Roberto Garduño y Enrique Méndez / La Jornada
El Partido Acción Nacional (PAN) en la Cámara de Diputados secundó al bloque PRI-PVEM-Panal para volver a incluir en la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) la elección a mano alzada de los dirigentes sindicales y suprimir el derecho de los trabajadores a decidir qué sindicato los representaría para la firma de un contrato colectivo.
También esas cuatro bancadas autorizaron que el Senado pueda publicar la reforma laboral, si en la revisión de la minuta hay nuevos cambios en los artículos 371 y 373; este último obligaba a los sindicatos a entregar información sobre el manejo de las cuotas.
Aun cuando manejó el discurso de que mantuvo el bloque con la izquierda hasta el final, Acción Nacional aceptó modificar el artículo 371 para que el mecanismo de elección de líderes por el voto libre, directo y secreto no fuera el único, y en una cerrada votación para dejar fuera los artículos 388 y 390, relacionados con la atribución de los trabajadores para elegir sindicato, se evidenció el doble juego panista.
Votos bajo la manga
En la votación de estos dos artículos, PRI, PVEM y Panal votaron por desecharlos, pero para ello contaron con el voto de ocho panistas, entre ellos empresarios como el ex dirigente del Consejo Coordinador Empresarial y presidente de la Comisión de Economía, Mario Sánchez Ruiz; del líder transportista y presidente de la Comisión de Transportes, Juan Carlos Muñoz Márquez; del textilero José González Serna; del dueño de maquiladoras en Ciudad Juárez Carlos Angulo Parra, y del vicepresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana en Veracruz, Humberto Alonso Moreli.
La forma en que el PAN secundó al PRI fue objeto de una amplia crítica desde el Frente Legislativo Progresista, que le reclamó haber roto el compromiso de avalar juntos el cambio que hicieron los senadores para obligar a elecciones libres, directas y secretas en los sindicatos.
El dirigente panista, Gustavo Madero, dijo hace unos días que ojalá los perredistas no se cuartearan en el acuerdo. Pero quien se cuarteó fue el PAN, señaló el diputado Martí Batres.
En un agrio intercambio, Rubén Camarillo (PAN) expresó: “Dicen en mi pueblo: ‘no te pelees con un cerdo, porque al final ambos quedarán enlodados, con la diferencia que a él le va a encantar y a ti no”’.
Los perredistas Alejandro Carbajal y Miguel Alonso Raya respondieron que las cúpulas del sector obrero afiliadas en el Congreso del Trabajo se opusieron a que se avalara el 388 bis, porque “controlan 88 por ciento de los 92 mil contratos colectivos registrados en el país, pero además sus juniors son los que extorsionan a los patrones con contratos de protección”.
Antes, una vez que se definió la votación en lo general del dictamen, con 361 votos en favor y 129 en contra, el diputado Silvano Blanco Deaquino (PRD) insistió en que la reforma se aprobó debido a los compromisos de Enrique Peña Nieto con los grandes empresarios y los poderes fácticos. Y advirtió: Aquí lo vamos a esperar como se merece, el primero de diciembre. El pueblo de México sabrá lo que es actuar con dignidad.
Paralelamente, diputados de PRD, PT y Movimiento Ciudadano subieron a la mesa directiva con una manta en la que se leía: Quien traiciona a los trabajadores traiciona a la patria. Y desde la tribuna reprocharon el golpe a la clase obrera y lamentaron que Acción Nacional rompiera el bloque que su propio dirigente, Gustavo Madero, promovió la semana pasada con el sol azteca.
El coordinador de Movimiento Ciudadano, Ricardo Monreal, definió: Qué lástima que la alianza haya sido efímera. Una especie de aventura extramarital por un día. Su compañero de bancada Ricardo Mejía afirmó que el viraje de Acción Nacional se debió a una negociación de última hora y preguntó: ¿Cuál fue la moneda de cambio? ¿Cómo presionó Peña Nieto a Felipe Calderón para que les doblara las manos? A unos días del cambio de poderes hay una visión cada vez más sofocante del trabajo legislativo.
Ante los reproches, el coordinador del blanquiazul, Luis Villarreal, justificó que perredistas y petistas eligen a sus presidentes a mano alzada y acusó que el PRD nos quiso doblar con sus provocaciones y sus insultos. Anticipó: “Arrieros somos…”
¡No me calle, carajo!
La diputada Esther Quintana subió los decibeles del intercambio. Desde su curul, y cuando se discutía la nueva redacción del artículo 371, exclamó: ¡No hemos reculado! No estoy de acuerdo en eso. Y como el presidente en turno de la mesa directiva, Francisco Arroyo Vieyra (PRI), la interrumpió, la panista le espetó: ¡Y no me esté callando, carajo! ¡No hemos reculado!
Luisa María Alcalde (Movimiento Ciudadano) aseguró que al suprimir el 388 bis prevalecerán “el charrismo y las extorsiones a empresarios de sindicatos fantasmas por parte de seudolíderes corruptos que tienen permiso para encabezar sindicatos de membrete”.
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