De impunidad y complicidades

Lección de jóvenes
Desconfianza en la izquierda camaral

Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida


Hace un par de días, un trío de jóvenes, una dama y dos varones, nos visitaron. Querían hablar, intercambiar ideas. Su interés principal, su inquietud, se centró, para empezar, sobre lo que sucederá con el informe que rendirá Felipe Calderón sobre su administración, y nos preguntaban si el michoacano, que entró a la Cámara de Diputados por la puerta trasera para tomar protesta, ahora, con las mismas complicidades, saldrá de ese recinto, con toda impunidad, por la entrada principal.

No puede haber una respuesta contundente. Los supuestos se dispararon con varias especulaciones, pero, dadas las condiciones que establece la composición del Congreso, las opiniones se ladearon hacia un solo punto. Las izquierdas, los miembros, principalmente del PRD, dejarán patente su abyección, y aplaudirán el maquillaje con el que se pretenderá engañar la realidad.

Alguno de los muchachos, en ese punto, lanzó su opinión: cuando menos, explicó, deberían dejarlo solo, bueno, con sus comparsas del PAN y el PRI, pero ellos deberían abandonar el recinto. No se vale que vuelva a ser cómplices, y menos ahora de un gobierno que ha dejado al país en la total desgracia.

No damos a conocer los nombres de nuestros visitantes porque nunca se habló de que algunas partes de la conversación su pudieran utilizar en este espacio, y la infidencia podría causar alguna molestia o problema para ellos, pero sin duda los jóvenes nos dieron un lección de actitud política.

En esa misma conversación se les preguntó si ellos eran parte del movimiento 132, y respondieron contundentes, cada cual con su propio argumento, pero coincidentes al final, que el 132 no se trataba de militancias, de traer credenciales. Es una convicción, es una manera de enfrentar el tramo de vida por el que pasan, y sobre todo, una forma de señalar al futuro que, decididamente, no lo quieren como les sucede hoy.

Pero lo que más les tenía preocupados, en ese momento, era lo que sucederá el día primero de septiembre. Aseguran que estarán en el Zócalo de la ciudad de México para escuchar el contrainforme que se presentará por parte de los jóvenes que han decidido combatir desde su propia organización las trampas y los engaños del poder, pero a la vez, nos dijeron allí, debería existir, por parte de los representantes de la gente, es decir por los diputados electos, una respuesta a la altura del esfuerzo que se hace desde las filas del 132.

Paso por paso, nos advierten. Primero lo de Calderón: mucha gente requiere de información real, verídica sobre lo que han sido los seis años de gobierno, y debe quedar claro, para que se entienda, que esa es la misma ruta que seguirá el gobierno que sigue. Por eso primero es lo de Calderón, nos dicen, y luego la lucha contra la imposición, y otras más que ya deben estar en la agenda de este movimiento que no terminará así como así.

Luego de la reunión nos quedó la idea de que estos jóvenes no confían en los representantes de la izquierda al Congreso y, aunque nos explicaron que el llamado para exigir que diputados y senadores, fuera del PAN, actúen con dignidad frente a la falacia del informe, y firmes en su decisión de no participar en ningún partido, no quieren quedarse sin la esperanza de que algunos legisladores den muestras de dignidad y repudien un acto al que califican de farsa.

El asunto tiene futuro porque estos grupos se habrán de convertir, conforme a lo que nos han informado en un instrumento de vigilancia, que fuera de lo institucional, que no confían, estarán en la continua denuncia de los hechos de gobierno que vayan en contra, nada más ni menos que de su vida futura. ¡Qué tal!

De pasadita

Habrá que investigarlo a fondo, pero resulta que desde Estados Unidos nos llega un documento de la Corte Suprema, referente a un amparo (habeas corpus) que pide una ciudadana mexicana nacida en el estado de México, acusada de un crimen que no cometió y en cuya defensa salieron tanto Eruviel Ávila, gobernador de aquella entidad, como Enrique Peña Nieto. Hasta allí no hay ningún problema, al contrario, uno diría que qué bien que se defienda a los mexicanos en aquel país; lo malo es que la corte estadunidense identifica, en los documentos del juicio, a Enrique Peña Nieto como Presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos. ¿Cómo logró el mexiquense que se le diera tal título sin una resolución del tribunal electoral? ¿Será que Peña sabía con anterioridad cuál sería el fallo de los jueces electorales?

Comentarios