Topos electorales

Raymundo Riva Palacio

Enrique Peña Nieto tiene muchos enemigos. Hay algunos muy visibles, pero los más importantes son invisibles, que abrieron la sospecha difundida con altoparlantes de que la elección presidencial no fue legal ni legítima. En el primer grupo están Andrés Manuel López Obrador, su primer espada Ricardo Monreal, y Proceso, La Jornada, Reforma y MVS, que han sido militantemente críticos del mexiquense, así como movimientos como #YoSoy132. En el segundo se encuentran los topos financieros, que son los que le han dado sustancia a la estrategia política de minar la imagen de Peña Nieto, debilitarlo, estigmatizarlo, y dar sustento a la lucha mediática.

Estos topos financieros son quienes hay ayudado a mantener viva la impugnación presidencial, no para invalidar la elección –el Código Electoral de 1993, que nunca quiso ser reformado por los partidos, desvincula la elección de los temas financieros, que sólo se castigan con multas, como sucedió con Amigos de Fox-, sino para la dinámica de la lucha política prolongada. Estos colaboradores invaluables para López Obrador y Monreal no vienen, paradójicamente, de la izquierda, sino de las sombras donde se puedan anidar, dentro del gobierno federal, en el sector privado y dentro del PRI. La línea que aún no se aclara es cuánto de la información que se les ha dado es real, y cuánto puede ser una trampa para exhibirlos.

El caso más delicado para la izquierda fue la última denuncia hecha por Monreal de que el gobierno del estado de México había triangulado recursos para la campaña procedentes del erario a través de una cuenta a nombre del coordinador de la campaña de Peña Nieto, Luis Videgaray. El banco a través del cual se hizo la supuesta transferencia, Scotiabank, desmintió a Monreal al decir que esa cuenta no era del indiciado, y por tanto falsa. El gobierno del estado de México dijo que la cuenta que aparecía bajo el nombre de Videgaray era suya, por lo que Videgaray se mofó de Monreal y este, incendiado, aportó datos de su procedencia.

Los documentos de Scotiabank que difundió son presuntas copias del Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI), que fue desarrollado por el Banco de México y es regulado por el mismo. El SPEI está protegido por el secreto bancario, por lo cual sólo alguien dentro de la institución que preside Agustín Carstens, ex secretario de Hacienda de Felipe Calderón, pudo habérselos proporcionado. En este sentido, el documento es una bala de plata.

Sin embargo, el proceso de verificación arroja dudas sobre su autenticidad. Monreal realizó dos depósitos para comprar que la cuenta estuviera activa, lo que no prueba titularidad. Para ello, uno de sus colaboradores que dijo ser Videgaray, llamó al call center de Scotiabank para pedir datos de su cuenta, que afirma le proporcionaron pese a que dio datos personales incorrectos. La llamada, descalificada, por Videgaray, no ha sido desmentida por Scotiabank.

Hay irregularidades sobre estos documentos, factuales como que uno de ellos tenga fecha de noviembre de 2012, o de seguridad, como el episodio del call center. ¿Es todo una mentira de Monreal? ¿Es errores del banco? ¿Se trata de una trampa? El PAN usó “documentos” que les dieron priistas sobre millonarias transferencias de los hermanos del secretario de Organización del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong a Panamá, que resultaron apócrifos. Los documentos tenían errores ostensibles, como los de Scotiabank.

Pero si hay dudas sobre los estados de cuenta de Scotiabank, no existen con Monex, cuya información procede de dos de sus empleados, que han sido fuente continua de información. El tema de Monex no es de lavado de dinero, sino de montos. Tampoco es una empresa al servicio del PRI, y el PAN la utilizó igualmente para evitar el manejo de recursos en efectivo. El PAN, que fue quien primero denunció al PRI en el caso Monex antes de la elección, no está bajo juicio y ha aportado información a López Obrador.

El capítulo financiero de la elección presidencial va para largo. Monreal, a quien le da aire que las irregularidades en la documentación de Scotiabank, ni el banco canadiense ni el Banco de México hayan atajado su nueva denuncia, alista la difusión de una nueva lista aportada por los topos financieros con los nombres de los operadores electorales del PRI y cuánto dinero se les transfirió en la campaña. Será el nuevo capítulo de esta confrontación.

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