AFP
Los grandes incendios forestales de Cortes de Pallá y Andilla continúan devastando este domingo la provincia de Valencia, atizados por el viento y la sequedad, tras haber arrasado ya miles de hectáreas.
Los dos fuegos siguen “activos y avanzando”, informó un portavoz del servicio de urgencias autonómico, pese a que las condiciones meteorológicas son más favorables, pues “las temperaturas han bajado, hay más humedad y el viento ha cambiado a levante”.
Este domingo, casi 2.000 bomberos, con la ayuda de 40 aviones y helicópteros, continúan luchando contra las llamas, “intentando evitar que el fuego avance y llegue a las zonas urbanas”. Las colinas de pinos y maleza estaban envueltas en humo mientras muchos habitantes de la zona, con mangueras, ayudaban a los bomberos a contener las llamas, a veces peligrosamente próximas a las casas.
Casi un millar de personas han sido evacuadas de sus hogares desde el pasado jueves y una decena de carreteras se cortaron al tráfico. Las autoridades regionales afirman que se han quemado “miles de hectáreas” y, según muchos medios de comunicación, serían de 30.000 a 45.000 hectáreas. Esto es, el incendio más grave de los últimos 20 años en la Comunidad Valenciana.
El fuego en el término municipal de Andilla se inició el viernes. El de Cortes de Pallá comenzó el jueves y se propagó rápidamente debido a las condiciones meteorológicas desfavorables, con fuerte viento, escasa humedad y altas temperaturas (el sábado rondaron los 40 grados), además de un suelo reseco tras un invierno sin lluvias. El pasado invierno en España fue uno de los más secos en los últimos 70 años.
El origen del incendio de Cortes de Pallá parece estar en una negligencia durante los trabajos de instalación de placas solares en unas viviendas, según las autoridades autonómicas. Dos personas han sido arrestadas y llevadas ante la justicia, según una portavoz de la Delegación del Gobierno. El sábado, en la provincia de Barcelona, un incendio en la zona de Prats del Rei devastó 987 hectáreas, pero estaba en fase de ser controlado, según las autoridades catalanas.
Los grandes incendios forestales de Cortes de Pallá y Andilla continúan devastando este domingo la provincia de Valencia, atizados por el viento y la sequedad, tras haber arrasado ya miles de hectáreas.
Los dos fuegos siguen “activos y avanzando”, informó un portavoz del servicio de urgencias autonómico, pese a que las condiciones meteorológicas son más favorables, pues “las temperaturas han bajado, hay más humedad y el viento ha cambiado a levante”.
Este domingo, casi 2.000 bomberos, con la ayuda de 40 aviones y helicópteros, continúan luchando contra las llamas, “intentando evitar que el fuego avance y llegue a las zonas urbanas”. Las colinas de pinos y maleza estaban envueltas en humo mientras muchos habitantes de la zona, con mangueras, ayudaban a los bomberos a contener las llamas, a veces peligrosamente próximas a las casas.
Casi un millar de personas han sido evacuadas de sus hogares desde el pasado jueves y una decena de carreteras se cortaron al tráfico. Las autoridades regionales afirman que se han quemado “miles de hectáreas” y, según muchos medios de comunicación, serían de 30.000 a 45.000 hectáreas. Esto es, el incendio más grave de los últimos 20 años en la Comunidad Valenciana.
El fuego en el término municipal de Andilla se inició el viernes. El de Cortes de Pallá comenzó el jueves y se propagó rápidamente debido a las condiciones meteorológicas desfavorables, con fuerte viento, escasa humedad y altas temperaturas (el sábado rondaron los 40 grados), además de un suelo reseco tras un invierno sin lluvias. El pasado invierno en España fue uno de los más secos en los últimos 70 años.
El origen del incendio de Cortes de Pallá parece estar en una negligencia durante los trabajos de instalación de placas solares en unas viviendas, según las autoridades autonómicas. Dos personas han sido arrestadas y llevadas ante la justicia, según una portavoz de la Delegación del Gobierno. El sábado, en la provincia de Barcelona, un incendio en la zona de Prats del Rei devastó 987 hectáreas, pero estaba en fase de ser controlado, según las autoridades catalanas.
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