Alberto Ramos García / A Fuego Lento
Pos, qué fin de la semana vamos a pasar, en distintas ciudades del país, millares de mexicanos se manifestaron su descontento contra la imposición del TRIFE y el retorno del presidencialismo imperial. Más allá de emprender una defensa ciega por y en nombre de Andrés Manuel López Obrador y su movimiento, buena parte de esa masa expresa su indignación contra el resurgimiento de un sistema político que en el 2000 se creía había sido herido de muerte.
Con más vidas que un gato, el PRI parece haberse levantado de aquel revés propinado por la sociedad civil al concluir el milenio, esa misma que engañada por la mercadotecnia prefirió favorecer al carismático candidato de la derecha y después, avergonzada, reconoció que Vicente Fox llegó para que todo siguiera igual.
En las marchas , la denuncia por la compra de votos fue el principal argumento de la indignación popular. Aparecieron las tarjetas de Soriana magnificadas con imágenes y textos sarcásticos, donde acusaban a la cadena de autoservicio de transar con el PRI para comprar la conciencia y de paso de promocionar la imagen de la famosa “gaviota” y del famoso copetudo.
También acusaron al PRI de emplear las peores artimañas en su macabro plan para quedarse a toda costa con la silla presidencial. El enojo era por el dispendio millonario, por la entrega de materiales de construcción, por condicionar el acceso a programas sociales mediante el chantaje de realizar obras públicas urgentes en las comunidades.
Es un movimiento distinto cualitativamente al de 2006. Sí se denunció el fraude, pero en esta ocasión ya no son sólo los grupos afines a López Obrador, al PRD o a la izquierda en general. Estaban ellos, pero también se diversificó la zoología humana al incluirse amas de casa, profesionistas, universitarios de instituciones privadas y públicas, personas de a pie, obreros, campesinos… Si bien el liderazgo es conducido por el #Yo soy 132, era el pueblo, en el sentido más amplio e incluyente del término, era una sola masa los que están ahí para hacerse oír.
Los medios de comunicación tampoco se escapan al escrutinio de los mexicanos pensantes, la reiterada crítica contra Televisa y sus frívolos contenidos. En la capital del país, algunos se separaron del contingente y, en respuesta a una transmisión abusiva so pretexto de la boda del cómico Eugenio Derbez, aparecieron los ruidosos reclamos contra la parcialidad de Televisa del #Yo soy 132, en la iglesia donde se oficiaría la ceremonia religiosa.
El evento desató en las redes sociales un abierto debate si tal aparición había sido un exceso del movimiento. Por la popularidad de Andrés Manuel López Obrador y la fuerza de los seguidores universitarios anti Peña Nieto, la mayoría de los mensajes publicados refieren un apoyo incondicional a cualquier intromisión que afecte la credibilidad de la televisora.
Existen pocos contrapesos y demasiada furia contra los resultados electorales. Aunque la decisión de Andrés Manuel López Obrador puede o no aceptar el resultado definitivo, los millones de seguidores del tabasqueño, el #yo soy 132 y los antipriístas sin vínculo con ninguna organización están dispuestos a jugársela por anular la elección.
El PRD mantiene prudencia y hasta el momento no se atreve a declarar el fraude, sin embargo las presiones de esta masa parecen imponer su estado de ánimo al líder de las izquierdas.
Mi percepción es que López Obrador está demasiado cansado de mantener su enfrentamiento contra el IFE, el gran capital y los poderosos de la nación.
Sin embargo su decisión ya no importa, con o sin él la inercia de una lucha que crece gradualmente amenaza la legitimidad del futuro presidente. El IFE y el TRIFE nunca transparentaron con detalle la limpieza del proceso electoral si así ocurrió, los mecanismos de operación de compra de voto del PRI, si así sucedió también. En ningún bando puede quedar la sospecha.
No se trata de acusar y tirar la piedra. La imagen de empresas como Soriana han quedado muy dañadas; si la comercializadora incurrió en delitos electorales, la FEPADE nunca se pronunció . Si han sido actos calumniosos, debió deslindarse responsabilidades.
Por desgracia, aún si las instituciones ofrecen las pruebas de la legalidad de la presidencia de Peña Nieto, millones de votantes seguirán cuestionando el dictamen final. Ni López Obrador podrá detener el descontento popular. Empieza el infierno para Peña Nieto: una presidencia sin mayoría legislativa, un permanente rechazo social y la urgencia por esconder los oscuros instrumentos de manipulación mediática y compra de votos. Que le quede claro al virtual ganador: La federación no es el impune Estado de México.
Finalmente :Como dijera, en su cuenta de twitter, @AlfredoJalife: ¿Hasta cuando y donde podrá resistir el monstruo totalitario los embates de la libertad y la democracia del Nuevo México al horizonte?…Nos leemos en la próxima cita, Dios mediante
Pos, qué fin de la semana vamos a pasar, en distintas ciudades del país, millares de mexicanos se manifestaron su descontento contra la imposición del TRIFE y el retorno del presidencialismo imperial. Más allá de emprender una defensa ciega por y en nombre de Andrés Manuel López Obrador y su movimiento, buena parte de esa masa expresa su indignación contra el resurgimiento de un sistema político que en el 2000 se creía había sido herido de muerte.
Con más vidas que un gato, el PRI parece haberse levantado de aquel revés propinado por la sociedad civil al concluir el milenio, esa misma que engañada por la mercadotecnia prefirió favorecer al carismático candidato de la derecha y después, avergonzada, reconoció que Vicente Fox llegó para que todo siguiera igual.
En las marchas , la denuncia por la compra de votos fue el principal argumento de la indignación popular. Aparecieron las tarjetas de Soriana magnificadas con imágenes y textos sarcásticos, donde acusaban a la cadena de autoservicio de transar con el PRI para comprar la conciencia y de paso de promocionar la imagen de la famosa “gaviota” y del famoso copetudo.
También acusaron al PRI de emplear las peores artimañas en su macabro plan para quedarse a toda costa con la silla presidencial. El enojo era por el dispendio millonario, por la entrega de materiales de construcción, por condicionar el acceso a programas sociales mediante el chantaje de realizar obras públicas urgentes en las comunidades.
Es un movimiento distinto cualitativamente al de 2006. Sí se denunció el fraude, pero en esta ocasión ya no son sólo los grupos afines a López Obrador, al PRD o a la izquierda en general. Estaban ellos, pero también se diversificó la zoología humana al incluirse amas de casa, profesionistas, universitarios de instituciones privadas y públicas, personas de a pie, obreros, campesinos… Si bien el liderazgo es conducido por el #Yo soy 132, era el pueblo, en el sentido más amplio e incluyente del término, era una sola masa los que están ahí para hacerse oír.
Los medios de comunicación tampoco se escapan al escrutinio de los mexicanos pensantes, la reiterada crítica contra Televisa y sus frívolos contenidos. En la capital del país, algunos se separaron del contingente y, en respuesta a una transmisión abusiva so pretexto de la boda del cómico Eugenio Derbez, aparecieron los ruidosos reclamos contra la parcialidad de Televisa del #Yo soy 132, en la iglesia donde se oficiaría la ceremonia religiosa.
El evento desató en las redes sociales un abierto debate si tal aparición había sido un exceso del movimiento. Por la popularidad de Andrés Manuel López Obrador y la fuerza de los seguidores universitarios anti Peña Nieto, la mayoría de los mensajes publicados refieren un apoyo incondicional a cualquier intromisión que afecte la credibilidad de la televisora.
Existen pocos contrapesos y demasiada furia contra los resultados electorales. Aunque la decisión de Andrés Manuel López Obrador puede o no aceptar el resultado definitivo, los millones de seguidores del tabasqueño, el #yo soy 132 y los antipriístas sin vínculo con ninguna organización están dispuestos a jugársela por anular la elección.
El PRD mantiene prudencia y hasta el momento no se atreve a declarar el fraude, sin embargo las presiones de esta masa parecen imponer su estado de ánimo al líder de las izquierdas.
Mi percepción es que López Obrador está demasiado cansado de mantener su enfrentamiento contra el IFE, el gran capital y los poderosos de la nación.
Sin embargo su decisión ya no importa, con o sin él la inercia de una lucha que crece gradualmente amenaza la legitimidad del futuro presidente. El IFE y el TRIFE nunca transparentaron con detalle la limpieza del proceso electoral si así ocurrió, los mecanismos de operación de compra de voto del PRI, si así sucedió también. En ningún bando puede quedar la sospecha.
No se trata de acusar y tirar la piedra. La imagen de empresas como Soriana han quedado muy dañadas; si la comercializadora incurrió en delitos electorales, la FEPADE nunca se pronunció . Si han sido actos calumniosos, debió deslindarse responsabilidades.
Por desgracia, aún si las instituciones ofrecen las pruebas de la legalidad de la presidencia de Peña Nieto, millones de votantes seguirán cuestionando el dictamen final. Ni López Obrador podrá detener el descontento popular. Empieza el infierno para Peña Nieto: una presidencia sin mayoría legislativa, un permanente rechazo social y la urgencia por esconder los oscuros instrumentos de manipulación mediática y compra de votos. Que le quede claro al virtual ganador: La federación no es el impune Estado de México.
Finalmente :Como dijera, en su cuenta de twitter, @AlfredoJalife: ¿Hasta cuando y donde podrá resistir el monstruo totalitario los embates de la libertad y la democracia del Nuevo México al horizonte?…Nos leemos en la próxima cita, Dios mediante
Comentarios