Dudan que la iniciativa laboral ayude a sector joven

Impulsar nuevas formas de contratación, incluir los periodos de prueba y los trabajos temporales no garantizan que se acabará con el desempleo juvenil

Laura Toribio


Ni la violencia ni la inseguridad que acechan a México preocupan tanto a los jóvenes como la falta de empleo.

Los datos que se desprenden de la Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS) 2010 son el reflejo de la realidad laboral que se vive en este país: más de la mitad de los 2.4 millones de desempleados son precisamente jóvenes.

Su paso hacia la vida laboral en la mayoría de los casos es frustrante: no son contratados porque no tienen experiencia y no tiene experiencia porque jamás han sido contratados.

Cada año casi medio millón de mexicanos termina una carrera profesional, de acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública, pero si es que encuentran trabajo, seis de cada diez tendrán que desempeñar una labor que nada tiene que ver con lo que estudiaron.

Aunque hay otros que, aun teniendo una licenciatura, ni trabajo encontrarán: 56 por ciento de los profesionistas desempleados también son jóvenes, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del tercer trimestre de este año.

Tan sólo en el primer trimestre de 2012 de la tasa de desocupación en jóvenes alcanzó el 8.4 por ciento mientras que la población en general ésta fue de 4.9 por ciento.

Y esto sucede en un país con una edad promedio de 26 años, en donde todavía, aunque no por mucho, hay más personas productivas que niños o ancianos. Una de cada tres personas en la población económicamente activa (PEA), de hecho, tiene entre 14 y 29 años.

Los primeros empleos de los jóvenes, sin embargo, se reducen a trabajos temporales de medio tiempo que no les ofrecen ni buena paga ni las mínimas prestaciones de ley.

Es común encontrarlos con o sin estudios en cadenas de comida rápida, en los call center, en cines y, por supuesto, en el comercio informal. Y a este escenario hay que sumar a los 7.8 millones de jóvenes mexicanos que ni estudian ni trabajan.

Justo en esta realidad se enmarca la iniciativa de reforma laboral enviada por el presidente Felipe Calderón al Congreso, la cual contempla incluir en la legislación como nuevas modalidades de contratación, los periodos a prueba, de capacitación inicial y trabajo de temporada.

Riesgo laboral

Para la directora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Yoloxóchitl Bustamante, este tipo de contrataciones pudieran representar, sin embargo, un riesgo para la estabilidad laboral de los jóvenes.

“Este empleo temporal viene muy bien en el momento aparentemente, porque hay tanta demanda de empleo que los jóvenes pudieran sentirse atraídos por estas posibilidades; sin embargo, a mí me preocupa, porque honestamente pienso que esta reforma pudiera representar un cierto riesgo”, dijo a Excélsior la directora del Politécnico.

Una de las cosas que habrá que ver, señaló Bustamante, es cómo se va determinar la remuneración de estos jóvenes.

“Para unas actividades tenemos los salarios mínimos que son unos salarios de miseria que no le permiten prácticamente vivir a nadie, cómo se van a establecer lo que van a ser los salarios para estos jóvenes y cómo vamos a estar seguros de que gente muy preparada no va a estar subempleada en este sistema”, cuestionó.

Cristina Auerbach Benavides, defensora de derechos humanos, quien por una parte celebró la prohibición de los pocitos de carbón en el capítulo sobre minas que se incluye en la iniciativa de reforma laboral, advirtió del riesgo en el apartado de las diferentes modalidades de contratación.

Sobre todo el que plantea que el trabajador y el patrón podrán convenir el pago por cada hora de prestación del servicio.

“Todas esas variables que se están proponiendo, que si bien es cierto que están sucediendo en los hechos, también es cierto que se pueden buscar otros mecanismos que no sean legalizar la precarización del empleo, es decir, cuántas semanas o años va a necesitar una persona que está siendo contratada por horas para poderse jubilar”, planteó.

Al respecto, Carlos Rodríguez, responsable del área educativa del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal) consideró que los legisladores deberían tener a la mano no sólo la propuesta legislativa de Calderón, sino estudios serios que dijeran cómo impactarían estas modalidades de contratación.

“Dicen que va a impactar el empleo, pero no tenemos los estudios y la proyección objetiva de que así vaya a hacer”, expuso.

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