Huevo: ¿"abaratamiento"?

"Para vivir mejor": 70% más
Banca: con cuchara grande

Carlos Fernández-Vega / México SA


Voraces consumidores de huevo, los mexicanos han recibido la grata noticia de que "en las últimas semanas" el precio del blanquillo "se ha abaratado", al igual que el del kilogramo de pollo, según alegre versión del siempre preciso secretario de Economía, Bruno Ferrari, de tal suerte que, de acuerdo con el funcionario, pueden retomar sin medida el consumo de tan preciado alimento. El problema aquí es saber cuál es el punto de partida del tercer encargado de la citada cartera durante el calderonato, un licenciado en derecho canónico, con estudios en ciencias del matrimonio y la familia, para presumir el citado "abaratamiento".

El susodicho lo explicó así: “de llegar a venderse hasta 26 pesos por kilo durante julio, el huevo se comercializó este miércoles primero de agosto a 17.25 pesos en promedio, y el pollo bajó 25 centavos entre el martes y miércoles para venderse ayer jueves en 27.66 pesos por kilo, cuando alcanzó un precio máximo de 29 pesos en semanas anteriores… Hasta que no se estabilicen los precios del pollo y del huevo y se ‘controle’ el brote de influenza aviar en dos municipios de Jalisco, la Secretaría de Economía no tomará ninguna decisión contra las empresas que introducen pollo a México a precios por debajo de su valor real (dumping), generando con ello competencia desleal contra los productores locales… Pese al dumping y la influenza aviar, tanto el huevo como el pollo se han abaratado en las últimas semanas, particularmente después de que el 6 de julio anunció que se importarían 211 mil toneladas, equivalente al consumo nacional de un mes… Cuestionado sobre si los precios del pollo y huevo regresarán al mismo nivel que tenían antes de que surgiera la influenza aviar, Ferrari sólo respondió: No sabemos, depende, nosotros no controlamos precios. Todavía no llegan las importaciones, vamos a ver qué pasa cuando lleguen” (La Jornada, Susana González).

Qué buena noticia, pero los consumidores de huevo y pollo se preguntan dónde está el "abaratamiento" presumido por Bruno Ferrari, porque en el mejor de los casos los precios por él referidos están incluso ligeramente por arriba de los oficialmente registrados al cierre del pasado abril por el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados, dependiente de la misma Secretaría de Economía que preside. Por ejemplo, al cierre del cuarto mes de 2012 el precio del kilogramo de blanquillo registrado en la Central de Abasto de Iztapalapa fue de 17 pesos para el huevo blanco al menudeo y de 15 pesos al mayoreo (18 y 16.20 pesos, respectivamente, en el caso del huevo rojo). En la Central de Abasto de Guadalajara los precios fueron de 17.20 y 15.50 pesos para el blanco, y de 16.50 y 15.30 para el rojo.

Lo anterior en lo inmediato, pero si el comparativo se amplía y se considera lo que ha sucedido a lo largo del calderonato, entonces el "abaratamiento" no sólo es un sueño guajiro, sino una tomadura de pelo. ¿Por qué?, preguntarán los ávidos consumidores del principal producto de la gallina. Bueno, porque al comienzo de la presente administración gubernamental el precio del kilogramo de blanquillo fluctuaba entre 9 y 11 pesos, de tal suerte que el "abaratamiento" en realidad ha sido un rudo encarecimiento, pues entre el primero de diciembre de 2006 y la fecha actual el citado precio ha reportado un incremento cercano a 70 por ciento.

Cierto es que con el pretexto de la influenza aviar el precio del kilogramo de huevo se disparó a 30 pesos, pero afirmar que en las últimas semanas se ha "abaratado" el producto no tiene mayor sustento que no sea el propagandístico. Los consumidores mexicanos han tenido que sortear un precio 70 por ciento mayor al del comienzo del calderonato, de tal suerte que nadie sabe de dónde sacó Bruno Ferrari la buena noticia de la citada "reducción". Entonces, depende cómo y desde dónde se vea: si es en lo inmediato, lo cierto es que no existe tal "abaratamiento", sino un precio similar al de antes de la influenza aviar; si se le da contexto, el "abaratamiento" en realidad es un aumento cercano al 70 por ciento en uno de los alimentos preferidos (cuando hay con qué comprarlo) por los mexicanos.

Pero el asunto no quedó en el tema del huevo y el pollo. Bruno Ferrari aseguró que en el caso del precio de la tortilla se ha registrado "un aumento bastante moderado, pese a todas las especulaciones que hay", en referencia a la sequía que afecta las cosechas de Estados Unidos, principal productor de granos del mundo y que ha provocado un disparo de 50 por ciento en el precio internacional del maíz durante el último mes. Este producto, dijo, cuesta 12.20 pesos en tortillerías y 9.77 pesos en supermercados, pues pese a las presiones internacionales en México se han tenido buenas cosechas "y con esto podemos paliar cualquier problema que pueda presentarse en el mercado de Estados Unidos".

Pues bien, el caso es igual al del huevo y el pollo. En lo que va de 2012, el precio del kilogramo de tortilla pasó de 10 pesos, aproximadamente, a 12.27 pesos el primero de agosto de 2012 en tortillerías, aunque en esta última fecha se registraron hasta 16.33 pesos en Hermosillo y por arriba de 15 pesos en ciudades como Mexicali, Matamoros, Nogales y Poza Rica. Y en el caso de su venta en supermercados, de alrededor de 8 pesos ha pasado a 9.78 (promedio nacional), pero a 10.90 pesos en ciudades como Nuevo Laredo, Matamoros, Monterrey, Tijuana, zona metropolitana de Guadalajara, Zacatecas, Xalapa, Mérida. El aumento "moderado", pues, es de aproximadamente 20 por ciento, contra 4 por ciento –máximo– en salarios.

No es gratuito, pues, que hasta la propia OCDE ubique a México en el primer lugar en lo que a aumento de precios en alimentos se refiere. Pero en Los Pinos y zonas dependientes presumen "abaratamiento".

Las rebanadas del pastel

Y mientras los consumidores sufren y sudan por las dos vías (bajos salarios, altísimos precios), otros menos prole se sirven con la cuchara grande: en el primer semestre de 2012 los bancos que operan en México se embolsaron 43 mil 500 millones de pesos en utilidades netas, 24.2 por ciento más que en igual lapso de 2011, informó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Así, sólo en los dos sexenios panistas, dichas instituciones acumularon ganancias libres de polvo y paja por arriba de 560 mil millones de pesos, de los que alrededor de la mitad se quedaron en las trasnacionales BBVA (España) y Citibank (Estados Unidos), por medio de Bancomer y Banamex, respectivamente.

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