Alberto Aguirre M.
La dimisión de Andrés Manuel López Obrador como militante perredista sorprendió, pero por su corrección y su tersura; por su intención de provocar(se) el menor daño posible a los partidos que integraron al Movimiento Progresista y por el afán de esquivar cualquier polémica con los líderes de las corrientes más representativas del partido del sol azteca.
Desde mediados de la semana pasada, corrió la noticia de que el tabasqueño llamaría a la formación de otro partido político, de corte izquierdista. Se supo entonces que Dante Delgado puso a disposición del lopezobradorismo el registro que actualmente detenta el Movimiento Ciudadano, a condición de que lo dejaran ser el primer Presidente Nacional del futuro partido.
Pero -parafraseando al cineasta Epigmenio Ibarra, uno de los seguidores de López Obrador- ¿cómo construir una nueva formación política que no repita los vicios de los partidos tradicionales? Y lo que quizá sea más relevante, ¿cómo recuperar el impulso ético de la izquierda?
Ibarra, junto con el escritor Paco Ignacio Taibo y la activista social -y ahora diputada federal- Luisa María Alcalde se han convertido (quizá involuntariamente) en poderosos voceros del Movimiento de Regeneración Nacional. Sus comentarios, políticamente incorrectos, pero contundentes y mordaces, resuenan sobre todo en las redes sociales.
“La idea de retomar camino desde cero, desde abajo; sin chuchos ni chayos, hasta sin prebendas, me parece sabe a aire fresco”, twitteó el principal directivo de Argos, después del mitin dominical en el Zócalo.
En las horas previas al día de la ruptura de las izquierdas, Epigmenio sostuvo un interesante intercambio de opiniones -vía Twitter- con Jesús Ortega, después de que conociera la desaforada opinión del expresidente nacional del PRD sobre la escisión en ciernes. La salida de López Obrador, sostuvo Ortega, terminará con la “esquizofrenia política” que paralizó al PRD.
“¿Terminará la esquizofrenia o se abre -más allá de la izquierda asimilada al régimen- una opción real de transformación?”.
Ortega Martínez nunca ha rehuido al debate, aunque ocurra en foros virtuales. Y menos, tratándose de las perspectivas de la izquierda en México (de hecho, en un artículo aparecido en mayo pasado, en la revista El punto sobre la i, planteaba la posibilidad de que hubiera una separación, a la que seguiría la conformación de un Frente Amplio Democrático). Por eso, asumió el riesgo de que lo trollearan y respondió:
“El PRD debe seguir actuando dentro de la ley ¿hay que salirse del sistema de partidos para trasformar a México? No lo creo”, planteó en su cuenta @jesusortegam.
Y como ocurre a casi todos los que replican y tratan de debatir en las redes sociales, lo trollearon. No obstante, Ortega amplió algunos de sus comentarios. “Siempre he creído que debemos superar visiones añejas de una izquierda autoritaria, incapaz de entender la realidad del país”.
Involuntariamente -o quizá con toda la intención-, el último gesto político de López Obrador provocó una oleada de posturas y definiciones que primero tuvo visos de una operación de control de daños, dada la prisa de las sendas ruedas de prensa ofrecidas por legisladores perredistas para refrendar su militancia partidista.
“Uno escoge determinadas trincheras de acuerdo con la circunstancia personal de cada quien. En este caso Andrés Manuel tiene una visión (que) yo respeto, aunque no sé adónde lo vaya a conducir, otros tenemos otra visión y pues estamos utilizando aquellas trincheras a las que tenemos acceso”, sentenció el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, fundador junto con Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez del PRD.
“¿Quién será el Presidente del partido Morena?”, planteó irónico Guadalupe Acosta Naranjo, expresidente nacional del sol azteca. “Creo que debe ser AMLO ¿o será tal vez será Ricardo Monreal? Con el que sea, dialogaremos”.
“No se puede promover un movimiento antisistémico y al mismo tiempo formarse en la ventanilla del sistema para ingresar como partido”, opinó Fernando Belaunzarán, diputado federal.
“En un próximo Congreso Nacional se deberá generar una reflexión crítica, en vías de acercar al partido a la ciudadanía”, emplazó el senador Armando Ríos Piter.
#YomequedoenelPRD ni siquiera llegó a ser trend topic. Más allá de esas anécdotas, ¿Cuándo se escuchará la voz de los que se van a ir, de los muchos que aún no deciden con qué bando se quedarán?
EFECTOS SECUNDARIOS
VIRAL. Muy rápido se propagó en las redes sociales el video de la fiesta de cumpleaños de Luis Armando Reynoso López, primogénito del exgobernador de Aguascalientes y poderoso empresario. En el mejor de los casos, es la comprobación de los gustos -y excesos- de una generación de jóvenes que pueden ser cualquier cosa, menos ninis. Algunos datos de contexto: la fiesta fue en el rancho de la familia, en la capital hidrocálida, recientemente remodelado y, por lo que se observa, está pletórico de palmeras. Más de 1 millón de pesos gastó la familia -incluido el MiniCooper que colgaron arriba de la alberca- para goce y disfrute de casi 500 invitados, entre los amigos del festejado y de Graciela, su hermana. Aunque esta fiesta -dicen los que saben- quedó muy lejos de la que alguna vez ofreció a sus amigos el exgobernador cuando celebró su primer millón de dólares.
La dimisión de Andrés Manuel López Obrador como militante perredista sorprendió, pero por su corrección y su tersura; por su intención de provocar(se) el menor daño posible a los partidos que integraron al Movimiento Progresista y por el afán de esquivar cualquier polémica con los líderes de las corrientes más representativas del partido del sol azteca.
Desde mediados de la semana pasada, corrió la noticia de que el tabasqueño llamaría a la formación de otro partido político, de corte izquierdista. Se supo entonces que Dante Delgado puso a disposición del lopezobradorismo el registro que actualmente detenta el Movimiento Ciudadano, a condición de que lo dejaran ser el primer Presidente Nacional del futuro partido.
Pero -parafraseando al cineasta Epigmenio Ibarra, uno de los seguidores de López Obrador- ¿cómo construir una nueva formación política que no repita los vicios de los partidos tradicionales? Y lo que quizá sea más relevante, ¿cómo recuperar el impulso ético de la izquierda?
Ibarra, junto con el escritor Paco Ignacio Taibo y la activista social -y ahora diputada federal- Luisa María Alcalde se han convertido (quizá involuntariamente) en poderosos voceros del Movimiento de Regeneración Nacional. Sus comentarios, políticamente incorrectos, pero contundentes y mordaces, resuenan sobre todo en las redes sociales.
“La idea de retomar camino desde cero, desde abajo; sin chuchos ni chayos, hasta sin prebendas, me parece sabe a aire fresco”, twitteó el principal directivo de Argos, después del mitin dominical en el Zócalo.
En las horas previas al día de la ruptura de las izquierdas, Epigmenio sostuvo un interesante intercambio de opiniones -vía Twitter- con Jesús Ortega, después de que conociera la desaforada opinión del expresidente nacional del PRD sobre la escisión en ciernes. La salida de López Obrador, sostuvo Ortega, terminará con la “esquizofrenia política” que paralizó al PRD.
“¿Terminará la esquizofrenia o se abre -más allá de la izquierda asimilada al régimen- una opción real de transformación?”.
Ortega Martínez nunca ha rehuido al debate, aunque ocurra en foros virtuales. Y menos, tratándose de las perspectivas de la izquierda en México (de hecho, en un artículo aparecido en mayo pasado, en la revista El punto sobre la i, planteaba la posibilidad de que hubiera una separación, a la que seguiría la conformación de un Frente Amplio Democrático). Por eso, asumió el riesgo de que lo trollearan y respondió:
“El PRD debe seguir actuando dentro de la ley ¿hay que salirse del sistema de partidos para trasformar a México? No lo creo”, planteó en su cuenta @jesusortegam.
Y como ocurre a casi todos los que replican y tratan de debatir en las redes sociales, lo trollearon. No obstante, Ortega amplió algunos de sus comentarios. “Siempre he creído que debemos superar visiones añejas de una izquierda autoritaria, incapaz de entender la realidad del país”.
Involuntariamente -o quizá con toda la intención-, el último gesto político de López Obrador provocó una oleada de posturas y definiciones que primero tuvo visos de una operación de control de daños, dada la prisa de las sendas ruedas de prensa ofrecidas por legisladores perredistas para refrendar su militancia partidista.
“Uno escoge determinadas trincheras de acuerdo con la circunstancia personal de cada quien. En este caso Andrés Manuel tiene una visión (que) yo respeto, aunque no sé adónde lo vaya a conducir, otros tenemos otra visión y pues estamos utilizando aquellas trincheras a las que tenemos acceso”, sentenció el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, fundador junto con Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez del PRD.
“¿Quién será el Presidente del partido Morena?”, planteó irónico Guadalupe Acosta Naranjo, expresidente nacional del sol azteca. “Creo que debe ser AMLO ¿o será tal vez será Ricardo Monreal? Con el que sea, dialogaremos”.
“No se puede promover un movimiento antisistémico y al mismo tiempo formarse en la ventanilla del sistema para ingresar como partido”, opinó Fernando Belaunzarán, diputado federal.
“En un próximo Congreso Nacional se deberá generar una reflexión crítica, en vías de acercar al partido a la ciudadanía”, emplazó el senador Armando Ríos Piter.
#YomequedoenelPRD ni siquiera llegó a ser trend topic. Más allá de esas anécdotas, ¿Cuándo se escuchará la voz de los que se van a ir, de los muchos que aún no deciden con qué bando se quedarán?
EFECTOS SECUNDARIOS
VIRAL. Muy rápido se propagó en las redes sociales el video de la fiesta de cumpleaños de Luis Armando Reynoso López, primogénito del exgobernador de Aguascalientes y poderoso empresario. En el mejor de los casos, es la comprobación de los gustos -y excesos- de una generación de jóvenes que pueden ser cualquier cosa, menos ninis. Algunos datos de contexto: la fiesta fue en el rancho de la familia, en la capital hidrocálida, recientemente remodelado y, por lo que se observa, está pletórico de palmeras. Más de 1 millón de pesos gastó la familia -incluido el MiniCooper que colgaron arriba de la alberca- para goce y disfrute de casi 500 invitados, entre los amigos del festejado y de Graciela, su hermana. Aunque esta fiesta -dicen los que saben- quedó muy lejos de la que alguna vez ofreció a sus amigos el exgobernador cuando celebró su primer millón de dólares.
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