Salvador García Soto
Sin explicar a detalle qué es exactamente lo que propone, Enrique Peña Nieto viene repitiendo desde su campaña y ahora como presidente electo que, dentro de su política de seguridad, una de las acciones inmediatas será la creación de un cuerpo de “Gendarmería” que reforzará las labores de seguridad pública en el territorio nacional. Apenas la semana pasada desde Francia, de donde tomó en parte el modelo, el futuro mandatario volvió a hablar de la que sería su creación para tratar de revertir la ola de violencia que afecta a varias regiones del país.
¿Pero qué es exactamente la “Gendarmería”, tal y como la planean en el equipo de Peña Nieto? Se trata de un cuerpo de policías especializados que tendría bajo su jurisdicción las áreas rurales del país y que se encargaría de patrullar y perseguir el delito en todos los territorios no urbanos -desde las afueras de las grandes ciudades hasta la sierra, rancherías y comunidades apartadas- en las que el abandono de las actuales policías federales, estatales y municipales ha hecho que proliferen toda clase de actividades criminales, desde el narcotráfico, en plantíos, almacenamientos y hasta laboratorios, hasta el secuestro, el abigeato y otra clase de delitos.
La idea surgió de los modelos que operan en otros países como Francia o España, y se basa en un análisis de la Secretaría de Seguridad Pública Federal que ubica que 93% de los delitos que se comenten actualmente en México corresponden al fuero común (1 millón 690 mil delitos en 2011), mientras que los delitos federales corresponden a 7% del total (133 mil delitos). Mientras los delitos federales están siendo enfrentados, los de la delincuencia común o incluso delincuencia organizada que opera en los estados permanecen impunes y no hay en estos momentos un cuerpo de seguridad que les haga frente en estados y municipios.
De ahí la idea de crear una policía rural, que eso sería la tan llevada “Gendarmería” a la que finalmente se opta por llamarla así para evitar que la gente la asocie con las policías municipales o incluso las estatales que están tan deterioradas en su imagen. La palabra “gendarme” es más aceptada por la población y la idea es volverla un cuerpo policiaco “amigable” para los habitantes de las zonas rurales.
Se estima que en México casi 50% de la población total se ubica en comunidades de menos de 18 mil habitantes que representan 93% del total de los asentamientos humanos que se ubican, en la mayoría de los casos, dispersos en el territorio nacional. Otro 7% corresponde a las ciudades y zonas urbanas que concentran, a pesar del escaso territorio que ocupan, la otra mitad de los habitantes del país en comunidades que superan los 18 mil habitantes. La cobertura de seguridad de las comunidades urbanas se logra en los tres niveles de gobierno, mientras que en las zonas rurales, salvo los patrullajes del Ejército o la Marina, no hay cuerpos policiacos que vigilen esas áreas.
El problema que tiene Peña Nieto es cómo resolver el tema del reclutamiento y la logística, infraestructura y equipo para echar a andar la Gendarmería que, según su discurso, sería parte de los cambios urgentes a la estrategia federal de seguridad. Una posibilidad que se analizan es ocupar para el nuevo cuerpo a los 35 mil militares del Ejército que actualmente realizan labores de policías municipales en ayuntamientos del país. Son soldados que, ante la disolución o infiltración de corporaciones municipales, se les envió a apoyar a los alcaldes pero pertenecen a las Fuerzas Armadas. La idea sería que esos 35 mil soldados, ya capacitados para labores de policías civiles, pasaran a formar parte del cuerpo de gendarmes, previo acuerdo con la Defensa, para cubrirle sus plazas con presupuesto para la contratación de nuevos soldados y también transferir toda la infraestructura y los equipos -camionetas, patrullas y armamentos-al nuevo cuerpo federal.
Ese sería el principal obstáculo que pudiera enfrentar la “Gendarmería” de Peña Nieto: convencer al Ejército de que acepte transferir -como ya lo hizo cuando se creó la PFP- a miles de plazas militares y la infraestructura correspondiente a cambio de que se le cubra eso con presupuesto. Si lo logra, veremos recorrer, por las sierras, los ranchos y los montes, a los gendarmes de Peña.
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