Despiden a Chavela Vargas en Garibaldi, como era su deseo

Niza Rivera / Apro

La lluvia cayó justo en el momento en que el féretro de Chavela Vargas llegó, pasadas las 19 horas, a la Plaza de Garibaldi. “¡El cielo también te llora, Chavela!”, gritaron sus fanáticos.

De acuerdo con la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, unas 10 mil personas acudieron a la Plaza Garibaldi a despedir a la cantante, considerada como la mejor intérprete de José Alfredo Jiménez.

Entre aplausos y gritos de admiradores y curiosos recibieron a Chavela Vargas en la Plaza de Garibaldi, donde llegó su féretro cubierto por un jorongo rojinegro, proveniente de la Funeraria Gayoso al sur de la Ciudad de México; el maricahi Guardia Nacional, de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, escoltó el ataúd.

En seguida se arremolinó la prensa para tomar las primeras imágenes del ataúd de la cantante que fue instalado en una capilla improvisada con una enorme lona blanca frente al Museo Tlaquepaque.

“Fuera Televisa, fuera Televisa”, gritaron algunos, cuando fotógrafos y camarógrafos impidieron la vista principal de los fanáticos que llevaban más de dos horas en el lugar, dado que en algunos medios se mencionó que el homenaje iniciaría a las 17 horas, en lugar de 19.

Se agrupó el Mariachi Guardia Nacional en torno al féretro e iniciaron los primeros acordes de lo que sería una ofrenda musical a Chavela Vargas, con temas como Amor eterno, Llorona, y Volver, volver. La primera guardia la montó Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta); María Cortina, biógrafa de la intérprete y directora de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo; José Alfredo Jiménez (hijo), en representación de la Sociedad de Autores y Compositores de México; y Nina Serratos, titular de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal.

Esta última instancia fue la que organizó el homenaje al aire libre para cumplir así una de las peticiones de la cantante: despedir su cuerpo en la Plaza Garibaldi. Mismo que estaría hasta por lo menos la medianoche de hoy, según información de personal de prensa de la Secretaría de Cultura capitalina.

Después de las primeras guardias oficialistas, el público pasó a despedirse de la cantante y a hacer los honores correspondientes.

Las cantantes Lila Downs, Eugenia León y Tania Libertad también se presentaron para cantar varios temas por separado como: Flor de azalea, Volver, volver, y La bruja, además de Canción de las simples cosas (compuesta por Libertad), que le gustaba a Chavela.

Luego, las tres cantaron Llorona y México lindo y querido, para despedirse y despedir a Chavela Vargas.

Al respecto dijo Eugenia León en entrevista para Apro:

“Me envuelve un sentimiento muy particular, una tristeza por la partida física de una amiga tan querida como lo fue Chavela; su sonrisa, sus bromas, ese sentido del humor que tenía, su capacidad de observación, pero también deja ese legado que nos acompaña a todos, porque se fue pero no nos ha dejado huérfanos, nos ha dejado su obra y nos ha señalado a todas a las que aspiramos a seguir cantando con verdad y lealtad, que siguiendo en ésta no nos desviemos del camino.”

Además adelantó que en noviembre Tania Libertad, Ely Guerra y ella se presentarán en el Carnegie Hall de Nueva York y en el Disney Hall de Los Ángeles en una gala en un homenaje a la Dama del poncho rojo, como era conocida internacionalmente Chavela Vargas.

Falleció Chavela Vargas ayer 5 de agosto, a los 93 años de edad, en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, debido a un paro respiratorio. De origen costarricense, radicada en México desde hace casi 80 años, su última aparición pública fue en España, donde presentó su biografía y su más reciente disco, La luna grande.

La cantante recibió un homenaje en abril del 2009 en el Teatro de la Ciudad, por el cumplimiento de sus 90 años de vida. Ahí, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, la declaró Ciudadana Distinguida de la capital.

Para mañana martes 7, se tiene programado un homenaje más de cuerpo presente, a las 13 horas, en el Palacio de Bellas Artes. Su cuerpo, según los deseos de Vargas, será incinerado y sus cenizas esparcidas en el Cerro del Chalchi (en el estado de Morelos), en cuyas faldas vivió sus últimos años.

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