El movimiento no tiene líderes y quienes en su momento fueron “las voces” más visibles han preferido alejarse de los medios
Natalia Gómez, Alberto Morales / Red Política
Entre el 17 y el 19 de mayo generaron en la red más de 600 mil tuits con su marca, según consultorías, lo que les valió no sólo ser el trending topic más mencionado en México, sino también en el mundo.
El #YoSoy132 nacía en la “tuitósfera” en “clics” y “enters” de estudiantes de universidades privadas. En medio de la supuesta apatía y el desinterés de los jóvenes por la política, la sorpresa la dieron los jóvenes de las universidades Iberoamericana, Anáhuac, el ITAM, Tec de Monterrey y La Salle al marchar —la mayoría de ellos por primera vez— para reclamar el “sesgo informativo” de las televisoras en favor de Enrique Peña Nieto, aspirante presidencial de PRI-PVEM.
A tres meses de su estallido, el movimiento estudiantil que nació con la bandera de la democratización de los medios de comunicación y en el que también participan las universidades públicas y asambleas estatales, se encuentra en un periodo de definición.
Mercurio Cadena, del ITAM, sin hablar a nombre del movimiento estudiantil considera que además de las movilizaciones es necesario construir propuestas de reformas legales que el país necesita. “Nuestro deadline será la nueva integración del Congreso de la Unión, pues para el 1 de septiembre nuestro propósito es contar con una propuesta legislativa definida, como por ejemplo una reforma constitucional de la Ley de Medios”.
Los otros grupos
Hoy se han sumado al #YoSoy132 otro tipo de demandas y actores sociales que no afectan la esencia de su causa, comenta Rodrigo Serrano, integrante de la asamblea de la Universidad Iberoamericana.
El estudiante de Comunicación asegura —a título personal— que siguen siendo un movimiento apartidista, pacífico, plural y con base estudiantil, que ha sumado a otros actores como el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco.
“No es que se vuelva un solo megamovimiento. Ellos tienen sus luchas y sus métodos muy respetables, nosotros tenemos los nuestros. #YoSoy132 se solidariza y apoyará cualquier lucha que sea legítima desde los principios rectores: apartidista, pacífico”.
Asegura que son movimientos con distintas formas de organización, sin un liderazgo centralizado, al ser completamente horizontal. “Lo que estamos viendo es cómo podemos organizarnos sin perder la identidad que nos caracteriza”.
Para algunos universitarios, en la UNAM siguen teniendo presencia grupos con diferente ideología, como los troskos (trostkistas), con presencia más fuerte en las facultades de Filosofía y Letras, e Ingeniería; el grupo Contra Corriente, de la Facultad de Derecho, o el Frente Oriente, formado por la UAM-Iztapalapa, la FES-Aragón y el CCH Oriente, que si bien forman parte de las asambleas locales, no son voceros de las mismas.
Para la toma de decisiones, el movimiento cuenta con una Asamblea General Interuniversitaria (AGI), conformada por siete comisiones y en la que participan 130 asambleas locales en promedio, pero también se han sumado el #132Académico —integrado por profesores e investigadores— y el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAEES).
El movimiento no tiene líderes y quienes en su momento fueron “las voces” más visibles han preferido alejarse de los medios para conservar la unidad, pero también ante el reclamo de supuestos “protagonismos”.
El asambleísmo
La AGI es el órgano máximo de decisión y deliberación del #YoSoy132, en el que confluyen todas las escuelas y facultades con posiciones moderadas y radicales.
“Hay grupos con distintas ideologías, pero lo mejor es que funcionamos como una red de acciones, por ello cada escuela hace lo que quiere hacer y lo que sabe hacer”, comenta Rodrigo Serrano.
Arturo Vázquez, académico de la UNAM, analizó cómo en las asambleas del movimiento participan los colectivos universitarios de izquierda que tienden a alargar las discusiones hasta lograr que éstas se vacíen y puedan quedarse hasta el final para votar sus propuestas, descalificar argumentos e intimidar a quien no piensa como ellos.
“Antes, conformados como coordinadora, teníamos operatividad y poca legitimidad; ahora que tenemos mucha legitimidad y representación, no tenemos operatividad. Es urgente resolver el problema de comunicación dentro del movimiento, sólo si ello se subsana habrá futuro para #YoSoy132”, dice.
Natalia Gómez, Alberto Morales / Red Política
Entre el 17 y el 19 de mayo generaron en la red más de 600 mil tuits con su marca, según consultorías, lo que les valió no sólo ser el trending topic más mencionado en México, sino también en el mundo.
El #YoSoy132 nacía en la “tuitósfera” en “clics” y “enters” de estudiantes de universidades privadas. En medio de la supuesta apatía y el desinterés de los jóvenes por la política, la sorpresa la dieron los jóvenes de las universidades Iberoamericana, Anáhuac, el ITAM, Tec de Monterrey y La Salle al marchar —la mayoría de ellos por primera vez— para reclamar el “sesgo informativo” de las televisoras en favor de Enrique Peña Nieto, aspirante presidencial de PRI-PVEM.
A tres meses de su estallido, el movimiento estudiantil que nació con la bandera de la democratización de los medios de comunicación y en el que también participan las universidades públicas y asambleas estatales, se encuentra en un periodo de definición.
Mercurio Cadena, del ITAM, sin hablar a nombre del movimiento estudiantil considera que además de las movilizaciones es necesario construir propuestas de reformas legales que el país necesita. “Nuestro deadline será la nueva integración del Congreso de la Unión, pues para el 1 de septiembre nuestro propósito es contar con una propuesta legislativa definida, como por ejemplo una reforma constitucional de la Ley de Medios”.
Los otros grupos
Hoy se han sumado al #YoSoy132 otro tipo de demandas y actores sociales que no afectan la esencia de su causa, comenta Rodrigo Serrano, integrante de la asamblea de la Universidad Iberoamericana.
El estudiante de Comunicación asegura —a título personal— que siguen siendo un movimiento apartidista, pacífico, plural y con base estudiantil, que ha sumado a otros actores como el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco.
“No es que se vuelva un solo megamovimiento. Ellos tienen sus luchas y sus métodos muy respetables, nosotros tenemos los nuestros. #YoSoy132 se solidariza y apoyará cualquier lucha que sea legítima desde los principios rectores: apartidista, pacífico”.
Asegura que son movimientos con distintas formas de organización, sin un liderazgo centralizado, al ser completamente horizontal. “Lo que estamos viendo es cómo podemos organizarnos sin perder la identidad que nos caracteriza”.
Para algunos universitarios, en la UNAM siguen teniendo presencia grupos con diferente ideología, como los troskos (trostkistas), con presencia más fuerte en las facultades de Filosofía y Letras, e Ingeniería; el grupo Contra Corriente, de la Facultad de Derecho, o el Frente Oriente, formado por la UAM-Iztapalapa, la FES-Aragón y el CCH Oriente, que si bien forman parte de las asambleas locales, no son voceros de las mismas.
Para la toma de decisiones, el movimiento cuenta con una Asamblea General Interuniversitaria (AGI), conformada por siete comisiones y en la que participan 130 asambleas locales en promedio, pero también se han sumado el #132Académico —integrado por profesores e investigadores— y el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAEES).
El movimiento no tiene líderes y quienes en su momento fueron “las voces” más visibles han preferido alejarse de los medios para conservar la unidad, pero también ante el reclamo de supuestos “protagonismos”.
El asambleísmo
La AGI es el órgano máximo de decisión y deliberación del #YoSoy132, en el que confluyen todas las escuelas y facultades con posiciones moderadas y radicales.
“Hay grupos con distintas ideologías, pero lo mejor es que funcionamos como una red de acciones, por ello cada escuela hace lo que quiere hacer y lo que sabe hacer”, comenta Rodrigo Serrano.
Arturo Vázquez, académico de la UNAM, analizó cómo en las asambleas del movimiento participan los colectivos universitarios de izquierda que tienden a alargar las discusiones hasta lograr que éstas se vacíen y puedan quedarse hasta el final para votar sus propuestas, descalificar argumentos e intimidar a quien no piensa como ellos.
“Antes, conformados como coordinadora, teníamos operatividad y poca legitimidad; ahora que tenemos mucha legitimidad y representación, no tenemos operatividad. Es urgente resolver el problema de comunicación dentro del movimiento, sólo si ello se subsana habrá futuro para #YoSoy132”, dice.
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