Las tribus del PRD

El cobro de facturas
El reto mayor de Mancera

Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida


El triunfo de las izquierdas en la ciudad de México parece haber señalado no sólo la derrota de la oposición, sino la fuerza de los partidos triunfantes frente a la desaparición, de hecho, de sus oponentes.

Eso, que parece verdad inobjetable, debe ser ya un problema muy serio para el candidato triunfador, Miguel Ángel Mancera, que hoy tendrá que estudiar cómo vencer a las tribus, principalmente perredistas, que sin obtener grandes avances en la votación se sienten triunfadoras y quieren cobrar por ello.

Y es que los verdaderos oponentes al gobierno, por donde se quiera ver, serán principalmente dos grupos: los comandados por René Bejarano y los que pastorea Jesús Ortega.

Hace no mucho, en una reunión de penachos altos, los jefes tribales rechazaron la propuesta de Marcelo Ebrard, quien propuso a Manuel Camacho como coordinador de los senadores de la bancada de izquierda, con un argumento patético pero imbatible. Simplemente le dijeron que la discusión sobre quién debería estar en ese lugar debería dilucidarse con el voto del consejo perredista, donde la Nueva Izquierda de los chuchos tiene mayoría: "no te alcanza", le dijeron a Marcelo.

Ahora, frente a la decisión de llevar a Manuel Granados –el único legislador con el sello de Mancera– a la presidencia de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa, se tomó la otra vía, la que mejor les sale: "la negociación".

El asunto se tornó muy grave porque, según nos cuentan, René Bejarano decidió dar su visto bueno a la designación de Granados, siempre y cuando se respetaran las tres secretarías donde ha colocado a su gente: Desarrollo Económico, Desarrollo Rural y Trabajo, más otras dos, entre ellas la segunda en importancia en el esquema: la de Gobierno.

Aunque a la fecha no se sabe cómo quedó el marcador, Manuel Granados ya es el "líder" del perredismo en la Asamblea Legislativa, y dentro de muy poco se tendrá que saber cuánto pagó el gobierno entrante por esa imposición.

Bejarano viene de un fracaso. Tras la salida de Laura Velázquez de la Secretaría de Desarrollo Económico, porque él le dio alas para sentirse con derecho a competir por la jefatura de Gobierno, la dependencia quedó acéfala. Entonces Bejarano trató de imponer a una de sus más cercanas seguidoras, Verónica Ramón. Marcelo Ebrard rechazó tal asalto y desde enero de 2012 la secretaría no tiene titular.

Para muchos enterados del asunto, Mancera tiene frente a sí el primero y el mayor de los retos. Si se dobla ante los intereses de las tribus, lo más probable es que sus oportunidades de hacer gobierno se reduzcan en gran cantidad y la ciudad de México quede en manos de éstas.

Caso contrario, Mancera sostendrá su palabra, y aquella declaración de que no debía ninguna factura y que iba a gobernar con toda libertad, lo convertirá en el político por el que votó, como nunca antes, la gente para hacerlo jefe de Gobierno.

De pasadita

Quién sabe cuándo las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina se van a poner los pantalones para impedir que los camiones de las empresas refresqueras y cerveceras sigan estacionándose donde se les pegue la gana.

Todos los reglamentos de tránsito son letra muerta para las empresas que mandan a sus trabajadores del volante a transgredirlas sin mayor empacho. Frente a un camión de ese tipo mal estacionado pueden pasar todas las grúas del mundo, y los señores tan campantes.

¿De qué se trata? ¿Qué tipo de arreglo tiene el gobierno de la ciudad con los empresarios? ¿Por qué si un particular está mal estacionado es objeto de las sanciones que impone el reglamento de tránsito, y a los camiones de esas empresas no les pasa nada? ¡Qué barbaridad!

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