Salvador García Soto
Una muestra más de lo fracturada que se encuentra la izquierda mexicana y lo débil que se está quedando el PRD, se produjo cuando los gobernadores que se reunieron con el presidente electo, Enrique Peña Nieto, prefirieron no asumirse como “mandatarios perredistas” y antes anunciaron la creación de un bloque de estados denominado “gobernadores progresistas”.
De ese modo, los gobernantes de cinco estados del país optaron por marcar cierta distancia del PRD, al tiempo que se acercaban al futuro presidente en busca de bordar una relación institucional necesaria y obligatoria para ellos en la que, por encima del partido que los llevó al poder, sostendrán un diálogo y negociación con el Ejecutivo federal con quien deben además gestionar los recursos necesarios para sus estados.
Los gobernadores de Oaxaca, Guerrero, Tabasco, Morelos y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, decidieron de último momento ir solos con Peña y que no los acompañara el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, quien había gestionado el encuentro. “Es una reunión con gobernadores nada más. En otra ocasión, cuando se reunió con Acción Nacional, estuvo su dirigente; nosotros tomamos un acuerdo de que iba a ser reunión con los gobernadores electos y constitucionales, y en su momento tendrá reunión, sin duda, o ya la han tenido con la dirigencia de los partidos”, explicó Gabino Cué, de Oaxaca.
La presencia de Miguel Ángel Mancera y no de Marcelo Ebrard fue algo pactado entre ellos y, al igual que en el caso de Arturo Núñez, la idea es que la relación con el presidente la llevarán a partir de diciembre los hoy mandatarios electos. Asistentes a la reunión privada aseguran que se trató de un encuentro “cordial e institucional” en el que Peña les ofreció una relación abierta y sin partidismos, en la que les pidió apoyar la negociación del presupuesto federal del próximo año.
En tanto, los mandatarios estatales defendieron la creación del bloque de “gobernadores progresistas” porque varios de ellos, aunque fueron postulados por el PRD, no son militantes formales de ese partido y los que lo son, mantienen reservas en cuanto al futuro inmediato del perredismo, tras el rompimiento con Andrés Manuel López Obrador. En el primer caso, de que no son militantes perredistas, están Ángel Heladio Aguirre, Gabino Cué y Miguel Ángel Mancera. Sólo militan en el partido Graco Ramírez, que pertenece a la corriente de Los Chuchos, y Arturo Núñez, quien no está claro si permanecerá en el partido o apoyará a López Obrador en la creación de Morena.
En cuanto a Peña Nieto, el acercamiento tiene que ver con lo que será su estrategia una vez que tome el poder, en la que negociará con la izquierda o con la derecha, según el tema de las negociaciones o las iniciativas o reformas que le interese impulsar en el Congreso. Para algunas propuestas -las de carácter económico- promoverán alianza con el PAN y para las iniciativas de corte social buscarán negociarlas con los partidos de izquierda, en una política de alianzas mucho más pragmática y menos ideológica.
NOTAS INDISCRETAS… No está claro aún si los diputados priistas avalarán los cambios que votó su partido en el Senado a la reforma laboral. Ayer se rumoraba en San Lázaro que había molestia en el círculo de Manlio Fabio Beltrones, aunque Emilio Gamboa asegura que habló antes de la aprobación con su amigo y compadre. Por lo pronto hay un hecho que podría dar luz sobre si los diputados estuvieron o no de acuerdo en el viraje de los senadores de su partido: ayer se iba a aprobar la Ley General de Contabilidad Gubernamental que envió el Senado y durante los trabajos de la subcomisión legisladores del PRI se reservaron seis artículos. Es decir, que la iniciativa ya no pasará tal cual la aprobaron los senadores y se las van a regresar desde San Lázaro, con lo que también esta reforma pierde la calidad de preferente. ¿Sería la respuesta de Manlio para el Senado?.. Los dados cierran semana. Escalera doble.
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