Salvador García Soto
Las reacciones en la izquierda para el adelantado destape de Marcelo Ebrard como aspirante a 2018 no fueron una buena señal para el jefe de Gobierno saliente. Si ya en sus dos informes, el oficial y el personal, se habían notado las ausencias de figuras prominentes de los partidos de izquierda y apenas un gobernador y el dirigente del PRD lo acompañaron, los comentarios que generó su anticipado lanzamiento confirman lo que el mismo Ebrard reconoce: que su camino hacia el segundo intento por ser candidato presidencial será, por decir lo menos, azaroso.
Las reacciones en la izquierda para el adelantado destape de Marcelo Ebrard como aspirante a 2018 no fueron una buena señal para el jefe de Gobierno saliente. Si ya en sus dos informes, el oficial y el personal, se habían notado las ausencias de figuras prominentes de los partidos de izquierda y apenas un gobernador y el dirigente del PRD lo acompañaron, los comentarios que generó su anticipado lanzamiento confirman lo que el mismo Ebrard reconoce: que su camino hacia el segundo intento por ser candidato presidencial será, por decir lo menos, azaroso.
De entrada, en la opinión pública fue recibido con cierto escepticismo y desconfianza el notorio acelere del gobernante capitalino que aún no termina su periodo al frente de la ciudad y ya está pensando en lo que vendrá dentro de seis años. En esta etapa de incertidumbre que es la llamada “transición” de gobierno, en donde hay un presidente en funciones que va en declive y otro presidente electo que parece tener prisa por llegar, añadir un suspirante tan adelantado no abona precisamente a la estabilidad y la cordura políticas que necesita el país.
¿No estás muy acelerado Marcelo? –le preguntó en radio el periodista José Cárdenas.
No, lo que pasa es que en este país hemos aprendido que hay que adelantarse, el que no se anticipa, no figura –respondió el autodestapado.
Con esa lógica, las sucesiones presidenciales en México, de por sí ya problemáticas y complicadas, se nos van adelantar seis años de tal modo que, cuando apenas esté tomando posesión el nuevo presidente, comenzarán ya las pugnas, los jaloneos y los trompicones entre los aspirantes que tanto ruido y tanta turbiedad le meten al proceso político. Porque si todos actúan como Ebrard de desesperados, empezaremos el sexenio con una disputa por la Presidencia que muy poco ayuda a la necesidad de acuerdos y entendimientos entre las distintas facciones políticas.
Es entendible que, sabedor de que a partir de diciembre se quedará sin plataforma política, Marcelo Ebrard quiera aprovechar al máximo las semanas que le quedan al frente del GDF para hacerse toda la autopromoción que pueda a sus aspiraciones futuras. Pero ni siquiera está claro si eso realmente le servirá una vez que, obligadamente, entre en el desierto político que le espera en los siguientes años, el cual tendrá que cruzar -forzosamente con financiamiento y con apoyos- si quiere llegar realmente a 2018 como un aspirante presidencial con posibilidades.
Eso no justifica que los tiempos personales de un aspirante intenten presionar los tiempos de la agenda política nacional. Ni siquiera Enrique Peña Nieto, con todo y su polémica campaña permanente en Televisa y su gasto millonario en publicidad cuando fue gobernador, tuvo nunca la desfachatez de Marcelo de lanzarse como precandidato seis años antes. Vaya ni Andrés Manuel López Obrador, que recorría el país desde 2006 en una evidente campaña por la candidatura, fue nunca tan cínico como ahora es el jefe de Gobierno.
En fin, que Marcelo cree en aquello de que al que madruga… sólo que en principio ni la izquierda ni la opinión pública recibieron con mucho agrado su adelantada postulación. Tal vez es una señal de que, efectivamente, el camino que le espera al futuro ex jefe de Gobierno es mucho más que difícil.
NOTAS INDISCRETAS… Ayer en Veracruz, en la Heroica Escuela Naval, el secretario de Marina, Mariano Francisco Saynez, recibió la medalla “Veracruz” de manos del gobernador Javier Duarte. El reconocimiento, dijo el mandatario estatal, fue a la labor que ha jugado la Marina para devolverle al estado la seguridad y la tranquilidad de zonas que se vieron aterrorizadas por el crimen organizado. “Es un agradecimiento al pueblo de Veracruz al vínculo histórico y solidario de la Heroica Marina-Armada de México”, dijo Duarte el discurso, porque en corto, el gobernador no deja de reconocer que todo se lo debe al apoyo de los marinos… Con un laboratorio de balística forense, en el que invertirán 14 millones de pesos, el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, busca reforzar el combate al crimen organizado que ha hecho de Cancún una de sus plazas más codiciadas… Los dados repiten. Otra Serpiente.
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