Marcelo frente a Andrés


Gobernar, no protestar
No me retiro ni me rindo
EPN y FCH, viajeros

Julio Hernández López / Astillero

Entrevistados en distintos espacios periodísticos, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard avanzaron en la definición del tipo de izquierda electoral que les interesa. El tabasqueño ha advertido con tesón que ni se retirará de la vida política ni se rendirá, y propone una reconstitución de opciones de lucha con un marcado sentido ético y con la vista puesta en oponerse a las reformas estructurales convenidas por PRI y PAN (bit.ly/SgQh5h). El actual jefe de gobierno se concentra en la refundación del PRD, con la tesis de que la izquierda sólo llegará al poder cuando deje las opciones radicales. La frase final de su entrevista con Luis Prados, del diario español El País (bit.ly/TmKf5F), encierra un deslinde claro respecto de un AMLO que pareciera estar preparándose para nuevas batallas contestatarias: Hay que construir una izquierda para gobernar, no para protestar, dijo Ebrard.

López Obrador dejó correr las especulaciones en dos temas que le fueron planteados por Roberto Zamarripa para el suplemento Enfoque del diario Reforma (que en el tramo final de la campaña de AMLO decidió dar un inusual realce a las declaraciones y los actos importantes de ese candidato presidencial, llegado ese giro incluso a la publicación de una encuesta que colocaba al ex jefe de gobierno capitalino en una posición muy competitiva respecto de Peña Nieto, aunque luego fue presentado otro estudio de opinión pública en el que los números eran ajustados a las tendencias demoscópicas sostenidas por otros medios). ¿Podría ser candidato en 2018, con 65 años de edad? Cuando los ciudadanos, la gente decida que ya no debo de ser candidato, pues ya no voy a ser candidato. Voy a seguir luchando sin ser candidato, pero eso lo va a decidir la gente. Nadie más. ¿Será el líder de Morena, su presidente? Voy a participar en los congresos. Ya participé en Copilco en el congreso distrital. Ya me eligieron consejero. Quiero someterme a la decisión de los delegados de Morena. Habla también de una comisión de justicia y honestidad, aunque no menciona si él podría encontrar acomodo allí, vigilante del cumplimiento de las directrices que ejecute un presidente operativo (especulación, esta, adjudicable solamente a un lector-tecleador astillado).

Ebrard fue entrevistado por el periódico español al que el propio AMLO se había referido en su entrevista con un diario mexicano: El País tiene intereses en México. Tiene relación con Televisa. Se ha dedicado a proteger a todas las empresas españolas que han hecho su agosto en México. Un periódico supuestamente progresista que está al servicio de las trasnacionales españolas. No dio ejemplos AMLO, pero a esta columna astillada se le ocurre de inmediato el caso de OHL, la privilegiada constructora de grandes obras durante el mandato de ME.

El jefe del gobierno capitalino piensa en una centroizquierda sin estridencias, con una propuesta que atraiga a los ciudadanos del norte y el occidente del país, que nunca van a aceptar una opción radical. Ve al PRD en ventaja respecto de Morena porque éste es el partido de una sola persona y en desventaja debido al faccionalismo del sol azteca. Pero apuesta a la depuración, en un proceso en que lo que se necesitan son prestigios políticos, no carismas. Para ocupar el espacio del centroizquierda tienes que hacer una oposición más informada, más crítica y más sensata.

Derechaizquierda o izquierdoderecha es el falso dilema que ha vivido el diestro (de derecha) y siniestro EPN durante su primera gira internacional. Tal como aquí se asentó en su momento, las primeras escalas lo colocaron entre generales y tufos represivos, tanto en Guatemala como Colombia. Luego fue a algunos países con gobiernos progresistas o de izquierda, y se dedicó a declararse fascinado por los programas que supone encajarían en sus pretensiones respecto a privatización petrolera (Brasil) y combate a la pobreza (Chile). Pidió incluso a sus anfitriones le compartieran fórmulas para alcanzar el éxito (de Argentina, por cierto, no se atrevió a pedir recetas contra monopolios informativos que ejercen chantaje permanente contra gobiernos con pretensiones populares: ni modo de elogiar la soga de Clarín en casa de la nada ahorcada Televisa).

No es el mexiquense el único viajero ostentoso con cargo al erario. Como si aún pudiera dar cumplimiento a eventuales compromisos que hiciera en el extranjero, y más bien movido por la nostalgia de fin de sexenio, Felipe Calderón ha tomado nuevamente el vuelo. Hará entrega del Águila Azteca a diversas personalidades escogidas obviamente a su contentillo, aunque la más resonante en términos mediáticos, el cantante Bono, de U2, ni siquiera estará presente, según eso por problemas de agenda. Entre reuniones variopintas en suelo estadunidense, cumplirá con la obsesión de los políticos mexicanos que desean hablar en sesión de Naciones Unidas para dar mensajes tan trascendentes e impactantes que suelen ser ignorados en ese contexto internacional pero ampliamente destacados en el plano nativo: todo un estadista el gobernante en turno, cuyas profundas palabras habrían sido escuchadas con enorme atención por el mundo entero, movido y conmovido por tanta sabiduría, en este caso acompañada con música de Las Golondrinas. Oh, sí.

A propósito de patetismos de cierre de administración: el viaje de FC fue escoltado por un par de aviones cazas que de esa manera estarían demostrando el agradecimiento de las fuerzas aéreas mexicanas a su combativo jefe que iba a la matriz, Estados Unidos. Gratamente sorprendido por ese detalle se dijo Felipe, quien ha de entenderse que no sabía del movimiento en curso para alcanzar su regia nave (asunto grave sería que un par de vehículos de guerra, que no volaban desde 1995, alcanzaran en el aire el avión del ocupante de Los Pinos sin que éste hubiera sido informado y hubiera autorizado tan especial acción) o bien se prestó con ánimo teatral a simular un acto espontáneo en realidad ordenado o aceptado por el mismo alto mando. ¡Hasta mañana!

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