Pedro Echeverría V.
Mi amigo –por Internet- Andrés Zuno me ha hecho ver que su padre, José Guadalupe Zuno (siendo gobernador de Jalisco) fue el creador del primer tecnológico del país allí en 1925, antes que Lázaro Cárdenas creara en 1937 el Politécnico, según mi artículo. Su observación me obligó a revisar la información histórica de aquellos primeros años de la década de los veinte que representó –de acuerdo a mi concepción- el momento más alto de la Revolución Mexicana, gobernado por el presidente Álvaro Obregón (1920-1924) y gobernadores que demostraron su radicalismo: Carrillo Puerto (Yucatán), Adalberto Tejeda (Veracruz), Garrido Canabal (Tabasco), Francisco Múgica (Michoacán), Félix Flores-Castillo Lanz (Campeche).
2. El magno interés por la Revolución Mexicana ha llevado a que se escribieran más de cinco mil libros y millones de ensayos a su alrededor. Esquemáticamente hubo dos revoluciones: la maderista (1910-13) y la carrancista o constitucionalista (1914-17); pero ni Francisco Madero ni Venustiano Carranza pudieron gobernar porque los problemas político-militares se los impidieron. Fue durante los gobiernos de Obregón, Elías Calles (1924-28) y de Lázaro Cárdenas (1934-40) cuando la Revolución concluye con sus últimas demandas o tareas. Fue a partir de los cuarenta con la guerra mundial, la ONU, el urbanismo y la dependencia hacia los EEUU, cuando el país decidió su camino capitalista siguiendo a los imperios.
4. Pienso, y lo he publicado varias veces, que las revoluciones han tenido –de manera general- de siete a 10 años de vida real, tanto la francesa, como la rusa, la mexicana o la cubana; luego comienza su afianzamiento al sistema de la clase dominante con constituciones, leyes, reglamentos, amenazas y hombres fuertes, que terminan dividiéndola y asesinándola; por eso hay infinidad de ejemplos: Robespierre y Dantón, Stalin y Trotski, Carranza y Zapata, en el caso de la cubana Fidel afianzándose ante el poder del imperialismo. Esto de frenar las medidas revolucionarias se ha debido, al parecer, a la enorme fuerza del capitalismo, a la necesidad de adaptarse a la realidad y a la falta de conciencia de la población.
5. ¿Y qué pasó en los veinte en México? Que el “grupo Agua Prieta”, dirigido por Obregón, De la Huerta y Calles, fue el “usufructuario”, es decir, se quedó con la revolución después del asesinato del presidente Carranza a mediados de 1920 y, siguiendo al grupo “Agua Prieta” surgieron los gobernadores revolucionarios y líderes del tipo Díaz Soto y Gama que mantuvieron un profundo radicalismo en un México que debía construirse todo contra las viejas estructuras e ideas derechistas, conservadoras y autoritarias del Porfiriato. La realidad es que el radicalismo surgió porque todo había que cambiar en Yucatán, Veracruz, Tabasco, Campeche, en la República entera porque el régimen semifeudal porfirista debía ser enterrado.
6. La realidad es que aunque se hayan expresado muchas ideas radicales, jacobinas, incluso socialistas, por los Soto y Gama, Múgica, Carrillo Puerto o Garrido Canabal en sus respectivos estados, lo que se buscaba era la consolidación de la revolución burguesa desde la élite del poder sin la participación consciente de la población. Y es que el gobierno era el poder porque no existía una gran burguesía desarrollada en la industria, los bancos o el gran comercio. El exzapatista Soto y Gama, los obregonista Múgica, Zuno, Tejada, Carrillo Puerto o Castillo Lanz, al plantear demandas y poner acciones en práctica acciones, lo hacían desde arriba, desde su gobierno, y los trabajadores sólo participaban como apoyo.
7. Si examinamos uno por uno a los gobernadores y líderes de los años veinte, en especial del periodo obregonista, nos encontraremos con lenguajes y proyectos totalmente radicales como los del mismo bolchevique Lenin que vivió como dirigente ruso aquella época. Sin embargo la distancia entre lo que se pensaba, se deseaba y se hacía siempre fue muy grande. El sistema capitalista mundial terminó imponiéndose en todos lados y los trabajadores siguen viviendo –más de la mitad- en la miseria. Eso pudo hacerse, como dice mi amigo Jesús, son ensayos sociales que buscan cambiar sistemas pero que no lo logran. Hay que seguir con estos experimentos pensando en que en uno de ellos se acabará el capitalismo.
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