Pobre de nuestra política exterior

Martha Anaya

Tanto que se regodean los priistas con que ellos sí saben de política exterior, que para eso son bien duchos y no un desastre como los panistas; que ahora sí harán que México “retome el lugar que tuvo” en la escena internacional, según Emilio Gamboa.

Pero qué creen, la bancada del PRI en el Senado es de una pobreza lamentable en materia de política exterior.

¡Imagínense! En su estrenón ayer en la comparecencia de la secretaria de Relaciones Exteriores, la carta de presentación de los priistas fue Marcela Guerra Castillo. ¿Who? Una licenciada en administración de empresas que ha sido dos veces diputada federal, pero que por más agradable que sea -y lo es-, su especialidad no es la política exterior ni la diplomacia.

Sus otras cartas: Lucero Saldaña Pérez, poblana licenciada -también- en administración de empresas, con maestría en cuestiones de género. Lo suyo es, precisamente, las cuestiones de género, no la política exterior. Y Teófilo Torres Corzo, abogado y exitoso empresario de San Luis Potosí. En su currículum, lo más que se acerca a la política exterior es haber participado en algunas misiones comerciales.

Ese es hoy el nivel de los legisladores del tricolor en cuestiones internacionales. Nada que ver con figuras como las de Rosario Green, Fernando Solana o incluso Beatriz Paredes, que ocuparon escaños en esta Cámara desde la que se tutela nuestra política exterior.

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BALCONEADA A PEÑA NIETO.- Si en el Senado la situación da pena, en el equipo de Enrique Peña Nieto ocurre otro tanto. La balconeada que les dio el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, no fue gratuita: “Cuando el presidente de un país rechaza tu invitación y además te balconea, es porque algo hicieron mal y de mal modo”, nos diría un diplomático en funciones.

Y efectivamente así fue. El propio Funes contó a la prensa de su país que le había preguntado al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, si la reunión del próximo lunes en Guatemala -de Peña con los mandatarios centroamericanos- se había coordinado con él, pero éste le dijo que no, que Peña Nieto se la había solicitado al presidente de Guatemala, Otto Pérez.

La balconeada del salvadoreño no quedaría ahí, todavía agregaría con sorna: “Probablemente, aunque no estoy seguro, el protocolo del presidente electo mexicano no tiene conocimiento de que existe una presidencia pro témpore (del Sica), a través de la cual se cursan estas solicitudes…”.

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ÚLTIMA COMPARECENCIA.- En su última comparecencia ante el Senado, la canciller Patricia Espinosa escuchó toda una retahíla de calificativos a nuestra política exterior: Subordinada, sin dignidad, débil, entreguista, sumisa, inercial, evasiva, burocrática, cómplice, pro estadunidense radical.

Espinosa, como de costumbre, evadió preguntas incómodas. Sobre el tema más espinoso, la “emboscada” a los estadunidenses en Tres Marías, remitió a los legisladores a acudir por la vía bicameral al gabinete de Seguridad para ver si ellos les daban algunos detalles.

Lo mejor fue la solicitud de Manuel Bartlett (PT) y Manuel Camacho (PRD) para que les entregue una lista exhaustiva de los acuerdos interinstitucionales que autoridades de México y Estados Unidos han firmado, entre ellos los que permiten a elementos de la DEA y de otras agencias, operar en México.

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GEMAS: Regalito de la senadora del PAN, Laura Angélica Rojas: “Es falso decir que México ha perdido respeto y liderazgo en el mundo”.

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