jueves, agosto 30, 2012

Telenovelas de Televisa se graban en casas del narcotraficante Beltrán Leyva

Jenaro Villamil

El 18 de junio de este año, dos meses después de su aprehensión, la Policía Federal confirmó la captura de Guillermo Francisco Ocaña Pradal, mejor conocido como Memo Ocaña, identificado por la Procuraduría General de la República como uno de los “principales eslabones” del cártel de los Beltrán Leyva con el mundo de la farándula y, especialmente, con actores y cantante vinculados a Televisa.

Ex conductor del programa de televisión “De Boca en Boca”, ex representante del cantante Ricardo Montaner y manager de diversos actores, actrices y cantantes de Televisa, Ocaña Prandal se vinculó desde los años noventa con Clara Elena Laborín Archuleta, esposa de Héctor Beltrán Leyva, el H, al grado de que en varios inmuebles de este cártel se grabaron exitosos melodramas de Televisa.

Fue el caso del predio ubicado en Aureliano Rivera 17, colonia San Angel Inn, en donde detuvieron a 11 sicarios de los Beltrán Leyva y decomisaron un arsenal en enero de 2008. En este inmueble se grabó años atrás, por presunta intermediación de Ocaña, la telenovela Cadenas de Amargura, en 1991, producida por Carlos Sotomayor. Protagonizada por Daniela Castro, Diana Bracho y Raúl Araiza.

El otro caso es el del predio de la calle Farallón 304, en la colonia Jardines del Pedregal, donde residió Ever Villafañe Martínez, vinculado a los Beltrán Leyva. En esa casona se grabó la telenovela Rubí, en 2009, producida por José Alberto Castro, y protagonizada por Bárbara Mori.

Dueño de la empresa Rotceh, de promoción de eventos y espectáculos, así como representante de cantantes y actrices, Memo Ocaña contactó desde 1997 a la esposa de Héctor Beltrán Leyva, no sólo para promover a grupos musicales como Tequila Cuatro o lanzar una revista juvenil llamada Jeans sino también para “lavar dinero” a través del mundo de la farándula, según las autoridades ministeriales.

En su reciente libro Los Señores del Narco, la periodista Anabel Hernández abunda sobre las relaciones entre Héctor Beltrán Leyva, mejor conocido como El Ingeniero o El Elegante y Memo Ocaña. Según Hernández, la empresa Rotcheh, Noticias y Espectáculos era propiedad realmente de la esposa Laborín Archuleta.

“Ocaña Pradal, mejor conocido como Ocañita, tuvo la habilidad de combinar sus negocios en el mundo en el crimen organizado con los de la farándula y los círculos sociales más selectos de México. Era un auténtico insider. En los años noventa fue representante de los artistas más populares de la época: Alejandra Guzmán, Juan Gabriel, Tania Libertad, Menudo, Gloria Trevi, Ricardo Arjona, Timbiriche, Kairo, Laura León y Magneto”, relata Hernández (p. 337).

En marzo de 2003 coordinó un evento multitudinario en el Zócalo capitalino para homenajear a la actriz Salma Hayek, nominada ese año para ganar el Oscar como mejor intérprete por la película Frida. Ocaña consiguió proyectar la cinta de manera gratuita ante cinco mil personas.


Los Grandes Festejos

A pesar de sus antecedentes penales –fue apresado en el Reclusorio Oriente de diciembre de 2005 junto a marzo de 2006, acusado de “lavado de dinero”-, Ocaña Pradal se codeaba con el mudo de la farándula y las crónicas de espectáculos de periódicos de Guerrero y Morelos registraron la presencia de una larga fila de artistas en sus cumpleaños.

La revista Gente Bien, de Morelos, registró que el 18 de julio de 2008, “el empresario Guillermo Ocaña celebró su cumpleaños en el paradisiaco puerto de Acapulco, a donde acudieron sus amigos más cercanos, encabezando la lista la bella Verónica Castro con su hijo Michel, Silvia Pinal, Jacqueline Andere, el empresario Gerardo Salgado, la abogada Monserrat Rivera en compañía de su novio Jesús Cervantes, Lilia Abarca, Luis Alfonso Rodríguez, Chantal Andere con su novio Enrique Rivero Lake, Mónica Marbán, el periodista de sociales Mario de la Reguera y Alfredo Palacios, amigo entrañable del festejado, entre otros”.

Un año después, el 12 de julio de 2009, Ocaña organizó otra fiesta de cumpleaños a la que acudieron celebridades como María Victoria, el compositor y arreglista Jesús Monarrez o el actor cubano William Levy, que grababa entonces la telenovela Sortilegio.

El periódico Reforma publicó el 18 de junio de 2010 que Ocaña organizó una fiesta con más de 600 invitados en un spa de Acapulco, propiedad de la esposa de Beltrán Leyva, para recaudar fondos para el combate del VIH-Sida.

Citando a Lucía Guillén, dueña de una agencia de relaciones públicas que declaró ante la SIEDO, Reforma reprodujo el siguiente testimonio:

“Al finalizar se realizó un espectáculo a cargo de la hija de Lola Beltrán. Las personas que recuerdo acudieron al evento, por invitación mía, por la de Guillermo Ocaña y de Clara (Laborín Archuleta, esposa de Héctor Beltrán), eran Eugenio Derbez, Sara Bustani, Karla Alemán y su esposo; el diseñador Héctor Terrones, me parece que el presidente municipal Manuel Añorve, entre otras personas”.

“Estaban la Baronesa de Portanovay su marido; acudió el que era embajador de Francia, Bruno Delaye; los propietarios del hotel, los señores Saba; la señorita Lolita Ayala, la juez Margarita Sotomayor; el presidente del patronato Acasida, el señor Esteban, medios de comunicación, en total eran 650 gentes (sic)…ha sido uno de los eventos más grandes a los que he asistido en mi vida”.

Pista Criminal en España

Según la información de la PGR, Ocaña viajó en 2002 a España para montar la empresa de espectáculos Time Productions S.L y se hizo apoderado de Tarraco, con inversiones hoteleras y ecoturísticas en Palma de Mallorca y la Riviera Maya.

La DEA y el Cuerpo Nacional de la Policía de España rastrearon sus cuentas bancarias y líneas telefónicas, a raíz del ingreso de más de 78 millones de euros en efectivo. Detectaron que Ocaña era “el encargado de canalizar las gestiones para intentar recuperar dinero asegurado”, en especial, 5.5 millones de euros decomisados en 2005 en el Aeropuerto del Prat, en Barcelona, a raíz de la llamada Operación Tacos.

Según el expediente del caso, citado por Reforma, Ocaña se entregó en junio de 2005 a la justicia española y lo absolvieron. En diciembre del mismo año acudió voluntariamente a la PGR y lo arraigaron, pero salió libre 90 días después.

Dos días antes de su detención, el 17 de abril, su socia Clara Elena Laborín fue arrojada viva, en una calle de Hermosillo, después de haber sido secuestrada. Llevaba un mensaje para Héctor Beltrán:

“Aquí está tu esposa, por la que te negaste a responder, te la entrego sana y salva para que veas y aprendas que para nosotros la familia es sagrada”.

“Nosotros no matamos mujeres ni niños, únicamente vamos por El Hache y El Dos Mil, así como por varios policías”.

Al hacer referencia a estos hechos, el columnista y subdirector editorial Roberto Zamarripa publicó el 6 de septiembre en Reforma que “la narcocultura ronda los estudios de TV, seduce a famosos, enreda a bellezas. Mansiones rentadas para filmar telenovelas resultaron madrigueras criminales (en San Angel Inn, donde se grabó Cadenas de Amargura o en el Pedregal donde se grabó Rubí). Guillermo Ocaña, preso por ser lavadólares de los Beltrán, era conductor televisivo y manager de artistas”.

Ese mismo día, en El Noticiero de Televisa inició una campaña de linchamiento contra el Grupo Editorial Reforma, bajo el título de “Violencia y sexo, bomba de tiempo”.

El JJ, CUSAEM y Otros Artistas

A raíz del atentado contra el futbolista Salvador Cabañas en el Bar-Bar, el 26 de enero de 2010, Televisa emprendió una campaña contra el establecimiento, cuyo dueño Simón Charaf y su gerente Charly fueron enjuiciados en la pantalla de los noticiarios de la empresa como corresponsables del ataque.

Televisa ocultó convenientemente que en ese “oscuro antro” acudían actores, cantantes y hasta el propio Emilio Azcárraga Jean, socio de Charaf en la empresa Imagen y Talento.

El caso Cabañas abrió otro abultado expediente sobre las relaciones entre el cártel de los Beltrán Leyva, su lugarteniente Edgar Valdés Villarreal, alias La Barbie, y personalidades de la farándula. El agresor de Cabañas, José Jorge Balderas Garza, alias El J.J. o Batman, sostenía relaciones con varios actores de Televisa. Silvia Irabien, alias La Chiva, declaró que el J.J. era padre de su hija.

El J.J. acudió aquella noche al Bar Bar escoltado por tres elementos pertenecientes a los Cuerpos de Seguridad Auxiliar del Estado de México (CUSAEM), organismo denunciado por los partidos opositores (PRD y PAN) como una de las “cajas chicas” del gobierno de Peña Nieto. El escándalo provocó la destitución de Ciro Mendoza Becerril, quien dirigió CUSAEM entre abril de 2008 y marzo de 2010. Ahora el organismo es dirigido por Orlando Seguel, ex jefe de la ayudantía del gobernador mexiquense.

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