AMLO, el jefe


Presidente del consejo
Lista sin novedades
Batres, líder formal

Julio Hernández López / Astillero

El rasgo distintivo de la nueva etapa del Movimiento Regeneración Nacional, ya formalmente encarrilado hacia la consecución de su estatus como partido político, es el peso político personal, definitorio y vigilante, de Andrés Manuel López Obrador.

El tabasqueño recibió la votación más alta para formar parte del consejo nacional de la nueva organización, con mil 571 sufragios de entre más de mil 700 posibles, pero entre él y el resto de los miembros de ese órgano directivo quedó establecida una distancia apabullante: Paco Ignacio Taibo II quedó con 426, Martí Batres con 356, Octavio Romero con 265 y Claudia Sheinbaum con 218. Si esta cuarteta de los mejor votados sumara sus votos no alcanzaría la cifra recibida por AMLO. Luego de ese grupo privilegiado en cuanto a apoyos viene una cascada de escasa cuantía: 21 de los siguientes consejeros nacionales de Morena tuvieron entre 200 y 100 votos (Ricardo Monreal, por ejemplo, solamente tuvo 148), y los restantes 178 consejeros tuvieron menos de 100, con los últimos 62 miembros con menos de 40 voluntades a su favor.

Más allá de la significativa conformación desde el punto de vista numérico, la lista de los consejeros de Morena no ofrece novedades ni incorporaciones especiales. Está la gran mayoría de los que hasta ahora han acompañado al dos veces candidato presidencial en las diversas modalidades de su trayecto político y electoral: Elena Poniatowska, Clara Brugada, Bertha Luján y Luisa María Alcalde Luján, Bernardo Bátiz, Rosario Ibarra de Piedra y Rosario Piedra Ibarra, Layda Sansores, Jaime Cárdenas, Alejandro Encinas (con 103 votos), Raquel Sosa, Andrés López Beltrán y  Pío Lorenzo López Obrador (hijo y hermano del máximo líder, respectivamente), Jesusa Rodríguez, Pablo Moctezuma Barragán, René Drucker, César Yáñez, Genaro Góngora Pimentel (con 65 votos), Héctor Díaz Polanco, Arnaldo Córdova, José Agustín Ortiz Pinchetti, Lenia Batres, Julio Scherer Ibarra, Enrique Dussel, Pedro Miguel, Alfredo Jaliffe (sic), Carlos Payán y Laura Esquivel, entre los más conocidos, según la lista oficial de los integrantes del consejo, con sus respectivas votaciones individuales, que en http://bit.ly/XyPeST puede ser vista).


Dando un paso atrás en el foro, para quedar como guardián de la honestidad y la justicia internas, López Obrador no quedó como presidente ejecutivo del proyecto de nuevo partido, sino como presidente del consejo nacional. Originalmente se había establecido que este consejo elegiría a los miembros del comité ejecutivo, lo que habría significado una virtual entrega de esa facultad al tabasqueño, pero el congreso realizado los pasados 19 y 20 decidió que la designación fuera hecha por la sesión plenaria (http://bit.ly/TOSaCz). La presidencia del comité ejecutivo tuvo como contendientes a Octavio Romero Oropeza, un hombre de la más absoluta confianza de López Obrador, quien sin sombra de duda le ha entregado el manejo de asuntos administrativos y financieros (fue oficial mayor del gobierno capitalino encabezado por AMLO); Bertha Luján, contadora pública chihuahuense que fue titular de la contraloría capitalina con López Obrador, y Martí Batres, quien ha sido asambleísta capitalino y diputado federal, así como subsecretario de gobierno con AMLO y secretario de desarrollo social con Marcelo Ebrard. En esa contienda interna no apareció Ricardo Monreal, quien hasta meses atrás parecía encaminado a ocupar el liderazgo de Morena a la sombra del tabasqueño en jefe.

El ganador de ese liderazgo condicionado fue Batres, quien días atrás había renunciado al PRD. Político fogueado, de pensamiento liberal y militante formación de izquierda, el abogado nacido en enero de 1967 en la ciudad de México tiene bases de apoyo en la capital del país, donde manejó la primera asamblea legislativa como coordinador de la mayoritaria bancada del sol azteca, también fue presidente del PRD en el Distrito Federal y ha sido diputado federal en dos ocasiones, la más reciente en la legislatura en curso, a la que ha pedido licencia para dedicarse a plenitud al nuevo encargo partidista.

Batres perteneció a la corriente política encabezada por René Bejarano, pero se distanció de éste y de Dolores Padierna hasta constituir su propio grupo, Izquierda Social. Como secretario de desarrollo social con Ebrard, y siendo entendido por éste como una cuña del lopezobradorismo a la que debía sostener en aras de las buenas relaciones formales, Batres fue destituido a principios de septiembre de 2011 por criticar la asistencia del jefe del gobierno capitalino a la especie de fiesta privada que Felipe Calderón se organizó para dar un mensaje a invitados personales en el Museo de Antropología, con motivo del quinto informe del gobierno federal panista. A propósito del apretón de manos entre Calderón y Ebrard, y con el telón de fondo de la inicial negativa marcelista a reconocer a Felipe como presidente, Batres dijo que su jefe en el gobierno capitalino carecía de autoridad moral y reivindicó la importancia de sostener la lucha contra el fraude electoral.

Ante esas críticas, Ebrard demandó congruencia de su subordinado, invitándolo a dejar la Secretaría de Desarrollo Social del GDF si no estaba de acuerdo con lo que el jefe de gobierno realizaba. Batres se negó a renunciar y Ebrard terminó removiéndolo. Entendido como un golpe al lopezobradorismo, Martí pareció quedar al garete, sin respaldo de aquél a quien estaba defendiendo, pues el tabasqueño lo calificó como un compañero consecuente, pero prefirió dejar esa evidente confrontación por razones políticas e ideológicas en un plano parecido al de los pleitos personales: Es una discrepancia entre el ex secretario y el jefe de gobierno; no me voy a meter.

Ahora, Batres es llevado a la presidencia formal de Morena por el jefe real, ya se verá si logra mantener capacidad personal de maniobra, congruencia ante imposiciones o caprichos y entereza política para constituirse en verdadero dirigente de una organización nacida bajo un signo personal, definitorio y vigilante. ¡Hasta mañana!

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