Jorge A. Pérez, Rubicela Morelos y Alfredo Valadez / Corresponsales La Jornada
Desde su creación, hace 28 años, La Jornada ha sido un periódico incómodo para el sistema, razón por la que siempre hemos tenido una relación difícil con el poder político y económico.
Josetxo Zaldúa, coordinador general de Edición de este diario, apuntó lo anterior al clausurar el taller de periodismo que La Jornada impartió en esta ciudad, auspiciado por el pintor Francisco Toledo, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y el Centro de las Artes de San Agustín (CASA).
Zaldúa compartió con los 90 asistentes a la última sesión del taller las razones y criterios editoriales con que se hace cada día este periódico. Reiteró –recordando palabras de la directora general, Carmen Lira– que dos factores esenciales rigen la información que se publica: el interés público y dar voz a los ciudadanos que no la tienen en otros medios de comunicación, incluidos medios electrónicos.
Apoyándose en la proyección de imágenes donde se veían las portadas y contraportadas de ediciones emblemáticas de La Jornada, también detalló la mecánica que sigue la realización diaria del periódico, desde que el reportero entrega la información hasta que, en acuerdo con la directora general, se decide el lugar y espacio que ocupará determinada nota informativa, una crónica, una fotografía o un reportaje.
Satisfacción del trabajo cumplido
Dejó claro que trabajar contra el tiempo implica el riesgo de no siempre tomar las mejores decisiones editoriales, pero asimismo reasaltó la satisfacción que se obtiene cuando todo sale bien.
Precisó que La Jornada no hace campañas contra las instituciones o el gobierno, sino que realiza un periodismo crítico con rigor, documentado, profesional, en el que se señalan los incumplimientos y los actos de corrupción de los políticos y funcionarios, pero no son ellos los que mandan, ellos sólo son representantes o delegados de los dueños del dinero, que son los que verdaderamente tienen el poder en México y el mundo.
Sin embargo –matizó–, no todos los políticos son iguales, y la política no es culpable de lo que hacen algunos políticos.
La exposición de Josetxo Zaldúa promovió una serie de preguntas de parte de los asistentes que le permitieron abundar en detalles sobre la manufactura del diario.
Durante seis días, entre el 20 y el 25 de agosto, jefes de sección, reporteros, fotógrafos, caricaturistas, editores, compartieron con los talleristas las experiencias profesionales y los criterios que las norman.
El primer día –después de la inauguración llevada a cabo por el pintor Francisco Toledo, la directora general, Carmen Lira, y el director fundador, Carlos Payán– se llevaron a cabos dos módulos. El primero impartido por Elena Gallegos, coordinadora de Información, y Arturo García Hernández, reportero fundador, quienes hicieron una relación de los momentos significativos que han marcado a La Jornada.
El segundo módulo, denominado Periodismo y economía, fue impartido por Roberto González Amador; el martes por la mañana se abordó el Periodismo cultural, a cargo de Pablo Espinosa, responsable de la sección de Cultura; posteriormente Javier Flores habló sobre la importancia que La Jornada otorga a la difusión del periodismo científico; en la última sesión del día, Marcela Aldama, responsable de la sección Mundo, habló del tratamiento que este diario da a la información internacional.
Retos y oportunidades
El tercer día de actividades del taller estuvo dedicado a los retos y oportunidades que representan Internet y las redes sociales para la prensa escrita. La exposición estuvo a cargo de la reportera Claudia Herrera, quien se ha especializado en el tema. Por su parte, Luis Hernández Navarro, articulista y coordinador de Opinión de La Jornada, hizo un revisión sobre la forma en que la información se relaciona con los géneros de opinión, especialmente el artículo.
Blanche Petrich y Arturo Cano compartieron, en el octavo módulo, el jueves 23, sus experiencias en el reportaje de investigación y en la crónica, donde ambos defendieron la importancia de lograr un necesario equilibrio entre información y escritura.
Por la tarde, Julio Hernández López, autor de la columna Astillero, centró su participación en el género que lo ocupa desde la fundación de La Jornada, así como los riegos y ventajas que ofrece.
El viernes tuvieron lugar dos sesiones: la de fotoperiodismo y la de La caricatura en La Jornada. En la primera, Carlos Cisneros, Jesús Villaseca y Marco Peláez expusieron la forman en que trabajan, cómo deciden sus temas y cómo se eligen las imágenes que se publican; por la tarde, El Fisgón, Rocha, Helguera y Hernández llevaron al patio del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO, donde se realizó el taller) el sarcasmo y la ironía con que nutren su trabajo.
Todas las sesiones contaron con la participación entusiasta y activa de los talleristas.
En el acto de clausura, la directora de CASA, Lourdes Báez, y Josetxo Zaldúa, entregaron a cada uno de los participantes un diploma firmado por Francisco Toledo, Carmen Lira, Carlos Payán y la propia Báez.
Desde su creación, hace 28 años, La Jornada ha sido un periódico incómodo para el sistema, razón por la que siempre hemos tenido una relación difícil con el poder político y económico.
Josetxo Zaldúa, coordinador general de Edición de este diario, apuntó lo anterior al clausurar el taller de periodismo que La Jornada impartió en esta ciudad, auspiciado por el pintor Francisco Toledo, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y el Centro de las Artes de San Agustín (CASA).
Zaldúa compartió con los 90 asistentes a la última sesión del taller las razones y criterios editoriales con que se hace cada día este periódico. Reiteró –recordando palabras de la directora general, Carmen Lira– que dos factores esenciales rigen la información que se publica: el interés público y dar voz a los ciudadanos que no la tienen en otros medios de comunicación, incluidos medios electrónicos.
Apoyándose en la proyección de imágenes donde se veían las portadas y contraportadas de ediciones emblemáticas de La Jornada, también detalló la mecánica que sigue la realización diaria del periódico, desde que el reportero entrega la información hasta que, en acuerdo con la directora general, se decide el lugar y espacio que ocupará determinada nota informativa, una crónica, una fotografía o un reportaje.
Satisfacción del trabajo cumplido
Dejó claro que trabajar contra el tiempo implica el riesgo de no siempre tomar las mejores decisiones editoriales, pero asimismo reasaltó la satisfacción que se obtiene cuando todo sale bien.
Precisó que La Jornada no hace campañas contra las instituciones o el gobierno, sino que realiza un periodismo crítico con rigor, documentado, profesional, en el que se señalan los incumplimientos y los actos de corrupción de los políticos y funcionarios, pero no son ellos los que mandan, ellos sólo son representantes o delegados de los dueños del dinero, que son los que verdaderamente tienen el poder en México y el mundo.
Sin embargo –matizó–, no todos los políticos son iguales, y la política no es culpable de lo que hacen algunos políticos.
La exposición de Josetxo Zaldúa promovió una serie de preguntas de parte de los asistentes que le permitieron abundar en detalles sobre la manufactura del diario.
Durante seis días, entre el 20 y el 25 de agosto, jefes de sección, reporteros, fotógrafos, caricaturistas, editores, compartieron con los talleristas las experiencias profesionales y los criterios que las norman.
El primer día –después de la inauguración llevada a cabo por el pintor Francisco Toledo, la directora general, Carmen Lira, y el director fundador, Carlos Payán– se llevaron a cabos dos módulos. El primero impartido por Elena Gallegos, coordinadora de Información, y Arturo García Hernández, reportero fundador, quienes hicieron una relación de los momentos significativos que han marcado a La Jornada.
El segundo módulo, denominado Periodismo y economía, fue impartido por Roberto González Amador; el martes por la mañana se abordó el Periodismo cultural, a cargo de Pablo Espinosa, responsable de la sección de Cultura; posteriormente Javier Flores habló sobre la importancia que La Jornada otorga a la difusión del periodismo científico; en la última sesión del día, Marcela Aldama, responsable de la sección Mundo, habló del tratamiento que este diario da a la información internacional.
Retos y oportunidades
El tercer día de actividades del taller estuvo dedicado a los retos y oportunidades que representan Internet y las redes sociales para la prensa escrita. La exposición estuvo a cargo de la reportera Claudia Herrera, quien se ha especializado en el tema. Por su parte, Luis Hernández Navarro, articulista y coordinador de Opinión de La Jornada, hizo un revisión sobre la forma en que la información se relaciona con los géneros de opinión, especialmente el artículo.
Blanche Petrich y Arturo Cano compartieron, en el octavo módulo, el jueves 23, sus experiencias en el reportaje de investigación y en la crónica, donde ambos defendieron la importancia de lograr un necesario equilibrio entre información y escritura.
Por la tarde, Julio Hernández López, autor de la columna Astillero, centró su participación en el género que lo ocupa desde la fundación de La Jornada, así como los riegos y ventajas que ofrece.
El viernes tuvieron lugar dos sesiones: la de fotoperiodismo y la de La caricatura en La Jornada. En la primera, Carlos Cisneros, Jesús Villaseca y Marco Peláez expusieron la forman en que trabajan, cómo deciden sus temas y cómo se eligen las imágenes que se publican; por la tarde, El Fisgón, Rocha, Helguera y Hernández llevaron al patio del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO, donde se realizó el taller) el sarcasmo y la ironía con que nutren su trabajo.
Todas las sesiones contaron con la participación entusiasta y activa de los talleristas.
En el acto de clausura, la directora de CASA, Lourdes Báez, y Josetxo Zaldúa, entregaron a cada uno de los participantes un diploma firmado por Francisco Toledo, Carmen Lira, Carlos Payán y la propia Báez.
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