Apro
A dos años de la desaparición de Pamela Portillo Hernández, su madre, Lourdes Hernández Alarcón, pide a gritos justicia e insiste que quienes secuestraron a su hija en Chihuahua fueron policías del extinto Cuerpo de Inteligencia Policial (Cipol), coludidos con el crimen organizado.
Acompañada por un grupo de familiares de víctimas de secuestro, muerte o desaparición, Hernández Alarcón realizó este martes una manifestación junto a la Cruz de Calvos, ubicada frente a Palacio de Gobierno.
En ese lugar es donde los chihuahuenses recuerdan a los cientos de mujeres asesinadas y desaparecidas en la entidad y, una y otra vez, exigen a la Fiscalía General del Estado (FGE) que actúe para encontrarlas.
Durante la manifestación, la madre de Pamela, apoyada por la asociación Justicia para Nuestras Hijas, repartió volantes e información sobre la cruz que carga desde hace dos años para que no quede en el olvido.
Sin embargo, las exigencias de Lourdes Hernández, como la de otras madres de hijas desaparecidas, no han encontrado eco en las autoridades encargadas de procurar justicia.
“No ha pasado nada, les hemos llevado información de gente que sabe qué pasó ese día, pero se queda sólo en un papel, en una hoja, ahí nomás”, dice la mamá de Pamela, quien dejó dos niñas.
Dedicada de lleno a buscar a su hija, Lourdes Hernández afirma que no desistirá en la lucha para encontrarla y exigir a las autoridades que hagan su trabajo. “Sabemos que no iban por mi hija, sino por el teniente al que acompañaba, ella estaba ahí nada más”, asegura.
De acuerdo con las investigaciones preliminares del caso, el 25 de julio de 2010 Pamela Leticia salió de su trabajo, alrededor de las dos de la madrugada, y se dirigía a un centro nocturno llamado “Cantabar”, acompañada por un amigo que se ofreció a escoltarla.
El amigo de Pamela era el teniente del Batallón de Infantería de la V Zona Militar, Juan Alberto Bautista, quien según la madre de Pamela realizaba en esos momentos trabajos de inteligencia en contra de una célula del crimen organizado que estaba infiltrada en la Policía Estatal.
En el camino ambos fueron sorprendidos por un grupo de hombres armados que, según las pistas reunidas por Lourdes Hernández, eran agentes del Cipol y actualmente trabajan en la FGE.
Tras afirmar que el coordinador de ese órgano fue asesinado y nunca investigaron el caso, la madre de Pamela afirmó que la FGE ha mostrado poco interés en la desaparición de su hija, y prueba de ello –agregó– es que el expediente continúa dentro de la Unidad Especial de Investigación de Personas Ausentes o Extraviadas y no se ha turnado a una unidad con mayor competencia.
Aunado a la desaparición de su hija, Lourdes Hernández perdió su trabajo como representante médica. Debido a que constantemente era amenazada, sus jefes optaron por pedirle la renuncia, pues consideraron que ponía en riesgo al resto del personal.
El automóvil de la madre de Pamela fue baleado en una ocasión y chocado en otra, y ha tenido que refugiarse en tres ocasiones, una de ellas bajo custodia de elementos policiacos.
En febrero del año pasado, la FGE ofreció una recompensa de 200 mil pesos a quien proporcione información verídica que ayude a la localización de Pamela Portillo Hernández, quien contaba con 23 años de edad cuando despareció.
A dos años de la desaparición de Pamela Portillo Hernández, su madre, Lourdes Hernández Alarcón, pide a gritos justicia e insiste que quienes secuestraron a su hija en Chihuahua fueron policías del extinto Cuerpo de Inteligencia Policial (Cipol), coludidos con el crimen organizado.
Acompañada por un grupo de familiares de víctimas de secuestro, muerte o desaparición, Hernández Alarcón realizó este martes una manifestación junto a la Cruz de Calvos, ubicada frente a Palacio de Gobierno.
En ese lugar es donde los chihuahuenses recuerdan a los cientos de mujeres asesinadas y desaparecidas en la entidad y, una y otra vez, exigen a la Fiscalía General del Estado (FGE) que actúe para encontrarlas.
Durante la manifestación, la madre de Pamela, apoyada por la asociación Justicia para Nuestras Hijas, repartió volantes e información sobre la cruz que carga desde hace dos años para que no quede en el olvido.
Sin embargo, las exigencias de Lourdes Hernández, como la de otras madres de hijas desaparecidas, no han encontrado eco en las autoridades encargadas de procurar justicia.
“No ha pasado nada, les hemos llevado información de gente que sabe qué pasó ese día, pero se queda sólo en un papel, en una hoja, ahí nomás”, dice la mamá de Pamela, quien dejó dos niñas.
Dedicada de lleno a buscar a su hija, Lourdes Hernández afirma que no desistirá en la lucha para encontrarla y exigir a las autoridades que hagan su trabajo. “Sabemos que no iban por mi hija, sino por el teniente al que acompañaba, ella estaba ahí nada más”, asegura.
De acuerdo con las investigaciones preliminares del caso, el 25 de julio de 2010 Pamela Leticia salió de su trabajo, alrededor de las dos de la madrugada, y se dirigía a un centro nocturno llamado “Cantabar”, acompañada por un amigo que se ofreció a escoltarla.
El amigo de Pamela era el teniente del Batallón de Infantería de la V Zona Militar, Juan Alberto Bautista, quien según la madre de Pamela realizaba en esos momentos trabajos de inteligencia en contra de una célula del crimen organizado que estaba infiltrada en la Policía Estatal.
En el camino ambos fueron sorprendidos por un grupo de hombres armados que, según las pistas reunidas por Lourdes Hernández, eran agentes del Cipol y actualmente trabajan en la FGE.
Tras afirmar que el coordinador de ese órgano fue asesinado y nunca investigaron el caso, la madre de Pamela afirmó que la FGE ha mostrado poco interés en la desaparición de su hija, y prueba de ello –agregó– es que el expediente continúa dentro de la Unidad Especial de Investigación de Personas Ausentes o Extraviadas y no se ha turnado a una unidad con mayor competencia.
Aunado a la desaparición de su hija, Lourdes Hernández perdió su trabajo como representante médica. Debido a que constantemente era amenazada, sus jefes optaron por pedirle la renuncia, pues consideraron que ponía en riesgo al resto del personal.
El automóvil de la madre de Pamela fue baleado en una ocasión y chocado en otra, y ha tenido que refugiarse en tres ocasiones, una de ellas bajo custodia de elementos policiacos.
En febrero del año pasado, la FGE ofreció una recompensa de 200 mil pesos a quien proporcione información verídica que ayude a la localización de Pamela Portillo Hernández, quien contaba con 23 años de edad cuando despareció.
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