Sobre el #YoSoy132 y la democracia

Jorge Alberto Castro Jáuregui

Para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos,

los negros sus manos negras, los blancos sus blancas manos.

Una muralla que vaya desde la playa hasta el monte,

desde el monte hasta la playa, allá sobre el horizonte.

Quilapayún, La muralla


“El buen sentido es la cosa mejor repartida en el mundo”, frase que inmortalizó a Descartes en su Discurso del Método. Y es que todos por naturaleza tenemos la capacidad de juzgar si algo es bueno o malo, verdadero o falso. El buen sentido es el primer paso para alcanzar la sabiduría.

Afortunadamente en este mundo caótico -miserable por el hombre, pero maravilloso por naturaleza- todavía existen personas que distinguen lo que es bueno para esta vida o que han comprendido que vivir no es solo respirar sino obrar (como diría Rousseau), o que simplemente -perdone usted- están “hasta la madre” de la corrupción, injusticia, delincuencia, pobreza, marginación, desigualdad o el frecuente asalto a la tienda de la esquina, entre otras cosas. En este caso se encuentra el movimiento #YoSoy132, en ocasiones denominado como la primavera mexicana.

Habían pasado varios años sin que hubiera un verdadero despertar en México y la gente ha tenido el buen sentido de juzgar al nefasto gobierno, e incluso se ha atrevido a considerarlo como una aberración del prototipo adecuado, pero faltaba traspasar la frontera de la teoría a la praxis, de la dejadez a la acción y de la apatía al interés.

#YoSoy132 abre el panorama para que muchos se percaten que los movimientos sociales no corresponden únicamente a un sector de la población, llámense los más marginados o pobres, sino de igual forma a jóvenes estudiantes, tanto de universidades públicas como privadas. Por primera vez desde hace tiempo que las barreras entre ambos grupos se derribaron por un objetivo común, su hartazgo y descontento los llevaron a canalizar los ideales para iniciar el movimiento.

Javier Sicilia y su Caravana por la paz con justicia y dignidad nos mostró que la gente unida puede lograr muchas hazañas, no obstante la organización es fundamental, así también la información y la difusión de las acciones del movimiento a través de los medios de comunicación, principalmente el internet y las redes sociales.

Lo que empezó siendo un movimiento de rechazo a un político (Peña Nieto) se ramificó en otros temas que hay que reformular, puesto que impiden el desarrollo digno de una democracia libre y representativa.

Cuando un movimiento agrupa a un gran sector de la población, sin importar raza, género o estatuto social, significa que hay algo que no está funcionando debidamente y está afectando a gran parte de las personas. Lo vimos en la primavera árabe con la caída de los presidentes de Egipto, Libia, Túnez y Yemen, Occupy Wall Street en EUA, 15-M en España y muchos más.

La esencia de las protestas del #YoSoy132 se centra en establecer la verdadera democracia. No obstante debemos comprender el significado real de este concepto.

El gobierno del pueblo

Etimológicamente el término democracia viene de dos vocablos griegos: demos y cratos, cuya significación es el poder/gobierno del pueblo. Tanto en la edad antigua como en la medieval, pertenecía a una de las tres formas positivas de gobierno (el gobierno de muchos), las otras restantes eran la monarquía y la aristocracia. No obstante en la edad moderna la concebían como el planteamiento político que se opone al absolutismo, así también en la etapa contemporánea, pero oponiéndose al totalitarismo. Actualmente, según el filósofo Norberto Bobbio, la democracia podría definirse como la política cuya finalidad es el hombre. Así pues, por esencia tiene una tendencia humanística ya que incluye a todo el pueblo, cuyo sector fue excluido por muchos años. La democracia salva al pueblo.

De igual forma, a través de los años, dicho concepto ha poseído diversas motivaciones y se ha reivindicado con la libertad, igualdad, ciencia, ética o comunicación. Es por eso que en la actualidad la democracia trae consigo un concepto muy amplio; el gobierno del pueblo pasó de ser solamente una forma a un modo de ser y de pensar.

El pueblo es el sujeto y el gran protagonista. No obstante, cuando únicamente se privilegia a un determinado sector o clase social, como por ejemplo: grupos empresariales e industriales, políticos, millonarios, etc., entonces se denomina oligarquía. En contraste con la aristocracia que corresponde al gobierno de los mejores, los oligarcas gobiernan para sus propios intereses y ambiciones.

Desde hace varios años muchas decisiones políticas para definir el rumbo del país, han sido establecidas por magnates de la sociedad mexicana. Éstos, a su vez, no aspiran a mejorar la nación desde el aspecto social, sino meramente económico violando los derechos y velando por la ambición del poder. Así también, los banqueros forman parte incondicional de la élite financiera-política. En palabras de Lenin:

Paralelamente se desarrolla, por decirlo así, la unión personal de los bancos con las más grandes empresas industriales y comerciales, la fusión de los unos y de las otras mediante la posesión de las acciones, mediante la entrada de los directores de los bancos en los consejos de supervisión (o administración) de las empresas industriales y comerciales, y viceversa.

El pueblo como el actor principal de cada decisión política gradualmente fue desplazado, e incluso algunas veces ha sido el antagonista. Entonces surge aquí la cuestión: ¿Esto es democracia? No se debe, ni se puede agotar dicha forma de gobierno en el simple ejercicio del voto. La democracia es sinónimo de libertad, igualdad, justicia y compromiso social e incluye a todas las clases sociales por igual.

Así pues, cuando el #YoSoy132 exige que se respeten los principios democráticos no solo se refiere al fraude electoral por la compra de votos, sino a toda la situación que engloba el panorama político actual carcomido por la corrupción, así como la manipulación de varios medios de comunicación y la restructuración del modelo económico.

El buen sentido del #YoSoy132 fue más allá de solo discernir qué es lo mejor para la nación a querer transformarla.

La transformación nos incluye a todos los mexicanos, pues lo que ocurre en nuestro país es un tema que afecta a toda la población.

¡Armemos esa muralla, cada quien con sus manos del color que sea!

Comentarios