Solución, la coalición

Francisco Rodriguez / Índice Político

Ahora que se ha aprobado la más reciente reforma política y frente a las circunstancias que en este momento enfrenta el país –otra vez: sospechas de fraude electoral; nuevamente, cooptación de las instancias jurisdiccionales en la materia--, habría que reiterar la enorme razón que, desde el principio de este proceso reformatorio allá por 2006, tenía el senador Manlio Fabio Beltrones al ser uno de quienes con mayor vehemencia impulsaban el cambio hacia una suerte de semi-parlamentarismo en nuestro país, a lo que siempre se opusieron quienes desde siempre apoyaron la candidatura presidencial del entonces gobernador Enrique Peña Nieto.

Y es que hoy se escucha cada vez con más frecuencia la hipótesis de una especie de gobierno de coalición como fórmula adecuada para hacer frente a nuestra presente crisis político-económico-social, manifiesta en visos de ingobernabilidad, irritación social creciente y nuevas dificultades financieras en el mundo occidental, entre muchas otras amenazas.

No es nueva esta propuesta en la vida política de México. Ernesto Zedillo, en su momento, llevó a un panista a la titularidad de la PGR. Vicente Fox, también en su oportunidad, invitó a perredistas y priístas a sumarse a su gabinete, pero los convidados declinaron. De suyo, los primeros años de su fallida gestión, Felipe Calderón cogobernó con los legisladores del tricolor… hasta que los traicionó.

Pero –el clásico pero-- formar coaliciones no es fácil. Y menos en México, por nuestra irrefutable inclinación a demonizar a los adversarios. Igual los unos que los otros. Aunque tampoco está escrito en parte alguna que la tarea de los presidentes tenga que ser sencilla. Buen político es, justamente, quien llega a hacer posible lo que sea conveniente y necesario.

De llegar a Los Pinos, el señor Peña Nieto –y su equipo con él-- deberán dar amplias muestras de esa y otras capacidades. Pero mientras tal sucede, deberá ser en los ámbitos del Congreso de la Unión, a partir de septiembre si no es que desde ahora mismo, donde los operadores priístas deberán poner su pica en Flandes para comenzar a amarrar no sólo la aprobación de las iniciativas –sobre todo, los presupuestos de ingresos y egresos para el 2013-- que reciban del nuevo Ejecutivo, también para formular consensos y destrabar lo que haya que destrabar en las relaciones de las distintas fuerzas políticas.

Habrá que convencer, luego de vencer… si es que en tal sentido viene el fallo del Tribunal Electoral.
Y el convencimiento mayor habrá de darse no en la acomodaticia clase política que en su mayoría es adquirible, comprable, sino ante la opinión pública –principalmente su segmento juvenil--, pues no obstante que la práctica de gobiernos de coalición es una constante en diversos escenarios europeos, hay una justificada y casi generalizada reticencia a los mismos. El que ganó ganó y el que perdió perdió, también se escucha, sobre todo entre los ensoberbecidos priístas, muchos de los cuales no parecen percatarse de los muchos grados que ha subido el mercurio del termómetro social.

Tal es una reticencia que, me explican, se funda en la propia lógica de un orden liberal-democrático basado en el juego de mayoría y oposición como expediente usual de dirimir los grandes conflictos políticos. Además, porque la existencia de una reconocida y sólida oposición resulta en todo momento una garantía de alternancia cuando la mayoría fracasa en su labor de dirección política, cual ha sucedido ahora que el PAN regresa, muy disminuido, al papel de opositor.

Un posible Gobierno de coalición requiere una maduración de la opinión pública. O mejor, una verdadera transición, cuya esencia sea justamente la vuelta a la cultura del pacto y coalición entre los más afines.
Tal es la solución si no queremos que los próximos años sean un retorno al pasado reciente, el de los panistas en el poder con el que no pudieron.

Ahora que, se aceptan otras propuestas…

¡Para plasmarlas en otra reforma política!... que, concedamos, perfeccione a la que apenas acaba de aprobarse hace un par de días.

Índice Flamígero: Quienes regresaron a conformar una coalición de facto fueron perredistas y panistas, cuyos líderes formales anunciaron ayer que presentarán juntos una demanda en contra del PRI y de su candidato presidencial ante la PGR por el delito de lavado de dinero. Gustavo Madero y Jesús Zambrano exigirán también a la ocupante de la Procuraduría General de la República, Marisela Morales, que apure el trámite… para que no vaya a dar los resultados de su pesquisa allá por 2015, cual por ahí se acostumbra. + + + Lentos, muy lentos, transcurrirán los 134 días que aún le restan a este sexenio de exclusiones.

Comentarios