Francisco Rodriguez / Índice Político
¿Contrató usted un préstamo y los intereses “se lo están comiendo”? Pues a lo mejor le sirve de consuelo saber que ya hubo quien cobrara venganza por usted. Un personaje de la vida pública que, quizá por otras razones, tiene “pariendo chayotes” a algunas de las empresas privadas que, con escasa supervisión de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, hacen su agosto todo el año otorgando créditos a los burócratas que luego les descuentan a través de la nómina.
Marcelo Ebrard es el personaje. Su ya agonizante administración de la capital del país debe a estas empresas miles de millones de pesos que, efectivamente, sí descontó de las quincenas de sus miles de trabajadores pero que, pequeño gran detalle, no enteró a las empresas que habían concedido los créditos a aquellos.
Una sola empresa, por ejemplo, trae ahora mismo un buen número de “broncas” con el Banco Nacional de París, institución que le habría fondeado algo así como mil millones de pesos, mismos que por tal razón no le han sido cubiertos.
Ahora que, no es que Ebrard se niegue a pagar. Debe y no niega, pero no tiene para cubrir su adeudo. Por tal fue que ya se lo endosó a la siguiente administración capitalina.
Y aquí está el detalle, como diría Cantinflas: él fue quien fijó la tasa de interés que, con los impuestos, derechos, contribuciones y alcabalas que pagamos quienes vivimos en el Distrito Federal y aún de aquellos –los chilangos-- que por aquí pasan a diario, va a pagar el señor Miguel Ángel Mancera: tres por ciento. Nada más.
El qué se hizo todo ese dinero, nadie sabe nadie supo. Podrán decir que fue para la Línea 12 del Metro, para los segundos pisos que a final de cuentas sus usuarios acabaremos pagando, para las florecitas de los camellones, para la señalización. Para lo que guste y mande el señor Ebrard, quien no sólo “jineteó” los descuentos a las nóminas, sino también fijó el rédito a cubir.
¿Bravo por Ebrard? ¿O aquí hay algo turbio?
Los afectados esperan que Mancera les haga justicia.
Los capitalinos –chilangos incluidos-- sólo esperamos no ser los que cubramos esos desvíos de don Marcelo, toda vez que, como todos los mexicanos, ya somos víctimas de la usura tolerada y hasta bendecida por los funcionarios de los distintos gobiernos.
Y es que, conforme a la legislación civil vigente, en México la tasa de interés legal es de 9% anual. Cuando es convencional, el porcentaje puede variar; sin embargo, la propia ley determina que cuando el interés es tan desproporcionado como consecuencia de la inexperiencia, la ignorancia o la necesidad de quien pide dinero prestado, un juez puede reducirlo hasta el monto del legal. Penalmente, la desproporción constituye fraude. Sin embargo, hasta la fecha, nada ni nadie, (incluyendo a las autoridades responsables) han hecho valer ese estado de derecho.
En el caso de los bancos, las tasas de interés que se aplican a aproximadamente 16 millones de créditos al consumo (tarjetas), oscilan entre 25 y 60%. Es decir, hasta casi 700% más del interés legal. A ese interés se agregan los costos de los servicios y comisiones que en su conjunto incrementan los adeudos a más de 100%. La voracidad no se limita a tarjetas de crédito, en las de débito, los bancos cobran hasta 64 comisiones. Entre ellas, hasta 20, 30 pesos por retiros en cajeros de bancos distintos y 10 pesos por consulta de saldos. Debe al respecto considerarse que en la actualidad los retiros con tarjetas de débito alcanzan un monto aproximado de un billón 300 mil millones de pesos.
Por si fueran pocos los cargos, hay que agregar los del gobierno, castigando más al depauperado usuario de tarjetas de crédito o de débito ya que todas las operaciones están gravadas con el 15% del IVA, así sean intereses ordinarios, moratorios, gastos de administración de los bancos, comisiones, etc. Tal crucifixión, que entre otras razones se deriva de la crisis económica de millones de mexicanos, debiera obligar a los legisladores a que, dentro de la “reforma fiscal” se exentara a los deudores (algunos de ellos perennes) de esta sangría.
Por lo pronto, habrá que conformarse con la jugarreta que Ebrard les hizo a las empresas que conceden créditos que, comisión de por medio, las autoridades descuentan a los burócratas de sus nóminas.
Índice Flamígero: El mejor diagnóstico patrio fue ofrecido la noche del viernes por Cuauhtémoc Cárdenas: “desde hace 30 años hemos sufrido gobiernos cada vez más entreguistas que se han dado como misión desarrollar a México de acuerdo al modelo político, económico y social de un país dependiente y de una sociedad sin identidades nacionales que se han puesto al servicio de intereses ajenos que han llevado a la mayor parte de la población a condiciones de miseria y una gravísima desigualdad social". Cárdenas recibió la presea Sentimientos de la Nación que anualmente entrega el Congreso de Guerrero. + + + Aguante la respiración. Todavía faltan 75 días de discursos y declaraciones de Felipe Calderón ensalzando los frutos de su ocupación de Los Pinos. ¡Uf!
¿Contrató usted un préstamo y los intereses “se lo están comiendo”? Pues a lo mejor le sirve de consuelo saber que ya hubo quien cobrara venganza por usted. Un personaje de la vida pública que, quizá por otras razones, tiene “pariendo chayotes” a algunas de las empresas privadas que, con escasa supervisión de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, hacen su agosto todo el año otorgando créditos a los burócratas que luego les descuentan a través de la nómina.
Marcelo Ebrard es el personaje. Su ya agonizante administración de la capital del país debe a estas empresas miles de millones de pesos que, efectivamente, sí descontó de las quincenas de sus miles de trabajadores pero que, pequeño gran detalle, no enteró a las empresas que habían concedido los créditos a aquellos.
Una sola empresa, por ejemplo, trae ahora mismo un buen número de “broncas” con el Banco Nacional de París, institución que le habría fondeado algo así como mil millones de pesos, mismos que por tal razón no le han sido cubiertos.
Ahora que, no es que Ebrard se niegue a pagar. Debe y no niega, pero no tiene para cubrir su adeudo. Por tal fue que ya se lo endosó a la siguiente administración capitalina.
Y aquí está el detalle, como diría Cantinflas: él fue quien fijó la tasa de interés que, con los impuestos, derechos, contribuciones y alcabalas que pagamos quienes vivimos en el Distrito Federal y aún de aquellos –los chilangos-- que por aquí pasan a diario, va a pagar el señor Miguel Ángel Mancera: tres por ciento. Nada más.
El qué se hizo todo ese dinero, nadie sabe nadie supo. Podrán decir que fue para la Línea 12 del Metro, para los segundos pisos que a final de cuentas sus usuarios acabaremos pagando, para las florecitas de los camellones, para la señalización. Para lo que guste y mande el señor Ebrard, quien no sólo “jineteó” los descuentos a las nóminas, sino también fijó el rédito a cubir.
¿Bravo por Ebrard? ¿O aquí hay algo turbio?
Los afectados esperan que Mancera les haga justicia.
Los capitalinos –chilangos incluidos-- sólo esperamos no ser los que cubramos esos desvíos de don Marcelo, toda vez que, como todos los mexicanos, ya somos víctimas de la usura tolerada y hasta bendecida por los funcionarios de los distintos gobiernos.
Y es que, conforme a la legislación civil vigente, en México la tasa de interés legal es de 9% anual. Cuando es convencional, el porcentaje puede variar; sin embargo, la propia ley determina que cuando el interés es tan desproporcionado como consecuencia de la inexperiencia, la ignorancia o la necesidad de quien pide dinero prestado, un juez puede reducirlo hasta el monto del legal. Penalmente, la desproporción constituye fraude. Sin embargo, hasta la fecha, nada ni nadie, (incluyendo a las autoridades responsables) han hecho valer ese estado de derecho.
En el caso de los bancos, las tasas de interés que se aplican a aproximadamente 16 millones de créditos al consumo (tarjetas), oscilan entre 25 y 60%. Es decir, hasta casi 700% más del interés legal. A ese interés se agregan los costos de los servicios y comisiones que en su conjunto incrementan los adeudos a más de 100%. La voracidad no se limita a tarjetas de crédito, en las de débito, los bancos cobran hasta 64 comisiones. Entre ellas, hasta 20, 30 pesos por retiros en cajeros de bancos distintos y 10 pesos por consulta de saldos. Debe al respecto considerarse que en la actualidad los retiros con tarjetas de débito alcanzan un monto aproximado de un billón 300 mil millones de pesos.
Por si fueran pocos los cargos, hay que agregar los del gobierno, castigando más al depauperado usuario de tarjetas de crédito o de débito ya que todas las operaciones están gravadas con el 15% del IVA, así sean intereses ordinarios, moratorios, gastos de administración de los bancos, comisiones, etc. Tal crucifixión, que entre otras razones se deriva de la crisis económica de millones de mexicanos, debiera obligar a los legisladores a que, dentro de la “reforma fiscal” se exentara a los deudores (algunos de ellos perennes) de esta sangría.
Por lo pronto, habrá que conformarse con la jugarreta que Ebrard les hizo a las empresas que conceden créditos que, comisión de por medio, las autoridades descuentan a los burócratas de sus nóminas.
Índice Flamígero: El mejor diagnóstico patrio fue ofrecido la noche del viernes por Cuauhtémoc Cárdenas: “desde hace 30 años hemos sufrido gobiernos cada vez más entreguistas que se han dado como misión desarrollar a México de acuerdo al modelo político, económico y social de un país dependiente y de una sociedad sin identidades nacionales que se han puesto al servicio de intereses ajenos que han llevado a la mayor parte de la población a condiciones de miseria y una gravísima desigualdad social". Cárdenas recibió la presea Sentimientos de la Nación que anualmente entrega el Congreso de Guerrero. + + + Aguante la respiración. Todavía faltan 75 días de discursos y declaraciones de Felipe Calderón ensalzando los frutos de su ocupación de Los Pinos. ¡Uf!
Comentarios