Martha Anaya
Ahora sí llegó el momento de las definiciones para conformar el gabinete. En los próximos días, nos comentan, Enrique Peña Nieto se abocará en buena medida a revisar nombres, cargos y distintas propuestas sobre quienes le habrán de acompañar en el arranque de su gobierno.
Hay una media docena de nombres bien firmes. Algunos de ellos, incluso, han sido ya sondeados a propósito de si aceptan tal o cual posición y están preparando sus propias ternas de quienes podrían ocupar posiciones bajo lo que sería su jurisdicción.
Por lo que nos cuentan, este primer gabinete del priista se forjará bajo la idea de que varios de sus personajes tendrán como principal misión sacar adelante las reformas que ha anticipado Peña (la Hacendaria y la de Pemex, primordialmente). De ahí que los elegidos en esos terrenos habrán de enfrentar un serio golpeteo, por lo que le llaman: el gabinete “de desgaste”.
De ahí que los perfiles en las áreas donde habrá reformas profundas se enmarcan más en el sentido de ubicar al frente a gente con mucha experiencia, gran capacidad de negociación y dispuestos a jugar sólo el inicio del partido. Algunos le llaman en broma “el gabinete desechable”, aunque a decir verdad, su papel será fundamental para lo que quiere lograr el mexiquense.
¿QUIÉN SE QUEDA EN EL PRI?- Otro de los temas que Peña Nieto tiene pendiente de resolver en los próximos días es quién se quedará al frente del partido. La definición urge porque la agenda priista es muy amplia. Tan sólo el próximo año hay 14 procesos electorales en los que se renovarán congresos y ayuntamientos.
Además, las elecciones para el tricolor no pintan nada fáciles en estados como Veracruz, Tamaulipas, Quintana Roo, Sinaloa, sino que además es muy probable que el PRI deba enfrentar de nuevo alianzas electorales entre PAN y PRD. Alianzas que, no olvidemos, les costaron tres gubernaturas (Oaxaca, Sinaloa y Puebla) hace tres años.
Y todavía más importante -y no sólo para los militantes del PRI-, será saber qué tipo de relación va a establecer el próximo presidente de la República con su partido. El último mandatario que ganó con las siglas del PRI, Ernesto Zedillo, marcó la famosa “sana distancia” y perdió el poder. Y el actual jefe de Estado emanado del PAN, dividió a su partido, perdió su apoyo y de paso la Presidencia de la República. El asunto, pues, no es el de un mero nombramiento más, es fundamental por sus implicaciones y por el mensaje que enviará con ello.
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CHECANDO LOS ESPACIOS.- La semana pasada, integrantes del gabinete de transición se dieron ya su vuelta por las distintas oficinas en las que operan funcionarios dependientes de la Presidencia de la República (Pinos, Palacio Nacional, oficinas en Constituyentes) para ver los espacios con los que cuentan y cómo y dónde podrían ubicarse los funcionarios entrantes.
Algunos espacios, por cierto, ya los encontraron vacíos, como aquellos de Constituyentes donde laboraba por recibo la gente de Luisa María Calderón que se abocaba al enlace con los estados.
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GEMAS: Regalito del coordinador de los senadores perredistas, Miguel Barbosa: “Si la posición de López Obrador (sobre la reforma laboral) es coincidente, pues lo celebraremos; pero si no, le dejaremos clara nuestra posición”.
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