Leopoldo Ramos / Corresponsal La Jornada
Una explosión por acumulación de gas metano ocurrida la mañana de este miércoles en un pozo de carbón ubicado en la comunidad Mineral La Florida, municipio de Múzquiz, en la zona centro-norte de Coahuila, privó de la vida a siete trabajadores cuyos cadáveres fueron rescatados ocho horas después.
Según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), la mina había sido clausurada porque no tenía salida de emergencia. Sin embargo, los trabajadores aseguraron que esa omisión no se corrigió y pese a ello volvió a funcionar.
Mineros que se preparaban para ingresar al pozo aseguraron que carecen de prestaciones laborales.
La explosión en la pequeña mina denominada Deburques, la cual, según registros de la STPS, pertenece a la Compañía Minera El Progreso, ocurrió entre las 8:15 y las 8:30 horas, pero las autoridades recibieron los primeros reportes cerca de las 10 de la mañana, señaló el director de la Unidad Estatal de Protección Civil, Francisco Martínez Ávalos.
El yacimiento se ubica unos 360 kilómetros al norte de Saltillo y es propiedad de Federico Quintanilla Riojas, quien de 2006 a 2009 fue alcalde por el PRI en el municipio de Progreso, situado en la región carbonífera donde ocurrió el accidente.
El procurador de Justicia del estado, Homero Ramos Gloria, anunció que se inició una averiguación ministerial y se intenta conocer si la mina tiene otros propietarios.
Las brigadas de búsqueda de la empresa Minerales Monclova –que apoyó las labores de rescate– y del Departamento de Bomberos del municipio de Sabinas, ingresaron al pozo después del mediodía. Primero rescataron dos cadáveres, luego otros dos y los últimos tres fueron llevados a la superficie casi en forma simultánea.
Algunos de los mineros fallecidos tenían lazos familiares entre sí, como los hermanos Pedro Ervey y Héctor Alcalá Ramírez, de 39 y 33 años, respectivamente, así como Daniel y Omar Ramírez Almanza, de 26 y 20.
Los otros trabajadores fallecidos fueron identificados como Guillermo González Medina, de 22 años; César Javier Jiménez Camacho, de 24, y Fidencio Sánchez Arellano, de 32.
Los siete eran originarios del barrio 22 de Mineral de Palaú, municipio de Múzquiz.
Los brigadistas revelaron que los cadáveres presentaban quemaduras y golpes, pero no quedaron irreconocibles.
Preliminarmente podemos decir que la mayoría de los trabajadores murió por golpes tras ser impactados o lanzados por la onda expansiva contra las paredes de la mina. Quizá no murieron por las quemaduras, explicó un perito del Servicio Médico Forense.
Trabajadores del pozo de carbón de Mineral La Florida relataron a las autoridades que sus jefes los obligaban a bajar al pozo sin equipo autónomo de respiración, que es indispensable en caso de quedar atrapados a causa de un derrumbe. Aseguraron que algunos no están registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Martínez Ávalos dio a conocer que los cadáveres de los mineros fueron encontrados a 75 metros de profundidad. Para los brigadistas no fue fácil hallar los cuerpos, porque la explosión provocó el derrumbe parcial de las paredes y el techo del socavón.
A reserva de conocer los peritajes del accidente, el funcionario estatal anticipó que el estallido se debió a que con una pala manual o un martillo mecánico, que funciona con aire comprimido, se cavó una pared de carbón, detrás de la cual había una bolsa de gas metano o grisú, que se deriva del mineral.
Los pozos de carbón o pocitos son excavaciones verticales de entre 50 y 150 metros de profundidad a los cuales los trabajadores ingresan en un tanque de acero tirado de un estrobo, el cual también utilizan para salir y llevar a la superficie el carbón que sacan del subsuelo. Los túneles miden metro y medio de altura como máximo, por lo que los trabajadores desarrollan buena parte de su jornada laboral agachados.
En un comunicado, la STPS aseguró que el pozo de carbón donde ocurrió el accidente tenía una semana de estar funcionando. Explicó que había sido clausurado por no cumplir medidas de seguridad, como carecer de salida de emergencia.
El centro de trabajo donde ocurrió el accidente es operado por la empresa Minera El Progreso SA de CV, la cual ya había sido inspeccionada en 16 ocasiones por la STPS, derivado de lo cual se había ordenado la restricción de acceso a uno de los pozos por carecer de salida de emergencia. A la fecha, están en curso dos procedimientos sancionadores contra dicha compañía y se le había impuesto ya una multa económica, expuso la dependencia.
(Con información de Lilia Ovalle, corresponsal)
Una explosión por acumulación de gas metano ocurrida la mañana de este miércoles en un pozo de carbón ubicado en la comunidad Mineral La Florida, municipio de Múzquiz, en la zona centro-norte de Coahuila, privó de la vida a siete trabajadores cuyos cadáveres fueron rescatados ocho horas después.
Según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), la mina había sido clausurada porque no tenía salida de emergencia. Sin embargo, los trabajadores aseguraron que esa omisión no se corrigió y pese a ello volvió a funcionar.
Mineros que se preparaban para ingresar al pozo aseguraron que carecen de prestaciones laborales.
La explosión en la pequeña mina denominada Deburques, la cual, según registros de la STPS, pertenece a la Compañía Minera El Progreso, ocurrió entre las 8:15 y las 8:30 horas, pero las autoridades recibieron los primeros reportes cerca de las 10 de la mañana, señaló el director de la Unidad Estatal de Protección Civil, Francisco Martínez Ávalos.
El yacimiento se ubica unos 360 kilómetros al norte de Saltillo y es propiedad de Federico Quintanilla Riojas, quien de 2006 a 2009 fue alcalde por el PRI en el municipio de Progreso, situado en la región carbonífera donde ocurrió el accidente.
El procurador de Justicia del estado, Homero Ramos Gloria, anunció que se inició una averiguación ministerial y se intenta conocer si la mina tiene otros propietarios.
Las brigadas de búsqueda de la empresa Minerales Monclova –que apoyó las labores de rescate– y del Departamento de Bomberos del municipio de Sabinas, ingresaron al pozo después del mediodía. Primero rescataron dos cadáveres, luego otros dos y los últimos tres fueron llevados a la superficie casi en forma simultánea.
Algunos de los mineros fallecidos tenían lazos familiares entre sí, como los hermanos Pedro Ervey y Héctor Alcalá Ramírez, de 39 y 33 años, respectivamente, así como Daniel y Omar Ramírez Almanza, de 26 y 20.
Los otros trabajadores fallecidos fueron identificados como Guillermo González Medina, de 22 años; César Javier Jiménez Camacho, de 24, y Fidencio Sánchez Arellano, de 32.
Los siete eran originarios del barrio 22 de Mineral de Palaú, municipio de Múzquiz.
Los brigadistas revelaron que los cadáveres presentaban quemaduras y golpes, pero no quedaron irreconocibles.
Preliminarmente podemos decir que la mayoría de los trabajadores murió por golpes tras ser impactados o lanzados por la onda expansiva contra las paredes de la mina. Quizá no murieron por las quemaduras, explicó un perito del Servicio Médico Forense.
Trabajadores del pozo de carbón de Mineral La Florida relataron a las autoridades que sus jefes los obligaban a bajar al pozo sin equipo autónomo de respiración, que es indispensable en caso de quedar atrapados a causa de un derrumbe. Aseguraron que algunos no están registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Martínez Ávalos dio a conocer que los cadáveres de los mineros fueron encontrados a 75 metros de profundidad. Para los brigadistas no fue fácil hallar los cuerpos, porque la explosión provocó el derrumbe parcial de las paredes y el techo del socavón.
A reserva de conocer los peritajes del accidente, el funcionario estatal anticipó que el estallido se debió a que con una pala manual o un martillo mecánico, que funciona con aire comprimido, se cavó una pared de carbón, detrás de la cual había una bolsa de gas metano o grisú, que se deriva del mineral.
Los pozos de carbón o pocitos son excavaciones verticales de entre 50 y 150 metros de profundidad a los cuales los trabajadores ingresan en un tanque de acero tirado de un estrobo, el cual también utilizan para salir y llevar a la superficie el carbón que sacan del subsuelo. Los túneles miden metro y medio de altura como máximo, por lo que los trabajadores desarrollan buena parte de su jornada laboral agachados.
En un comunicado, la STPS aseguró que el pozo de carbón donde ocurrió el accidente tenía una semana de estar funcionando. Explicó que había sido clausurado por no cumplir medidas de seguridad, como carecer de salida de emergencia.
El centro de trabajo donde ocurrió el accidente es operado por la empresa Minera El Progreso SA de CV, la cual ya había sido inspeccionada en 16 ocasiones por la STPS, derivado de lo cual se había ordenado la restricción de acceso a uno de los pozos por carecer de salida de emergencia. A la fecha, están en curso dos procedimientos sancionadores contra dicha compañía y se le había impuesto ya una multa económica, expuso la dependencia.
(Con información de Lilia Ovalle, corresponsal)
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