Partido de Espino, partido de Peña


Álvaro Delgado

Detrás del pretencioso discurso de unidad entre derecha e izquierda –“nos hemos propuesto poner fin a 200 años de confrontaciones políticas por diferencias ideológicas”–, los expanistas y experredistas que formarán el Partido de la Concertación Mexicana, anunciado por Manuel Espino, tienen un objetivo nítido: Ser parte del proyecto del priista Enrique Peña Nieto.

Pronto se sabrá si esta nueva formación política gozará del pleno patrocinio del poder para ser otro de sus soportes, y beneficiarios, pero por lo pronto el propio Espino ha puesto ya el sello pro Peña al partido que seguramente presidirá: “(Será) no de oposición al régimen, sino de cooperación responsable en todo cuanto sea para bien de los mexicanos”.

Si no se opondrá a Peña, y por lo visto tampoco al PRI, sí tiene muy claros adversarios: “(Seremos) un partido formador de conciencia comunitaria, de responsabilidad solidaria y subsidiaria, nunca una organización demagógica ni populista, tampoco electorera y facciosa, mucho menos de preponderancia caciquil, autoritaria o mesiánica”.

Espino no los llamó por su nombre, pero es muy claro que los antagonistas del nuevo partido serán, precisamente, los partidos de los que proceden sus promotores, PAN y PRD, pero sobre todo el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), de Andrés Manuel López Obrador, el único que no ha reconocido la legitimidad de Peña por los vastos recursos que usó.

Porque, más allá de la retórica, lo que une a este amasijo de políticos variopintos es justamente Peña Nieto, a quien se le sumaron en plena campaña –en un acto que éste mismo pagó– y desde entonces crearon el embrión del proyecto, que sin duda tendrá implicaciones en el tablero político.

El objetivo de Concertación Mexicana no es sólo modernizar el sistema de partidos, sino proceder a desmantelarlos y, como dijo Espino, ir por “la suplantación paulatina de los que se han quedado en la obsolescencia o dejado de representar los intereses del pueblo”.

¿Qué tan serias serán las implicaciones en el corto, mediano y aun largo plazos para los partidos existentes? Si se pondera la biografía de sus principales promotores, la respuesta es que fracasará, porque salvo Espino –quien ha sido el más exitoso presidente del PAN, del que fue expulsado–, el grueso de los políticos jamás han ganado realmente nada.

Ni siquiera Rosario Robles –ya en el equipo de Peña– puede ufanarse de arrastrar multitudes, porque fue jefa de gobierno por decisión de Cuauhtémoc Cárdenas, y los hermanos René Arce y Víctor Hugo Círigo conquistaron sus espacios por la lógica facciosa de los Chuchos, hasta que optaron por el oficialismo priista.

Apenas el año pasado, ambos ofrecieron 100 mil votos a Eruviel Avila en las elecciones del Estado de México a cambio supuestamente de la creación de un Instituto de Economía Social y Solidaria, que ni siquiera se ha creado, y desde entonces se volvieron propagandistas de Peña.

Otro político aliado de Espino que tiene experiencia en el fracaso es Jorge Carlos Díaz Cuervo, quien en 2002 fundó, junto con el experredista Jorge Alcocer, el partido Fuerza Ciudadana, que perdió su registro en 2003, y luego presidió el Partido Socialdemócrata, que también lo perdió en 2009.

Teresa Guadalupe Vale Castilla, quien se hace llamar Tere Vale, tiene una biografía política semejante: Fue candidata a jefa de gobierno en 2000 por Democracia Social, que desapareció, fue directiva y candidata a jefa delegacional en Miguel Hidalgo de Alternativa Socialdemócrata, que también desapareció por falta de apoyo popular.

Junto a estos personajes, que se identifican con la izquierda, se encuentran dos de la derecha: Uno es Fernando Garza, exalcalde panista de Guadalajara que, el 1 de julio, fue candidato perredista a gobernador de Jalisco y sólo obtuvo 4 puntos.

Otro es René Bolio, un expanista que intentó fundar el partido Movimiento de Participación Solidaria, cuyos principales promotores son miembros juramentados de El Yunque, la organización de ultraderecha de plena vigencia.

Además de Bolio, coordinador de la precampaña de Alberto Cárdenas, en 2005, y estrecho colaborador de José Luis Luege, director general de la Comisión Nacional del Agua, otro promotor del nuevo partido fue Fernando Rivera Barroso, secretario de Educación en el gobierno que Vicente Fox en Guanajuato y asesor en “valores” de Reyes Tamez, exsecretario de Educación.

Justamente sobre ese nuevo partido hablé con Espino, en agosto de 2007, siendo aún presidente del PAN. No sólo negó tener algo que ver con el proyecto, sino que aseguró que expulsaría a los militantes que lo promovían.

“Es una señal inequívoca de traición”, me dijo en entrevista para Proceso, en la que se detalló a los promotores del nuevo partido, entre ellos empresarios como Lorenzo Servitje y Patricio Slim Domit. “Esos hijos de la chingada, y así ponlo, tienen sus intereses”.

–¿Quiénes?

–Los del Yunque.

–¿Cecilia Romero, José Luis Luege, César Nava?

–Los que sean del Yunque.

–¿Usted mismo?

–No. Yo soy gente decente.

Ahora algunos de “esos hijos de la chingada” y muchos más están en Concertación Mexicana…

Apuntes

El trámite de Concertación Mexicana para lograr el registro como partido político correrá en paralelo al de Morena, de López Obrador, porque así lo establece la legislación, pero lo interesante será cómo actuarán las autoridades electorales ante ambos proyectos, ya con Peña en el gobierno… Dijo Espino el sábado: “Al unirnos, nosotros somos México, no una parte, no una vertiente, no un color, sino todos. Venimos del norte y del sur. Pero también de lo que suele llamarse izquierda y derecha. Hoy la patria une sus dos manos. Hoy México se reconcilia consigo mismo. Las ideas por las que antaño México fue a la guerra, hoy se congregan alrededor del concepto de pluralidad constructiva.” Tal cual.

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