Televisa y la imposición de Peña Nieto

La jornada electoral del domingo 1 de julio, en lo que respecta a la Presidencia de la República, fue el final casi perfecto del guión que se escribió, en una mezcla de reality show y telenovela, para montar el regreso del PRI al poder, ya no como pretendido “representante” de las masas obreras y campesinas de antes sino de las dos grandes televisoras que imponen sus condiciones en este país y de sus beneficiarios. El apresuramiento del IFE, el inopinado mensaje de Felipe Calderón, el largo discurso del personaje protagónico, Enrique Peña Nieto, y la festiva celebración que lo siguió fueron dignos remates de un multimillonario espectáculo que comenzó hace años.

Jenaro Villamil


En la explanada de la sede nacional del PRI se extrañó durante la noche del domingo 1 la llegada de los grandes contingentes para celebrar el ansiado retorno a la Presidencia de la República, tras la amarga derrota de 2000. En lugar de los miles de “fuerzas vivas” priistas, estaban los fans de Enrique Peña Nieto. En vez de los grandes sectores del tricolor (popular, obrero y campesino) estaban los operadores de la campaña, algunos gobernadores y los afiliados a cuatro secciones del sindicato petrolero. No hubo largos discursos de sus dirigentes, sino la música de los cantantes de moda de Televisa: Espinoza Paz y Julio Preciado.
Mientras Julio Preciado cantaba en la explanada Acábame de matar, en el interior del auditorio Plutarco Elías Calles se escucha el Cielito lindo, tras el discurso triunfal de Peña Nieto, al filo de la madrugada. “Ay, ay, ay, canta y no llores” cantaban los jóvenes peñistas después de que su candidato ofreciera encabezar “la segunda alternancia”, tras la derrota del PAN.
Todas las piezas parecían alineadas para confirmar su ventaja en las elecciones federales, pronosticada desde antes de la campaña de 90 días: las encuestas de salida, difundidas por las televisoras; el conteo rápido del IFE; las dos cadenas nacionales de Leonardo Valdés, consejero presidente del IFE, y de Felipe Calderón, presidente saliente.
Como si formaran parte de un mismo guión, las cinco grandes encuestas de salida de esa noche le daban un rango mayor a los 10 puntos de ventaja frente a Andrés Manuel López Obrador. Consulta Mitofsky, encuestadora de cabecera de Televisa y contratada por la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y Televisión (CIRT), le dio una ventaja de 11.5 puntos; Milenio-GEA-ISA, de 11 puntos; TV Azteca, de 8.2 puntos; El Universal, de 11 puntos; Excélsior, de 8 puntos; Demotecnia-Uno TV, de 7 puntos.
Durante la campaña la mayoría de las casas encuestadoras le dieron una ventaja de 15 a 20 puntos. El 28 de marzo Consulta Mitofsky advirtió que Peña Nieto iniciaba los 90 días de contienda formal con una ventaja de 19 puntos sobre Josefina Vázquez Mota.
Sólo tras los acontecimientos del “viernes negro” del 11 de mayo en la Universidad Iberoamericana y la irrupción de las protestas del movimiento #YoSoy132 modificaron un poco la percepción de la ventaja de Peña Nieto. En algunos casos bajó hasta menos de 10 puntos, pero manteniendo su posición.
Nada pareció afectarlo: ni los errores de la FIL de Guadalajara en diciembre de 2011 ni la polémica por los “compromisos incumplidos” durante su gobierno en el Estado de México ni las críticas en las redes sociales ni el escándalo por el dispendio en la publicidad y el presunto rebase de tope de gastos de campaña.
La noche del domingo 1 el conteo rápido de las 7 mil 500 casillas del IFE, con un margen de error de medio punto, disminuyó a 6.87 puntos la ventaja entre Peña Nieto y López Obrador. El PREP, a la una de la madrugada, con 33% de las casillas escrutadas, le dio 36.5% a Peña y 33.2% a López Obrador.
“Asistimos a la inevitabilidad de Peña Nieto”, comentó uno de los viejos cuadros priistas, presentes en el festejo de Buenavista e Insurgentes. Hasta su esposa, la actriz de telenovelas Angélica Rivera, apareció en los actos clave de la campaña transfiriéndole la popularidad lograda con su papel como La Gaviota. Y en su mitin de cierre de campaña en Toluca, el exgobernador mexiquense presentó al cantante Alejandro Fernández como su amigo y nuevo apoyo en campaña.
Su acto más grande fue en el estadio Azteca, el emblema del poderío de grupo Televisa, en la Ciudad de México el 24 de junio.
Las críticas de medios internacionales a su condición de candidato telegénico no despeinaron la campaña ni el estilo del candidato priista que mantuvo el mismo guión de la firma de compromisos y los eventos milimétricamente calculados para el lucimiento de su imagen.
Un aparato de mercadólogos, fotógrafos, camarógrafos, guionistas y publicistas encabezados por Pedro Torres, el productor estelar de Televisa y del Big Brother, se mantuvo al frente de la campaña. Trabajadores de El Mall, propiedad de Torres, calculan que tan sólo en asesoría y producción de espots, el equipo de Peña Nieto destinó más de 200 millones de pesos. Todo en transacciones que no dejaron rastro fiscal y se hacían en efectivo, según revelaron a Proceso.
Incluso su asesora y coordinadora en redes sociales, Alejandra Lagunes, también trabajó para la compañía de Emilio Azcárraga Jean, en la empresa Esmas.com. La compañía ByPower dirigida por Juan Carlos Limón llevó buena parte de los contenidos, en sintonía con Televisa.
La sospecha de que el erario mexiquense financió también a las casas encuestadoras data de hace cuatro años. Desde el 28 de enero de 2009 un cable diplomático del Departamento de Estado norteamericano, filtrado por Wikileaks, advirtió lo siguiente de Peña Nieto:
“Ha puesto en marcha importantes proyectos de obras públicas en las zonas seleccionadas por los votos, y los analistas y los dirigentes priistas por igual han expresado en repetidas ocasiones a los funcionarios públicos de Estados Unidos su creencia de que él está pagando a los medios de comunicación el segmento de noticias favorables, así como potencialmente el financiamiento de los encuestadores para influir en los resultados de la misma.”
Nada cambió. El guión televisivo se incrementó. El 27 de noviembre de 2010 Peña Nieto se caso con la actriz Angélica Rivero tras un romance largamente promovido en las revistas de espectáculos y de chismes. Televisa hizo valer el contrato de “exclusividad” con La Gaviota, quien antes apareció como imagen en los espots promocionales del Estado de México (Proceso 1778).

“Reality” sexenal
Todo era predecible, como el guión de un reality político que comenzó a escribirse hace seis años y medio, en unas oficinas de grupo Televisa bajo la batuta de Alejandro Quintero, vicepresidente de comercialización del consorcio, para “promover los logros del gobierno del Estado de México, fortalecer su liderazgo a nivel regional y su proyección a nivel nacional e internacional”.
Este fue uno de los objetivos específicos de la Propuesta de Trabajo que el entonces gobernador recién electo del Estado de México, Enrique Peña Nieto, firmó en octubre de 2005 con TV Promo y Radar Servicios Especializados, intermediarias de grupo Televisa.
Primero le recomendaron “deslindarse públicamente” del liderazgo de su antecesor, Arturo Montiel; crear un perfil de gobierno con el verbo “cumple compromisos” y convertir los proyectos especiales como gobernador en “una herramienta de relaciones públicas con audiencias selectas, al mismo tiempo que un pretexto para proyectar la imagen del GEM (Gobierno del Estado de México) y del gobernador ante audiencias nacionales e internacionales”.
Así está expresado en las más de 40 cuartillas de la Propuesta de trabajo que grupo Televisa le vendió a Peña Nieto y cuyo adelanto dio a conocer Proceso el 23 de octubre de 2005 (número 1512). El documento de asesoría para encumbrarlo hasta la Presidencia de la República estuvo acompañado de un primer presupuesto anual de 742 millones de pesos, de los cuales 691 millones serían para espots y para la “compra” de espacios en noticieros y programas de espectáculos.
Los estudios y anexos posteriores al presupuesto dejan muy claro que se trataba de promover a Peña Nieto más allá de los 100 primeros días de gobierno y de su sexenio para llevarlo hacia Los Pinos.
Una parte medular de esa Propuesta de trabajo le recomendó lo siguiente, en sus primeros 100 días de gobierno:
“Se propone realizar una campaña institucional del GEM a través de espots televisivos en la que se comiencen a cuantificar los compromisos cumplidos a tantos días de gobierno. Se propone que esta campaña se transmita mayoritariamente en bloques locales y de forma muy esporádica (cuando la ocasión lo amerite) se transmita a nivel nacional.
“Realizar enlaces en vivo con ‘El Inspector’ del programa Hoy, durante la colocación de la primera piedra de alguno de los proyectos de transporte público masivo.
“Se propone que el show de Vida TV se presente durante la entrega de pensiones a personas de la tercera edad en el que adicionalmente se les invite a un concurso de baile de la época.”
También planteó las siguientes “acciones noticiosas”:
“Se propone una entrevista en El Noticiero de Joaquín López Dóriga después de los 100 días de gobierno, con el propósito de exponer los primeros logros y la visión integral del gobernador sobre el Estado de México.
“Insertar en tiempos comerciales cápsulas informativas describiendo el trabajo de los primeros 100 días en los cortes de los noticieros: Primero noticas, Las noticias por Adela, Noticiero con Joaquín López Dóriga.
“Insertar en tiempo comercial reportajes que hablen del desempeño de EPN en los siguientes noticieros: Primero noticias y Noticiero con Lolita Ayala.”
El ambicioso plan no hablaba del PRI ni de la renovación del tricolor. Al contrario, insistió en la necesidad de desmarcar a Enrique Peña Nieto del partido que fue derrotado en las elecciones de 2000. Se trataba de construir un producto-candidato para “el círculo verde” y el “círculo rojo”.
Así lo expresaron en otro capítulo denominado “Programa de Relaciones Públicas con Sectores de Interés”:
“Recomendamos realizar acercamientos entre el gobernador y los principales líderes de opinión en medios locales y nacionales, así como de los sectores considerados prioritarios, de forma tal que se establezcan las bases para una relación positiva entre los medios y el GEM.
“Durante estos acercamientos consideramos que valdría la pena comunicar el plan general de gobierno 2005-2011, las primeras acciones del gobernador (100 días), así como el espíritu de cercanía con la gente de la administración.”
Para llegar al “círculo verde o población en general”, los asesores de Televisa recomendaron explícitamente:
“Se comunica a través de preferencias electorales y estudios de opinión; nos comunicamos con ella, principalmente, a través de la publicidad, los medios masivos de comunicación y las acciones gubernamentales.”
Para llegar al “círculo rojo, clase política y tomadores de decisión” recomendaron:
“Se comunica a través de líderes de opinión (discursos, posturas, editoriales, columnas) y nos comunicamos con ella a través de encuentros, acercamientos, medios informativos y medios especializados.”

Papel de las encuestas

La asesoría de Televisa, a través de Grupo TV Promo no se limitó solamente a recomendar lineamientos y apariciones en televisión. Incluyó, desde el principio, manejar favorablemente las encuestas. En el apartado de “Definiciones”, la Propuesta de trabajo planteó:
“El círculo verde sólo fija agenda cada tres años en los procesos electorales, en los temas de interés resultado de las encuestas y en las contadas ocasiones en los que se desborda sobre un tema; la opinión pública no opina ni analiza y sus voces no se reproducen en el espacio público más que como réplica de los estudios de opinión que fija prioridades en la agenda”.
Por esta razón le recomendaron realizar estudios de opinión y encuestas favorables con tres “implicaciones estratégicas”:
“Mantener y acrecentar la simpatía y aprobación de la opinión pública.
“Generar escenarios favorables para el trabajo del gobernador y su proyecto político-gubernamental en la opinión pública.
“Promover y consolidar el reconocimiento positivo de la administración 2005-2011 en los dos niveles con alcance regional y nacional.”
El uso intensivo de las encuestas como parte de la promoción política se convirtió en una parte medular del proyecto de Enrique Peña Nieto. En su cuarto de guerra estuvieron presentes desde 2009 los resultados de las principales casas encuestadoras.
En 2012 el vínculo entre las principales casas encuestadoras y los medios (la mayoría con convenios de publicidad con Enrique Peña Nieto) reforzó la guerra de encuestas: Grupo de Comunicación Estratégica (GCE), de Liébano Sáenz y Federico Berrueto, trabajó primero para Grupo Milenio y luego fue desplazado por GEA-ISA; Consulta-Mitofsky, a través de Radio Fórmula y Grupo Televisa; además de las financiadas por distintos medios como Excélsior, El Universal, Reforma, El Sol de México, Uno TV.
En 2012 se generó una verdadera intoxicación de encuestas como parte de la propaganda electoral. Según los datos del IFE entre el 12 de abril y el 26 de mayo se publicaron 680 encuestas, es decir un promedio de 14 diarias. El mismo instituto advirtió que el principal problema no fue la metodología sino “la difusión de publicidad que se autodenomina ‘encuesta’ sin respaldo alguno en diarios del orden local”.
Durante semanas GEA-ISA publicó un tracking diario (sondeo telefónico) que mantuvo 15 puntos arriba a Peña Nieto; y el resto de las encuestadoras más importantes sólo registró ligeras variaciones que reforzaron la percepción del candidato del PRI-PVEM como invencible.
La presidenta de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación y Opinión Pública (AMAI), Gabriela de la Riva, aseguró que las 36 casas afiliadas a este organismo –entre ellas las más importantes, como Mitofsky, Berumen o Ipsos– cumplieron criterios metodológicos, pero le aclaró al periódico español El País que ella no “mete las manos al fuego” por las encuestas publicadas en medios de comunicación.
“Arriesgarse a participar en un engaño impacta, sin exagerar, en la propia subsistencia de la organización o de la empresa que lo hace, porque traiciona ese producto mismo que vende, que es la credibilidad”, advirtió De la Riva en el evento de Laboratorio Político organizado el 28 de febrero.
A pesar de estas advertencias la percepción generalizada fue de desconfianza en las encuestas, según un análisis de Etelberto Cruz, especialista de la UAM. Para el doctor en ciencias económicas la insistencia de publicar encuestas que le daban una ventaja de más de 15 puntos a Peña Nieto formó parte de una “cultura de la depresión que busca promover la inacción, la parálisis de la gente”.
Los resultados del conteo rápido del IFE no confirmaron ese guión que durante 90 días promovieron la mayoría de las encuestas: en lugar de los 15 puntos de ventaja, Peña Nieto tuvo un rango de 6.8 puntos frente a López Obrador. Un resultado muy similar, por cierto, a la encuesta patrocinada por el Observatorio Universitario Electoral (OUE), y realizada por Berumen y Asociados.

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