Durante su campaña, en el 2006, Felipe Calderón ofreció la creación de un millón de empleos anuales. Sin embargo, al final de su sexenio, el “presidente del empleo” deja 867 mil 271 desempleados más de los que había cuando inició su gestión.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en diciembre, cuando Enrique Peña Nieto tome posesión, habrá una tasa de desocupación de 5 puntos, 1.4 más que los 3.6 que había cuando el panista llegó al poder.
Las cifras del Inegi indican que en diciembre de 2006 había una Población Económicamente Activa (PEA) de 44.4 millones y el país tenía 1 millón 600 mil 891 desempleados.
En agosto de 2012, seis años después, el PEA es de 50.9 millones y 2 millones 468 mil 162 mexicanos sin empleo.
Lo anterior significa que se perdieron, en promedio, 396 empleos cada día del sexenio.
En enero de 2009 la recesión económica mundial –originada en Estados Unidos y que impactó a más de 150 países– disparó la desocupación de 4.4% a un récord histórico de 5% en la PEA. Ese fue uno de los peores momentos del empleo en la historia del país y ocurrió durante el sexenio del panista.
Cifras recientes dadas a conocer por el Inegi indican que en septiembre pasado, pese a que el desempleo disminuyó, los niveles de informalidad se dispararon al alcanzar una tasa de 29.35% de la población ocupada, lo que significa que unas 14.2 millones de personas laboran en condiciones precarias.
La informalidad fue de 29.35%, nivel superior al alcanzado en el mismo mes del 2011 cuando fue de 28.74%. Los mexicanos que trabajan en la informalidad son aquellos que no tienen acceso a salarios fijos, prestaciones laborales y seguridad social.
A la informalidad se suman las personas subocupadas que son aquellas que declararon tener la necesidad de laborar horas extras ante la insuficiencia de los salarios que perciben. En esta situación hay más de 4 millones de la población ocupada, que representa una tasa de 8.9%.
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