Obama y sus lacayos en el mundo han trabajado contra Chávez y América Latina

Pedro Echeverría V.

1. El gobierno yanqui tiene metido pies y manos en las elecciones de Venezuela; lo mismo se puede decir de sus lacayos en el mundo que se valen de todo para que Hugo Chávez sea derrotado. Un triunfo de Hugo Chávez significa el fortalecimiento de las luchas independistas de América, es crear ánimos para seguir luchando con tesón en el mundo –aunque de manera lenta y con algunos retrocesos- así como la demostración de que el antiimperialismo sigue avanzando. Una victoria del chavismo, de la política popular del gobierno venezolano, reafirmaría un modo de hacer política que es ejemplo para los pueblos de Latinoamérica y el mundo, pero más importante, seguir caminando hacia el desprendimiento de la dominación del imperio de EEUU en esta región que pertenece a los pueblos explotados y oprimidos.

2. Por el contrario, ¿qué significaría un triunfo del empresario Henrique Capriles que es –indiscutiblemente- un representante del empresariado y del poderoso gobierno de Obama? Capriles –junto a Carmona- fue uno de los líderes golpista de 2002 y de los que agitaron a los empresarios petroleros en siguiente año buscando que Chávez dejara el gobierno. La realidad es que un triunfo de este empresario trasnacional solo podría significar el regreso de la burguesía y el imperio al gobierno y un terrible retroceso para Venezuela y Latinoamérica; además –como ya se ha dicho- se convertiría en ejemplo y modelo para que los yanquis sigan avanzando por el camino fácil del derrocamiento o desconocimiento de gobiernos del continente. Si gana Capriles –a lo que hay que oponerse con fuerza- cambia para mal la historia.

3. Estuve en Venezuela hace dos años, me tocó participar en la gigantesca marcha y el mitin del primero de mayo y, al mismo tiempo, pude ver la campaña en las calles de venta y compra de dólares, de “escasez” y encarecimiento de productos provocados por los empresarios antichavistas, las campañas que la clase media hacía contra Chávez tratando de desprestigiar su gobierno. Incluso estuve en una embajada que me recibió con amabilidad y pude confirmar la campaña que sutilmente se hacía en su interior contra el gobierno de Chávez. En aquellas semanas me pareció que el chavismo era fuerte, que tenía un gran acceso a los medios de información y que no había posibilidad de que la oposición se fortalezca; sin embargo los empresarios y el imperio yanqui nunca han dejado de trabajar en contra del gobierno.

4. Si gana Chávez mañana domingo –como deseo y pienso que sucederá- su victoria deberá servir para reflexionar a fondo sobre las transformaciones profundas que requiere Venezuela si de construir el socialismo se trata. No puede seguir el gobierno de Chávez con pequeñas reformas dentro del marco del capitalismo para satisfacer a una clase media víctima de una educación burguesa que descansa en el consumismo y la competencia por poseer más. Deberá comenzar a planear “la expropiación de los expropiadores”, es decir, que sectores claves de la economía, que de manera abierta tienen alianzas con el imperio, sean sustituidos por empresarios “nacionalistas” que le tengan respeto o cariño a los trabajadores. El pueblo mayoritario venezolano aplaudirá a sus gobernantes si éstos son capaces de comunicarles y consultarles sus medidas.

5. Espero que la inmensa mayoría de la población vote por Chávez y que la burguesía –como se merece- se dé otra vez un duro golpe contra la pared. Los demócratas proimperialistas denuncian a Chávez porque lleva ya 12 en el gobierno. Entienden como democracia el simple sistema electorero que cada cuatro o seis años sustituye a un títere empresarial por otro. En México llevamos 100 años practicando esa “democracia” (desde Francisco Madero en 1911 hasta Felipe Calderón en 2012) y la inmensa mayoría de la población vive en la pobreza y la miseria mientras un puñado de multimillonarios se queda con el botín. La “democracia representativa” lo único que garantiza en sus elecciones de cada tres o seis años, es la dictadura de la burguesía. Ante ello prefiero el gobierno de los trabajadores, aunque se tarden más años en imponer la igualdad y la libertad. (6/X/12).

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