Ya empezaron a perseguir al movimiento #YoSoy132

Álvaro Cepeda Neri

Para evitar ser secuestrado tras recibir amenazas, el vocero del movimiento de protesta política, social y económica Yo Soy 132, que encabezan estudiantes de escuelas superiores públicas y privadas, de nombre Aleph Jiménez, decidió esconderse desde el pasado 20 de septiembre. Había estado en reuniones en Baja California. Es profesor de ciencias en el Centro de Investigación Científica y Educación Superior, en Ensenada. Ya hizo acto de presencia. Pero se ve que está en marcha la represión desde los gobiernos del priísmo empanizado (la complicidad del Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional de Peña sigue la línea que inició Salinas y continuó Zedillo hasta lo que el cínico Fox llamó “el asalto al poder presidencial”. Ver el libro del foxista Guillermo H Cantú Asalto a palacio, las entrañas de una guerra, editorial Grijalbo; y que consumó Calderón con ese golpismo militar, donde los soldados son la policía de nuestra democracia en regresión a la autocracia peñista).

Aún se espera la primavera mexicana, que ha tardado. No obstante que el malestar social está a punto de estallar. Esta vanguardia estudiantil con sus afiliados, tomó su nombre tras la presentación de Peña en la Universidad Iberoamericana (algunos creen que el mexiquense es egresado de ella, pero es de la seudouniversidad del Opus Dei llamada Panamericana; quien cursó en la Ibero fue Fox, al que le obsequiaron su título con examen arreglado), donde mostró su rostro represor al justificar que la matanza de Atenco fue para impedir protestas y alterar la paz pública. Ante el reclamo, Luis Videgaray, alter ego de Peña, despectivamente dijo que sólo eran 132 estudiantes.

Desde Díaz Ordaz, no ignoran los peñistas –como sí lo hicieron calderonistas y foxistas– que sin los movimientos de protesta, la democracia indirecta o de representación no funciona. Pero los gobernantes mexicanos por lo general son autoritarios e intolerantes. Quieren gobernar sin límites y más cuando, como está pasando, no tenemos contrapesos entre los tres Poderes de la Unión y sus apéndices (el Instituto Federal Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, etcétera.), conforme a la divisa de que “los poderes controlan a los poderes”. Así que para relativizar los abusos del poder, completada con una prensa crítica y de información veraz, se necesita la democracia directa: la de manifestaciones, protestas, plantones y como el Yo Soy 132.

Si la violencia de los criminales y la fallida estrategia militar contra ellos aumenta, la nación estará en el filo de un Golpe de Estado: entre la pared de la violación a todos los derechos humanos y la espada del autoritarismo que nos tiene angustiados y prisioneros del miedo, con lo que los gobernantes hacen lo que les viene en gana. Así que el movimiento Yo Soy 132 es la esperanza para recordar que sin las protestas, ejerciendo los derechos del Artículo 9 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la violencia criminal y gubernamental puede sitiar a la nación y obligarla a rendirse. Ya hay represalias contra Yo Soy 132, pero éste asegura no claudicar como democracia directa, para evitar que la democracia representativa (manipulada y saboteada en las urnas) se transforme en autocracia.

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