Muertos es una fiesta de alegría y es la más importante, incluso por encima de la de Guadalupe o la Navidad, afirmó el arqueólogo Eduardo Merlo Juárez, durante la conferencia Magistral “Día de Muertos, tradición prehispánica”.

Invitado por la Vicerrectoría de Extensión y Difusión de la Cultura de la BUAP, ante un público de chicos y grandes que lo escucharon con atención, el Investigador del Centro Regional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), habló de esta tradición, herencia de los pueblos prehispánicos:

“Nuestros antepasados, cuando alguien moría le ponían una ofrenda para que pudiera recorrer el camino para llegar al mundo de los muertos” y este era tan largo que se podía recorrer en 80 días, si se contaba con todos los elementos para resistir, explicó.

En una exposición rica en imágenes que mostraron las piezas y tumbas que fueron encontradas durante excavaciones realizadas en diversos sitios arqueológicos, comentó  cómo en el mundo precolombino se preparaba a los muertos para su partida.

Se le colocaba en posición fetal, porque así estaba antes de nacer y llegar a la tierra y así tenía que regresar. Se le ponían trastos nuevos, porque se consideraba un insulto ponerle los viejos que había en la casa, sin embargo para que pudiera comer, éstos se fracturaban antes.

En una explicación rica en historias y leyendas, el especialista comentó que también se han encontrado esqueletos de perro y esto se debe a que para llegar al lugar de los muertos, tienen que atravesar “un río con nueve ríos”, que en náhuatl quiere decir Chignahuapan.

Para ayudar a que los muertos lo pudieran atravesar, Quetzalcóatl se dio a la tarea de buscar la forma en la que podían hacerlo y mientras pensaba vio que un perro podía atravesarlos fácilmente. Le pidió a un perro blanco y a otro negro que lo pasaran a la otra orilla y no quisieron. Finalmente se encontró con un pinto que lo atravesó y desde entonces, a los muertos se les enterraba con un perro pinto.

Sobre la flor de cempasúchil, dijo que ésta se utiliza porque los muertos cuando regresan pierden parte de su visión y olfato; esta es una flor muy olorosa y es muy vistosa, además de que está en algunas figuras prehispánicas en las que se representa a la muerte y al sol de los muertos.

Mantener esta tradición, comentó el doctor Merlo Juárez, significa reconocer las profundas raíces de más de 30 siglos, que son herencia del mundo prehispánico que a través de estos rituales se mantiene vivo y que, aunque con la moderna tecnología algunas cosas van cambiando, en su esencia se mantiene la cultura indígena.

Esta fiesta tiene que ver con el calendario agrícola que inicia con la fiesta chica y que termina con la gran fiesta. Las fechas aclaró, se movieron cuando llegaron los españoles y se adecuaron a la tradición católica europea que el 2 de noviembre festeja a sus muertos.

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