Juan Carlos Cruz Vargas / Apro
Las letras que dejó plasmadas el periodista Miguel Ángel Granados Chapa en su libro Buendía. El primer asesinato de la narcopolítica en México “nos sacude, para recordarnos las raíces de esta historia que hoy vivimos: la penetración del crimen organizado en las estructuras políticas y policiacas de hoy”, aseguró la periodista Carmen Aristegui.
Las casi 200 personas que acudieron a la presentación del libro póstumo del fundador y colaborador de Proceso, soltaron exclamaciones de sorpresa ante la declaración que hizo Aristegui, quien enseguida cuestionó:
“Al recordarnos el asesinato de Buendía –registrado el 30 de mayo de 1984–, nos coloca frente a nuestro espejo, frente a la realidad mexicana hoy. Si el caso Buendía es el primer asesinato de la narcopolítica en México. Si eso era el gatear de una historia en México, ¿en dónde andaremos parados?”.
Acompañada por Tomás Granados, hijo del autor de la columna Plaza Pública; del editor Ariel Rosales; del escritor Tomás Tenorio; así como del periodista José Reveles; la conductora de radio también desató aplausos:
“¿Qué nos quiso decir Miguel Ángel con esta historia?” –se preguntó Aristegui e inmediatamente contestó:
“Cuando hablamos del asesinato de Manuel Buendía, hoy, tantos años después, tenemos que recordar a los otros periodistas asesinados en el camino”.
Carmen Aristegui denunció que en la actualidad se han roto las fronteras y la tarea de la prensa libre, “que va de la mano con la libertad de expresión y las tareas del gremio de Miguel Ángel no puede ser desplegada a plenitud en un país como en el que hoy vivimos…”.
“Así de profunda es la crisis que se vive en el país y que registra el texto de Granados Chapa (reseñado por Proceso en su edición 1876, actualmente en circulación).
Aristegui recordó que México tiene “una lista muy larga” de periodistas asesinados, desaparecidos, censurados, autocensurados.
Pero el país no sólo sufre los reporteros ultrajados. “También –continuó–, estamos frente a un país en donde hemos vistos una decena de muertes anónimas, impunes, de un estado de justicia colapsado, todo eso es lo que nos lleva a la gran pregunta”.
Reflexiones compartidas entre los presentes, y los que a través de circuito cerrado, escuchaban a la presentación del libro en el FCE.
Aristegui calificó como “una joya”, la entrevista hecha por Granados Chapa al actual senador del Partido del Trabajo, Manuel Bartlett, en la que a través de correspondencia le cuestiona sobre el asesino intelectual de Buendía, José Antonio Zorrilla Pérez.
Ese hecho fue la raíz de la narcopolítica “que llegó para quedarse”, según Reveles.
El periodista especializado en narcotráfico abundó al explicar que la obra de Granados Chapa expone cómo los gobiernos son “cómplices, ineptos, subordinados, del encubrimiento de la autoridad hacia el comercio de las drogas”.
Para empezar, Reveles criticó al entonces presidente Miguel de la Madrid, quien después del asesinato de Manuel Buendía se quedó “perplejo, pasmado, lento, atolondrado e irresponsable”.
El mismo mandatario, quien dijo a Carmen Aristegui en una entrevista que la justicia estorba para ejercer el poder y que la impunidad también era necesaria para los poderosos.
“Fue también ese presidente quien palomeó a Zorrilla… Pudo así, vivir a sus anchas en los siguientes años del asesinato y luego la justicia lo absolvió”, comentó el columnista de El Financiero.
“Si usted nunca supo y no se atrevió a preguntar sobre Fernando Gutiérrez Barrios, Manlio Fabio Beltrones, Javier García Paniagua, Emilio Gamboa Patrón, Jorge Díaz Serrano, Manuel Bartlett, Francisco Galindo y muchos otros especímenes del pasado y del presente, lea este libro.
“Le garantizo que saldrá más informado que 300 noticieros de Televisa”, bromeó Reveles ante el público asistente que se sumergió en risas.
Así fue la presentación del libro de Granados Chapa, a un año de su fallecimiento. Un texto que fue concluido por su hijo Tomás, quien reconoció “desobediencia filial”, porque su padre no publicaba obras inconclusas, confiesa el mismo Tomás Granados.
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