Reclamo de la familia de Chavela Vargas empaña acto en Bellas Artes

Columba Vértiz de la Fuente / Apro

El homenaje póstumo a Chavela Vargas en el Palacio de Bellas Artes fue opacado por la denuncia de la sobrina de la cantante, Yisela Ávila Vargas, quien radica en Costa Rica, al denunciar en el mismo recinto que se le negó estar a solas con el cuerpo de la intérprete de En el último trago.

Mientras el ataúd cubierto con un gabán yacía en el vestíbulo del monumento artístico, donde las artistas Lila Downs, Eugenia León y Tania Libertad despidieron a la gran amiga del director de cine español Pedro Almodóvar con La llorona y Las golondrinas, la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), y Consuelo Sáizar, dijo:

“¡Que te vaya bonito, Chavela!”

Después, uno a uno pasaron los admiradores de la artista para hacer guardia o besar el féretro.

Pero en la Sala Adamo Boari, Yadira Ávila Vargas, de riguroso luto, junto con su abogado Pablo Barahona, leyó un texto:

“La familia se encuentra en México desde hace varios días. Hemos procurado por todos los medios oficiales posibles que la familia sanguínea tenga acceso directo a los restos de Chavela, y eso nos ha sido sistemáticamente imposible.

“Al día de hoy, los parientes no hemos podido estar en presencia del cuerpo para rezarle, entregarle su poncho más preciado, su dije original y único de chamana, que es prerrequisito para que ella, según sus creencias, pueda ‘trascender’. Así lo manifestó en vida muchas veces.”

El abogado aclaró que no se pelea alguna herencia y que las autoridades no los han atendido, incluida Sáizar.

Ávila Vargas reiteró: “Lo único a lo que ha venido la familia es a asegurar la última voluntad de Isabel Vargas Lizano, a quien cariñosamente se le llama Chavela. A despedirse de sus restos como el más básico derecho humano que nos asiste, y estamos seguros que prácticamente nadie discute eso, excepto la (María) Cortina, que se ha tejido alrededor de nuestra familiar en los últimos años y por estos días se ha cerrado en el más duro blindaje”.

Pidió que su tía no sea cremada sin que su familia pueda disponer de sus restos, vistiéndola con las ropas que ella desde hace tiempo dispuso para tal efecto, incluyendo su apreciado collar de chamana y el poncho de la suerte que le regaló José Alfredo Jiménez y que la acompañó en sus más míticas presentaciones, entre otros detalles importantes para ella y, como es lógico, para su familia.

“Quisiéramos que esto se nos permita una vez que terminen de celebrarla hoy en el Palacio de Bellas artes”, insistió Yadira Ávila.

Advirtió que Vargas siempre quiso, “y eso lo sabemos toda la familia y algunos de sus amigos más cercanos”, que sus cenizas “fueran lanzadas al mar, mitad en Veracruz (Atlántico) y mitad en Guanacaste (Pacífico)”.

Siguió:

“Quiso igual que sus cenizas fueran despedidas antes de eso, tanto en Veracruz como en Madrid, para finalmente descansar en paz en ambos océanos, lo que guarda un especial significado para ella, y por lo tanto para la familia.”

Así finalizó:

“La familia pide, únicamente, se respete su voluntad, que sabemos es sagrada también para el pueblo de México, como lo es para nosotros.”

María Cortina, la biógrafa y amiga de Chavela Vargas, en entrevista con Apro desmintió que a la familia se le haya negado estar ante los restos de la cantante:

“Nada se les ha impedido”, soltó.

Cuenta que se enteró en el homenaje en Garibaldi que Ávila Vargas estaba en México, con sus abogados, porque de la agencia funeraria Gayosso de Félix Cuevas le llamaron justo cuando se efectuaba el homenaje en Garibaldi, “pero nada más, no acudieron”.

–¿Se les negó el acceso en Garibaldi?

–¿Cómo se les pudo haber negado si es una plaza pública? –devolvió.

–La sobrina dice que deben ponerle su collar de chamana, por su religión.

–¿Cuál religión? Ella tenía sus propios dioses, sus propios ángeles.

Ella había dicho que sus cenizas serían esparcidas en el cerro del Tepozteco y en la comunidad huichol. Ahora Cortina señaló que entregará las cenizas a la familia “si eso quieren”, tanto para evitarse problemas como para no manchar el nombre de su gran amiga.

Al final, el ataúd se quedó solo en la sala principal del máximo recinto cultural mexicano. Los admiradores de la cantante ya se habían retirado.

A las 16:00, en medio del llanto, Eugenia León, Tania Libertad y María Cortina, entre otros, se acercaron al féretro para despedir a la dama del jorongo. La luz ya estaba apagada y entonces le cantaron Échate un trago conmigo.

Al final se cerró el telón.

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