Martha Anaya
Tuvieron la Cámara de Diputados rodeada de granaderos. Manifestantes en cada una de las puertas tratando de impedir el ingreso de los legisladores para evitar que se dictaminara la reforma laboral. Ellos mismos, los integrantes de la Comisión de Trabajo, se pasaron cinco horas encerrados argumentando a favor y en contra.
Y al final de cuentas -así de maravilloso fue-, nadie tenía claro qué es lo que habían discutido… ¿Documento de trabajo? ¿Documento marco? ¿Predictamen? ¿Proyecto de dictamen? ¿Proyecto de decreto?
Cada uno se refería al texto a su leal saber y entender. Pero no era una mera cuestión semántica -o de mera floritura, o de desconocimiento de los términos- lo que estaba en juego sobre la mesa en la sesión de trabajo, sino un intento por hacer pasar como proyecto de dictamen el texto entregado el lunes por la noche.
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ELUDIERON EL MAYORITEO.- Ya habían discutido durante dos horas cuál era el estatus del documento. Los priistas Ricardo Pacheco y Alejandro Micalco se aferraban a que era el proyecto de dictamen porque el documento había sido procesado por el presidente de la Comisión (Carlos del Olmo), tal como lo facultó la Junta de coordinación política.
Pero desde los partidos de izquierda se rechazaba como tal, acusaban “desaseo” de nueva cuenta, un procedimiento “amañado” por sus prisas, daban cuenta de las omisiones que contenía para poder ser considerado un proyecto de dictamen. Martí Batres (PRD) fue el más preciso. Citó tres carencias fundamentales que lo anulaban como tal: No contenía antecedentes, no estaba fundamentado y no incluía el impacto presupuestal.
Priistas y panistas palidecieron. ¿Los mayoritearían con llevar el punto a votación y ya? No se atrevieron. Consensaron entrar en materia, en obsequiarles algunos minutos más sus exposiciones por partido… ¡pero nunca quedó claro qué estaban discutiendo!
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¿QUIÉN QUITÓ EL ARTICULADO DE TRANSPARENCIA?- En medio de esa historia, la perredista Margarita Tapia insistía en que les dijeran quiénes (y de qué partido) habían solicitado que se quitara de la iniciativa preferente enviada por el Ejecutivo todo lo referente al apartado sobre transparencia sindical: “¿De quiénes fue la propuesta y la redacción?”, interrogaba. Nunca obtuvo respuesta.
Alejandro Carbajal, también del PRD, recuperaría la opinión de un especialista: Con la reforma planteada por Felipe Calderón, diría, se reduciría 10% la planta laboral en el país y aumentaría la pobreza real en 500 mil mexicanos más, en el primer semestre de su aplicación.
Carlos del Olmo interrumpió. ¡Imposible escuchar opiniones de los especialistas “porque tenemos que cumplir con los tiempos de la Constitución!”. En pocas palabras, no había tiempo para escuchar a nadie.
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¡NO VOTARON!- Lo genial de lo ocurrido ayer en la Comisión de Trabajo es que después de escuchar más de 50 intervenciones de representantes de todos los partidos, a la hora de la hora ¡no hubo votación!
Y entonces volvió de nuevo la pregunta: ¿qué discutieron? A saber. Pero hoy reanudarán a las 9:30 de la mañana.
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GEMAS: Obsequio del líder del STUNAM, Agustín Rodríguez, durante el Primer Café en Proyecto 40: “¿De dónde sacan que los trabajadores quieren que los exploten? ¿De dónde sacan eso?”.
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