Hugo Chávez consigue la relección con 54.4% de votos


- Tercera relección de Chávez
- Holgada victoria de Chávez con una ventaja de 10%
- ¡Gracias a mi amado pueblo!, dice el presidente ante la multitud
- Para saber ganar hay que saber perder, reconoce Henrique Capriles
- Según analistas el derrotado es el indiscutible líder de la oposición

Arturo Cano / Enviado La Jornada

Un par de horas antes de que la autoridad electoral dé los resultados oficiales, se caen las caras en el cuartel general del opositor Comando Venezuela. Se han filtrado los primeros resultados que dan la victoria al presidente Hugo Chávez y en los pasillos los dirigentes de la oposición teclean frenéticamente en sus celulares y sueltan frases como: Va a decir (Henrique Capriles) que ganamos políticamente, aunque no electoralmente.

Poco después, la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, hace oficial el resultado: Hugo Chávez Frías es relecto con 7 millones 444 mil 82 votos (54.52 por ciento) contra 6 millones 151 mil 544 (44.97) de su contrincante, con 90 por ciento de las actas contabilizadas (porcentajes similares a los adelantados en estas páginas hace unos días).

¡Gracias a mi amado pueblo! ¡Viva Venezuela! ¡Viva Bolívar!, responde de inmediato el relegido (por tercera vez) en su cuenta llamada @chavezcandanga.

Un par de horas más tarde, Hugo Chávez sale al balcón del Palacio de Miraflores y entona, a capela, el himno nacional venezolano. La multitud que ha comenzado a reunirse desde temprano lo sigue con fervor.

¡Viva Venezuela! ¡Viva el 7 de octubre! ¡Viva la revolución bolivariana!, dice, antes de anunciar que votaron por él más de 8 millones y que la diferencia es superior a 11 puntos.

¡Uh, ah, Chávez no se va!, se le entregan sus seguidores.

Flanqueado por dos de sus ex vicepresidentes, José Vicente Rangel y Jorge Rodríguez, y por el vicepresidente en funciones Elías Jaua, Chávez se dirige también a sus críticos de fuera: Hoy hemos demostrado que nuestra democracia es una de las mejores del mundo, ¡y lo vamos a seguir demostrando!

Poco antes ha salido al ruedo Henrique Capriles Radonski, con una doble encomienda: reconocer que el voto popular no lo favoreció y asumir el liderazgo de la primera oposición con posibilidad real de disputarle a Chávez el poder por la vía electoral.

Para saber ganar, hay que saber perder. Para mí lo que el pueblo diga es sagrado, dice, agradece los votos recibidos, en medio de la ovación de sus partidarios y de decenas de periodistas nacionales y extranjeros (había más en el cuartel opositor que con el oficialista Comando Carabobo).

Capriles se asume demócrata a carta cabal, felicita al mandatario relecto y le pide que ojalá lea con grandeza la expresión de nuestro pueblo el día de hoy. Hay un país que tiene dos visiones y ser un buen presidente significa trabajar por los problemas de todos los venezolanos.

Aunque en su propio partido se han multiplicado las tendencias y las tensiones, Capriles se erige desde ahora, según analistas venezolanos, en el indiscutible líder de la oposición a Chávez. Una de las preguntas de la prensa va en ese sentido, y Capriles se niega a responder de frente, aunque dice: Yo dejé el alma en este proceso y creo que me gané la confianza de millones de venezolanos.

Dos datos destacan en el balance preliminar: una envidiable participación de casi 81 por ciento y que el presidente Chávez –quien asumirá su siguiente mandato el 13 de enero de 2013– no alcanzó su meta de 10 millones de sufragios.

El ingrediente histórico es que la votación de Hugo Chávez no tuvo un incremento espectacular de sufragios. Aunque falta 10 por ciento de los datos, puede recordarse que hace seis años Chávez ganó con 7 millones 309 mil 80 votos. Su contendiente de entonces, el zuliano Manuel Rosales, candidato de la mayor parte de la oposición, obtuvo 4 millones 292 mil 466 sufragios. Dicho de otro modo: Chávez ha rebasado con unos 700 mil votos su techo electoral, mientras la oposición, con Capriles, cosechó 2 millones de votos más.

Capriles va a jugar sus más de 6 millones de votos no dentro de seis años, sino dentro de tres meses. A mediados de diciembre se celebran elecciones regionales: los venezolanos votarán 23 gubernaturas, el distrito capital y más de 200 legisladores locales y dos alcaldes metropolitanos.

Quizá con esa elección en mente, al comparecer ante sus seguidores Chávez anuncia que triunfó en 20 entidades del país, incluidos bastiones de la oposición como Zulia, Carabobo, Miranda y el Distrito Capital.

Los dos candidatos votaron al filo del mediodía y ambos se comprometieron a respetar los resultados. Chávez lo hizo en el barrio popular 23 de enero, donde lo acompañaron la ex senadora colombiana Piedad Córdoba y Lucía Topolanski, senadora uruguaya y esposa del presidente José Mujica.

Reconoceremos los resultados sean cuales fueren, dice.

Capriles vota en Las Mercedes, donde se encuentran algunos de los mejores restaurantes de Caracas, y dice que acatará lo que el pueblo diga.

Siguen largas horas de tensa espera y de largas filas en los centros de votación, con incidentes menores, sobre todo por fallas en los sistemas automáticos de votación. Los propios equipos de campaña se encargan de minimizar los incidentes.

A las seis de la tarde, hora oficial de cierre de las mesas electorales, las televisoras muestran imágenes de largas filas de ciudadanos que no han podido votar.

Al filo de las siete, Armando Briquet, vocero opositor, ofrece una rueda de prensa y se muestra confiado: Hay suficientes motivos para estar contentos, dice.

Sin embargo, pide a los militares, encargados del orden en los comicios, que restrinjan a las manadas de motorizados que, dice, circulan por las calles de la ciudad amedrentando a los ciudadanos.

Que se traguen el ABC

Aunque ya se ha referido al tema, el enviado de la española Intereconomía le pregunta si tienen reportes, como él dice tenerlos, de grupos motorizados echando tiros al aire.

Unos minutos más tarde, hace lo propio el Comando Carabobo, el equipo de campaña de Chávez. La voz cantante la lleva el sicólogo Jorge Rodríguez, quien celebra la alta participación ciudadana y proclama: Esto es democracia, esto es la patria nueva, millones y millones que antes estaban excluidos de sus derechos y que ahora tienen voz y voto.

Una voz que parece fantasmal interrumpe en el sonido ambiente. Es Chávez, por teléfono. Pide paciencia, esperar los resultados oficiales con calma. Y aunque a esas alturas ya conoce su triunfo, dice: Reconoceremos los resultados sean los que fueren. Con madurez, con buena fe, y con disposición a seguir construyendo la patria bolivariana.

El comando de campaña en pleno lo escucha puesto de pie.

Chávez cuelga el teléfono. Un periodista pregunta si tienen conocimiento de que el diario español ABC ha dado a conocer una encuesta de salida que da a Capriles una ventaja de tres puntos (la encuestadora Varianzas, que había dado una cifra similar unas semanas antes de los comicios, es la fuente).

Responde Rodríguez: “El ABC debería tomar varias de sus portadas de los últimos días y hacerlas pedacitos para que se las trague el editor”.

La pirotecnia chavista

Desde temprano, los medios opositores destacan el hecho de que en Miraflores no estén preparando ninguna tarima, aunque, en rigor, en ocasiones similares Chávez nunca ha usado un templete, sino que siempre sale al balcón del pueblo, como hace esta noche para decir: Hoy ganó el pueblo venezolano, ganó América Latina y el Caribe.

El presidente, que va por su cuarto mandato que terminará en 2019, acusa recibo de las palabras de su adversario Capriles, a las que considera un paso muy importante para la paz y la convivencia en Venezuela.

Poco antes, Capriles había pedido al presidente respeto y consideración para casi la mitad del país que no votó por su proyecto.

Chávez, por su lado, le pide a Dios salud y vida –aunque se ha dicho totalmente curado del cáncer que se le detectó el año pasado– y reitera su promesa de ser mejor presidente en su nuevo sexenio.

A espaldas del cuartel general de la oposición hay un alto edificio que pertenece al estatal Banco Bicentenario, nacido en 2009 de la liquidación de entidades financieras a causa de malos manejos de sus dueños privados. Apenas se anuncia el resultado oficial, de la azotea del edificio disparan una lluvia de fuegos artificiales, durante más de 15 minutos.

Ni la burla perdonan.

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