En declaraciones a la PGR, los estadunidenses acusan que los policías federales nunca se identificaron al momento de atacarlos; rechazan la línea de la confusión
Arturo Ángel / 24 Horas
El 24 de agosto pasado, agentes de la CIA fueron atacados de forma premeditada por policías federales cerca de Tres Marías.
En su declaración ministerial, rendida ante la Procuraduría General de la República (PGR), los estadunidenses que viajaban en la camioneta diplomática acusaron que los uniformados mexicanos nunca se identificaron y descartaron la teoría de la confusión.
Autoridades de la PGR detallaron a 24 HORAS el testimonio de los agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), el cual refuerza la línea de investigación respecto a la tentativa de homicidio y la posibilidad de una emboscada, a diferencia de lo de dicho por los policías arraigados, que sostienen que se trató de una confusión.
Los detalles de las declaraciones formales que rindieron los agentes de la CIA, vía asistencia jurídica desde los Estados Unidos, así como sus identidades, se mantienen bajo reserva debido a que ostentan la calidad de víctimas en la averiguación.
La titular de la PGR, Marisela Morales, declaró el fin de semana que lo ocurrido “no fue una cosa menor” y reiteró que la hipótesis de una agresión de la delincuencia organizada es una de las que se está considerando, aunque hizo énfasis en que todavía no se pueden adelantar conclusiones.
La emboscada
Los agentes de la CIA afirmaron que poco después de las ocho de la mañana del 24 de agosto, en el camino de terracería que lleva hacia la comunidad de Fierro del Toro, fueron interceptados por al menos dos camionetas particulares, sin ningún tipo de logotipo policial, de las que bajaron hombres vestidos de civil con armas largas, para exigirles que abrieran las puertas y descendieran.
Hoy se sabe que esas camionetas fueron una Voyaguer verde y una X-Trail amarilla, que durante varias semanas estuvieron ocultas en inmuebles del Distrito Federal y de Hidalgo. Ambas ya están a disposición de la PGR.
Dado que los civiles no se identificaron en ningún momento como policías federales, los estadunidenses sostuvieron que se negaron a bajarse, por lo que acto seguido comenzaron los disparos en contra del vehículo diplomático en el que se encontraban y la persecución que ya fue documentada.
Los peritajes, que también obran en el expediente, evidenciaron que durante un trayecto de cinco kilómetros y aun cuando ya se había detenido, la camioneta recibió más de 130 disparos en distintos puntos del chasis, incluyendo la parte superior, lo que terminó por vencer el blindaje.
Ante el Ministerio Público, los agentes de la CIA negaron que ellos estuvieran armados o que hubieran realizado cualquier otra acción que ameritara el grado de ataque que recibieron. Dijeron estar convencidos que el objetivo no era detenerlos sino atentar contra su vida.
Con estas declaraciones se refuerzan también los señalamientos ministeriales recabados hace varias semanas al capitán de la Marina que acompañaba a los extranjeros el 24 de agosto, quien sostuvo que fueron atacados de forma premeditada cuando se dirigían a una instalación naval en el área.
En sentido contrario se ubican las declaraciones de los 14 policías federales arraigados actualmente, y de varios agentes más que comparecieron en calidad de testigos, los cuales sostienen que en la zona donde ocurrió el incidente estaba en marcha un operativo antisecuestro, y que en ese contexto se quiso detener el vehículo diplomático el cual no acató la instrucción que se le dio.
La PGR confirmó el fin de semana que los estadunidenses agredidos son servidores públicos de ese país, con lo que quedó descartado que se tratara de contratistas particulares como se manejó inicialmente en algunas versiones.
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