Todo listo, EPN numéricamente electo

Todo listo
EPN numéricamente electo
Beltrones espolea al TEPJF
Oportunidad futbolera

Julio Hernández López / Astillero


En términos cuantitativos, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ya ha declarado electo al candidato priista a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, al decidir el pasado viernes que solamente se revisarán 1009 paquetes electorales de un total de 70003 que el Movimiento Progresista había solicitado que se sometieran a recuento de voto por voto.

Aun cuando, yendo al extremo, se encontraran razones técnicas y jurídicas para invalidar el total de los sufragios emitidos en esas casillas (que equivalen al 1.4 por ciento del total), apenas se afectaría una cuarta parte de la distancia oficialmente establecida entre el mexiquense y su adversario más cercano, Andrés Manuel López Obrador.

Es decir, en términos llanos, el citado tribunal ya ha sentenciado, en términos aritméticos definitivos, que la mayoría de votos favorece a EPN. Expresado de otra manera: este viernes 3, al haber decidido los magistrados por unanimidad que solamente sean susceptibles de eventual modificación los números correspondientes a 1009 paquetes electorales, el TEPJF en realidad ha declarado irreversiblemente válidos los de 68994, que sumados a los 78469 antes revisados en cómputos distritales por el Instituto Federal Electoral garantizan holgadamente (en términos de la contabilidad oficial) la etiquetación oficial de Peña Nieto como presidente formal.

Tan cantada está dicha resolución que el poderoso priista Manlio Fabio Beltrones ha anunciado que el TEPJF "seguramente" declarará presidente electo a Enrique Peña Nieto "antes del seis de septiembre" (que es el último día legalmente disponible para que se emita ese dictamen). El sonorense, quien está en camino de ser designado para coordinar a los diputados federales priistas en la próxima legislatura, luego de hacerlo seis años con los senadores (y no solo con los de su partido, pues supo manejar a presuntos opositores, en especial a los perredistas, lo que permitió a Carlos Navarrete tener una acordada retribución escénica especial), pavimenta con esas declaraciones instructivas el proceso de resolución adelantada que respecto al fondo de la demanda de nulidad está por emitir el subordinado tribunal electoral (entre cuyos magistrados conviven filiaciones y gratitudes hacia el propio Beltrones, Margarita Zavala e incluso los Chuchos que también colocaron una pieza propia allí).

El desdoro que para el TEPJF significa que una autoridad partidista (Beltrones) proclame los tiempos procesales a que se sujetará tan delicada resolución obedece a la urgencia peñanietista de acortar el periodo de indefinición jurídica que está siendo ocupado por sus adversarios izquierdistas con constantes y crecientes acusaciones de fraude electoral en diversas modalidades. Aún cuando ha debido echar mano de una poco confiable grabación telefónica para apuntalar la denuncia documental de que Luis Videgaray Caso usó recursos del gobierno del Estado de México para la campaña de EPN, el lopezobradorismo, por vía del senador y próximo diputado Ricardo Monreal, sigue difundiendo información que asienta en sus seguidores la convicción de que hubo una gigantesca operación mafiosa para sustentar el depósito de votos a favor del candidato del peinado distintivo.

La premura del peñanietismo en busca de la declaratoria oficial de presidente electo podría encontrar acomodo en los días inmediatos por venir (como lo sugiere la declaración dominical del siempre bien informado Beltrones), pues los ánimos patrios están en ruta de oportuna obnubilación por razones futboleras. Con un equipo varonil que hasta ahora se ha mostrado sin brillo deslumbrante, México se asoma a la posibilidad de pelear una medalla en el torneo olímpico de futbol que se realiza en el Reino Unido. Este martes jugará contra Japón (un equipo unido, exitoso, que despachó a la favorita España) en busca de ir en siguiente partido final, el sábado 11, por la medalla de oro.

Si México vence a los japoneses, la histeria nacionalista alimentada por la televisión copeteada opacaría cualquier información y discusión o protesta de corte electoral, pues por encima de todo sería puesto el "logro histórico" balompédico. En caso de perder ante Japón, esa emoción teledirigida podría conformarse con el bronce, que se peleará el viernes 10. Pero todo sería más propicio para la emisión de la ya decidida declaratoria de presidente electo para EPN si el Tri (es decir, el equipo de futbol) se cubre de dorado (es decir, del oro olímpico).

Y sin embargo, el lopezobradorismo se mueve. Ayer, en Puebla, se anunció que "a mediados de la semana que inicia" (según nota de Alma Muñoz, en La Jornada) habrá de ser presentada ante el tribunal electoral una nueva batería de "pruebas plenas, contundentes" de fraude electoral (todo lo cual ya no sería tomado en cuenta por el tribunal si cierra el expediente días u horas antes de esas nuevas denuncias del Movimiento Progresista).

Acompañado ahora por los dirigentes partidistas que no habían estado con él un domingo atrás, en su regreso a la plaza pública, en el Parque de la Esperanza de Ciudad Nezahualcóyotl, Andrés Manuel López Obrador apretó el paso rumbo a la recuperación del discurso de batalla, ya sin reminiscencias amorosas de oportunidad: "No nos hemos rendido ni nos vamos a rendir", dijo, y aseguró que EPN no se sentará en la silla presidencial porque el pueblo no lo quiere.

A sabiendas de que las élites de los partidos que lo postularon, sobre todo el PRD, están prestas para dejar la nave tabasqueña en cuanto el tribunal electoral declare agotadas las diligencias litigiosas y presidente formal a Peña Nieto, López Obrador pronunció una frase sin dedicatoria expresa: "No vamos a permitir ningún acuerdo que se construya sobre el pantano, la inmundicia de un fraude electoral". Los dirigentes asintieron y, presente allí, y muy bien tratado, el inminente senador Manuel Bartlett, que acaso acabará siendo el último de los leales, también aplaudía.

Y, mientras Chavela ha muerto tan sólo físicamente (que cante en paz), ¡hasta mañana!

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