Soriana cierra filas con EPN

Eduardo Ibarra Aguirre

Como es del dominio público en política nada es casual. Por ello, no faltan razones a Jesús Zambrano para ironizar: “¡Qué casualidad que entre el domingo (29) y el lunes (30) lanzan bombas molotov en (Guadalupe) Nuevo León y un día después sale Soriana a responsabilizarnos!.

Acusar mediáticamente a tres dirigentes del Movimiento Progresista por la monumental incompetencia del gobernador Rodrigo Medina para brindar mínimos de seguridad a sus gobernados, en alianza con Felipe Calderón, es un despropósito político que el consorcio lagunero pagará con facturas aún más caras en términos de imagen entre la ciudadanía y sus clientes.

Baste un ejemplo. Las instalaciones de una sucursal de El Norte, la edición Sierra Madre, ubicadas en San Pedro, fueron atacadas el mismo 29 de julio por dos desconocidos. Es el tercer atentado en menos de tres semanas que sufre el periódico de los Junco de la Vega. El primero en “condenar enérgicamente” los hechos fue el gobernador de origen priísta, mismo que resultó elegido porque disponía de una “amplia experiencia” en seguridad pública. Es inolvidable que en sus primeras semanas de gobierno convocó a una marcha para condenar la entonces imparable ola de violencia, la que ahora es insoportable. Dicen los enterados que el gobernador Medina de la Cruz pernocta en McAllen, Texas.

Conocedores como pocos del drama que padecen su clientes en la zona metropolitana de Monterrey, los directivos de Soriana, en la voz de Humberto Fayad, exigieron a Andrés Manuel López y a sus colaboradores llamar a sus simpatizantes a “conducirse con legalidad, si no desean ser ligados a los ataques a las tiendas” de esa cadena. Y como juez sentencia a toda velocidad: “se sienten señalados, pues la única forma que no se sientan (...) es que dejen de estar manifestándose como lo hacen públicamente para este tipo de eventos” (sic). El noveno constitucional subordinado a los intereses mercantiles del consorcio y sus acuerdos con el Revolucionario Institucional.

l miércoles 25 Soriana publicó en la prensa un desplegado como inserción pagada en que responsabilizó a López Obrador, Ricardo Monreal y Zambrano “de todos los daños físicos y materiales que tanto nuestro personal como nuestras instalaciones puedan sufrir en ejecución de las manifestaciones que promueven e incitan (sic)”. La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales fue mucho más lejos, solicitó a Calderón la intervención de la Policía Federal “con el fin de frenar la ola de violencia” contra Soriana.

El presidente del Partido de la Revolución Democrática con justificada razón estimó la desmesura de los dueños de Soriana –defendida a tambor batiente por el coro mediático– como una ruindad, pues crispan los ánimos sociales y el ambiente político. ¿Qué dirán ahora con la explosión de un coche bomba en una gasolinera de Mazatlán, Sinaloa, cercana a la tienda? Todo apunta a un montaje.

El cierre de filas de los dueños de la cadena con Enrique Peña y su partido, pone en relieve la desesperación de los actores involucrados en esta candidatura, llamada triunfante.

Desesperación que no disminuye con el fallo de la sala regional Toluca (¡otra casualidad!) del Tribunal Electoral que otorgó una diputación más al PRI, con lo que obtiene mayoría simple –251 de 500-- en la Cámara de Diputados junto con su costoso aliado Verde.

Y menos aún cuando crece la pugna –Templo Mayor del diario Reforma– entre Jesús Murillo y Miguel Osorio, porque éste último fue el presunto autor de la idea de triangular recursos vía Monex.

“El dinero ilícito los desnuda”, revira AMLO. Y bien les recomienda: ¡Serénense¡.

Comentarios