Juan Carlos Cruz Vargas / Apro
La “marcha fúnebre” para enterrar la democracia llegó esta tarde-noche al lugar donde poco antes había sido ratificado Enrique Peña Nieto como presidente electo, la sede del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), y ahí, miles de universitarios sepultaron simbólicamente “al sistema que dio el fallo a favor del candidato priista”.
Sin embargo, cerca de las nueve de la noche el movimiento #YoSoy132 dio por terminada su protesta, debido a la detonación de petardos contra elementos de la Policía Federal (PF), quienes resguardaban con vallas metálicas las instalaciones del TEPJF.
De entre el contingente de jóvenes, un puñado de activistas, cubierto el rostro con bufandas negras, empezó a lanzar petardos a los uniformados, mientras pedían al resto de los universitarios pasar “de la protesta a la acción”.
Al segundo y tercer petardazo, comenzaron los empujones y los llamados de la mayoría de los estudiantes a rechazar los actos de provocación y reiterar el carácter pacífico de sus movilizaciones.
Luego de ello, decidieron dispersarse y dar por terminada la protesta.
Previo a ello, los integrantes de #YoSoy132 guardaron un minuto de silencio, cantaron el Himno nacional y dieron a conocer su posicionamiento ante el fallo del Tribunal Electoral.
Fue una definición clara: sepultar su democracia simulada y realizar una reconstrucción larga, pero posible y necesaria. Además de plantear la lucha por las instituciones al servicio del pueblo y no de la clase política.
Así llegó el contingente, formado por miles de voces, consignas, pancartas, miradas y pasos, a la sede del TEPJF. Jóvenes que caminaron más de diez kilómetros, procedentes de Ciudad Universitaria, al sur del Distrito Federal.
La marcha tomó el Eje 10 Sur, dobló por División del Norte, avanzó por la avenida Miguel Ángel de Quevedo; luego por Miramontes hasta llegar a Santa Anna, avenida que los llevó hasta el Tribunal donde fue ratificado el exgobernador del Estado de México.
El nombre del presidente electo fue mencionado reiteradamente en las consignas escritas de los universitarios: “¡Esta es una declaración de guerra, EPN no será presidente!”, “¡Más vale ser vencido diciendo la verdad, que triunfar con la mentira!”, “¡Peña no ganó el narco lo ayudó, fue el cártel de Televisa!”, acusaron.
Hasta alusiones a “ofertas” de Soriana aparecieron en la protesta, en que se vendía la “Presidencia de México a sólo $9.90 pesos”.
Y así, en más de dos horas de camino, los gritos y los sonidos de la marcha.
Al paso del contingente salieron, entre otros grupos, amas de casa, carpinteros, herreros, albañiles y todo aquel que le tocó laborar en esta tarde; incluso los automovilistas, a claxonazos, saludaban la movilización.
Era una verdadera fiesta en las calles del sur de la Ciudad de México, donde se repudió “la imposición de Peña Nieto” al ritmo, faltaba más, de Revolution, uno de tantos éxitos de los Beatles.
Pero al llegar al TEPJF, el ataúd que portaba la frase “Aquí yacen la justicia y la democracia, asesinadas por traidores a la patria. 1/julio/2012- 30/agosto/2012″ fue “enterrado” entre interrogantes a la democracia, a sus instituciones y procesos electorales.
Lejos de apaciguarse, crecía entre los jóvenes el coraje y la determinación de seguir en la lucha.
Frente a las instalaciones del Tribunal, el pronunciamiento fue el siguiente:
“La clase política ha utilizado las leyes a favor de los poderes fácticos y sus intereses, en lugar de usarla para fortalecer a la democracia… En este contexto, y mostrando la abundante evidencia de delitos electorales registrados por la Comisión de Vigilancia de nuestro movimiento, concluimos que el ejercicio ciudadano, libre e informado, no pudo llevarse a cabo como lo establece la Constitución”.
Los jóvenes fueron más allá al señalar que “no se puede llamar legítima a una elección plagada de tantas irregularidades; el problema no está en los que participaron en la elección como observadores, funcionarios de casilla o electores… El problema es de orden estructural, en el sistema político y de quienes integran las instituciones que lo mantienen”.
Para el Movimiento #YoSoy132, la democracia debe superar los argumentos legaloides y los cotos de poder, ya que ni los órganos electorales, de justicia, ni los partidos políticos han estado a la altura de las circunstancias cívicas.
De esta manera formularon la declaración basada en dos puntos: “Hacer nuestra la vida política del país, para transformar una cultura; en lugar de la actual democracia, caminar sobre la participación que haga posible una vida justa, democrática, equitativa y libre”.
De ahí, a los cuestionamientos a la democracia.
“¿Qué democracia es ésta donde siete magistrados elegidos por los partidos deciden el destino de nuestra patria? ¿Qué clase de telenovela es ésta, la que nos quieren presentar como democracia?… Y ¿puede haber democracia en un país desigual, violento y pobre?”.
Después del “sepelio de la democracia” que impuso al PRI en Los Pinos, los miles de universitarios advirtieron:
“Comenzamos una nueva etapa que permita la transformación nacional de la política a largo plazo. Estamos aquí para enterrar su democracia simulada, invitamos al pueblo a hacer realidad una democracia auténtica”.
La “marcha fúnebre” para enterrar la democracia llegó esta tarde-noche al lugar donde poco antes había sido ratificado Enrique Peña Nieto como presidente electo, la sede del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), y ahí, miles de universitarios sepultaron simbólicamente “al sistema que dio el fallo a favor del candidato priista”.
Sin embargo, cerca de las nueve de la noche el movimiento #YoSoy132 dio por terminada su protesta, debido a la detonación de petardos contra elementos de la Policía Federal (PF), quienes resguardaban con vallas metálicas las instalaciones del TEPJF.
De entre el contingente de jóvenes, un puñado de activistas, cubierto el rostro con bufandas negras, empezó a lanzar petardos a los uniformados, mientras pedían al resto de los universitarios pasar “de la protesta a la acción”.
Al segundo y tercer petardazo, comenzaron los empujones y los llamados de la mayoría de los estudiantes a rechazar los actos de provocación y reiterar el carácter pacífico de sus movilizaciones.
Luego de ello, decidieron dispersarse y dar por terminada la protesta.
Previo a ello, los integrantes de #YoSoy132 guardaron un minuto de silencio, cantaron el Himno nacional y dieron a conocer su posicionamiento ante el fallo del Tribunal Electoral.
Fue una definición clara: sepultar su democracia simulada y realizar una reconstrucción larga, pero posible y necesaria. Además de plantear la lucha por las instituciones al servicio del pueblo y no de la clase política.
Así llegó el contingente, formado por miles de voces, consignas, pancartas, miradas y pasos, a la sede del TEPJF. Jóvenes que caminaron más de diez kilómetros, procedentes de Ciudad Universitaria, al sur del Distrito Federal.
La marcha tomó el Eje 10 Sur, dobló por División del Norte, avanzó por la avenida Miguel Ángel de Quevedo; luego por Miramontes hasta llegar a Santa Anna, avenida que los llevó hasta el Tribunal donde fue ratificado el exgobernador del Estado de México.
El nombre del presidente electo fue mencionado reiteradamente en las consignas escritas de los universitarios: “¡Esta es una declaración de guerra, EPN no será presidente!”, “¡Más vale ser vencido diciendo la verdad, que triunfar con la mentira!”, “¡Peña no ganó el narco lo ayudó, fue el cártel de Televisa!”, acusaron.
Hasta alusiones a “ofertas” de Soriana aparecieron en la protesta, en que se vendía la “Presidencia de México a sólo $9.90 pesos”.
Y así, en más de dos horas de camino, los gritos y los sonidos de la marcha.
Al paso del contingente salieron, entre otros grupos, amas de casa, carpinteros, herreros, albañiles y todo aquel que le tocó laborar en esta tarde; incluso los automovilistas, a claxonazos, saludaban la movilización.
Era una verdadera fiesta en las calles del sur de la Ciudad de México, donde se repudió “la imposición de Peña Nieto” al ritmo, faltaba más, de Revolution, uno de tantos éxitos de los Beatles.
Pero al llegar al TEPJF, el ataúd que portaba la frase “Aquí yacen la justicia y la democracia, asesinadas por traidores a la patria. 1/julio/2012- 30/agosto/2012″ fue “enterrado” entre interrogantes a la democracia, a sus instituciones y procesos electorales.
Lejos de apaciguarse, crecía entre los jóvenes el coraje y la determinación de seguir en la lucha.
Frente a las instalaciones del Tribunal, el pronunciamiento fue el siguiente:
“La clase política ha utilizado las leyes a favor de los poderes fácticos y sus intereses, en lugar de usarla para fortalecer a la democracia… En este contexto, y mostrando la abundante evidencia de delitos electorales registrados por la Comisión de Vigilancia de nuestro movimiento, concluimos que el ejercicio ciudadano, libre e informado, no pudo llevarse a cabo como lo establece la Constitución”.
Los jóvenes fueron más allá al señalar que “no se puede llamar legítima a una elección plagada de tantas irregularidades; el problema no está en los que participaron en la elección como observadores, funcionarios de casilla o electores… El problema es de orden estructural, en el sistema político y de quienes integran las instituciones que lo mantienen”.
Para el Movimiento #YoSoy132, la democracia debe superar los argumentos legaloides y los cotos de poder, ya que ni los órganos electorales, de justicia, ni los partidos políticos han estado a la altura de las circunstancias cívicas.
De esta manera formularon la declaración basada en dos puntos: “Hacer nuestra la vida política del país, para transformar una cultura; en lugar de la actual democracia, caminar sobre la participación que haga posible una vida justa, democrática, equitativa y libre”.
De ahí, a los cuestionamientos a la democracia.
“¿Qué democracia es ésta donde siete magistrados elegidos por los partidos deciden el destino de nuestra patria? ¿Qué clase de telenovela es ésta, la que nos quieren presentar como democracia?… Y ¿puede haber democracia en un país desigual, violento y pobre?”.
Después del “sepelio de la democracia” que impuso al PRI en Los Pinos, los miles de universitarios advirtieron:
“Comenzamos una nueva etapa que permita la transformación nacional de la política a largo plazo. Estamos aquí para enterrar su democracia simulada, invitamos al pueblo a hacer realidad una democracia auténtica”.
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