Cristina Hernández e Ignacio Ramírez / Reforma
Un retiro espiritual juvenil se convirtió en un verdadero infierno para 85 personas, la gran mayoría menores de edad, que acampaban en una zona boscosa de Ixtapaluca, Estado de México.
Cerca de la medianoche del jueves, una banda de 13 personas, entre ellos una mujer, llegó al Parque Ecológico Colibrí, ubicado en el poblado Llano Grande, donde acampaban los jóvenes desde el lunes, y amagaron con sus armas a todos.
Llegaron de golpe y disparando al aire. Así rompieron con la tranquilidad del retiro.
Fueron horas de terror, en las que no sólo despojaron a las víctimas de sus pertenencias, también abusaron sexualmente de siete mujeres, dos de ellas menores de edad, fueron violadas, relató el padre de una de las víctimas.
La pesadilla duró por lo menos tres horas, lapso en el que los mantuvieron amenazados mientras los despojaban de celulares, alhajas, dinero en efectivo y dos vehículos.
Las detonaciones sacudieron a todos, relató una de las 85 campistas, mientras esperaba a que sus amigas declararan en el Ministerio Público.
"Empezaron a disparar en el centro del valle, empezaron a sacarnos de las tiendas de campaña y ponernos en un punto de reunión, con las manos en la nuca boca bajo", describe una de las jóvenes que estaba afuera del Centro de Atención Ciudadana de Ixtapaluca.
El grupo estaba distribuido en nueve tiendas de campaña pequeñas y una carpa de lona grande con el equipaje de las 85 personas.
El comando separó a las niñas de los hombres y después colocó a todos boca abajo.
"Empezaron a golpear, pidieron que se parara la representante; la persona que iba moviendo a las personas la agarraron y fue a la que llevaban de tienda en tienda para que sacara celulares dinero, todo lo que lleváramos", continúa el relato.
El miedo y el frío arreciaban. Algunas de las niñas pidieron ir al baño. Solicitaron cobijas que, a regañadientes, los agresores les dieron.
Cuando alguien intentaba levantar la mirada, de inmediato era obligado a bajar la cabeza con la culata de las escopetas. Mientras, los ladrones fumaban y bebían.
El campamento de verano era la última actividad del grupo de jóvenes cristianos que se reúne cada sábado en parques de Coapa.
El año pasado la sede también fue El Colibrí y no tuvieron contratiempos. Esta vez llegaron desde el lunes y pretendían permanecer una semana.
"Mi hija ya llevaba varios años ahí (en el grupo), desde chiquita, desde que tenía 14 años, hasta ahora que tiene 19. Nos habló ella por teléfono hoy (jueves) en la mañana, de los acontecimientos que habían pasado", relató el padre de una de las víctimas.
El complejo se ubica a la altura del kilómetro 56 de la Carretera federal México-Puebla. De la pluma de acceso al punto del campamento los separaban 7.5 kilómetros, una zona sin cobertura telefónica.
"Dentro de la zona no hay ninguna seguridad. El señor Juventino se encarga de abrir y cerrar la pluma; era su mes de encargado", explica una de las organizadoras del campamento.
"Él nos dijo que todo iba a estar seguro, que no iba a pasar nada, que era el único responsable de todos los autos que entraban y salían porque era la única persona que podía manejar el candado".
No fue así. O los atacantes ingresaron por otro lugar o tenían llave del candado, ya que éste nunca fue violado.
Cuando tenían en su poder el dinero y las pertenencias de los campistas, pidieron las llaves de dos autos particulares propiedad del grupo.
Los salteadores dejaron instrucciones claras: cuando se retiraran, las víctimas tenían que permanecer hasta las 06:00 horas o volverían para matarlos.
Por lo que no fue sino hasta ayer por la mañana cuando los líderes del grupo pudieron entablar contacto telefónico con sus familiares, quienes enviaron dos camiones para regresarlos.
Juan Carlos Palafox, representante legal de los afectados, indicó que por la forma en que operaron los agresores, suponen que se trataba de un grupo muy organizado que conoce el lugar.
El grupo cristiano está integrado en su mayoría por jóvenes del Sur del Distrito Federal y su base de acción es Coapa.
Un Chevy, un Pontiac, 40 celulares, 40 cámaras fotográficas y de video y poco más de 15 mil pesos en efectivo fue el botín.
Anoche, las menores atacadas rendían declaración en el Centro de Atención Ciudadana Ixtapaluca, dependiente de la Procuraduría mexiquense.
Un retiro espiritual juvenil se convirtió en un verdadero infierno para 85 personas, la gran mayoría menores de edad, que acampaban en una zona boscosa de Ixtapaluca, Estado de México.
Cerca de la medianoche del jueves, una banda de 13 personas, entre ellos una mujer, llegó al Parque Ecológico Colibrí, ubicado en el poblado Llano Grande, donde acampaban los jóvenes desde el lunes, y amagaron con sus armas a todos.
Llegaron de golpe y disparando al aire. Así rompieron con la tranquilidad del retiro.
Fueron horas de terror, en las que no sólo despojaron a las víctimas de sus pertenencias, también abusaron sexualmente de siete mujeres, dos de ellas menores de edad, fueron violadas, relató el padre de una de las víctimas.
La pesadilla duró por lo menos tres horas, lapso en el que los mantuvieron amenazados mientras los despojaban de celulares, alhajas, dinero en efectivo y dos vehículos.
Las detonaciones sacudieron a todos, relató una de las 85 campistas, mientras esperaba a que sus amigas declararan en el Ministerio Público.
"Empezaron a disparar en el centro del valle, empezaron a sacarnos de las tiendas de campaña y ponernos en un punto de reunión, con las manos en la nuca boca bajo", describe una de las jóvenes que estaba afuera del Centro de Atención Ciudadana de Ixtapaluca.
El grupo estaba distribuido en nueve tiendas de campaña pequeñas y una carpa de lona grande con el equipaje de las 85 personas.
El comando separó a las niñas de los hombres y después colocó a todos boca abajo.
"Empezaron a golpear, pidieron que se parara la representante; la persona que iba moviendo a las personas la agarraron y fue a la que llevaban de tienda en tienda para que sacara celulares dinero, todo lo que lleváramos", continúa el relato.
El miedo y el frío arreciaban. Algunas de las niñas pidieron ir al baño. Solicitaron cobijas que, a regañadientes, los agresores les dieron.
Cuando alguien intentaba levantar la mirada, de inmediato era obligado a bajar la cabeza con la culata de las escopetas. Mientras, los ladrones fumaban y bebían.
El campamento de verano era la última actividad del grupo de jóvenes cristianos que se reúne cada sábado en parques de Coapa.
El año pasado la sede también fue El Colibrí y no tuvieron contratiempos. Esta vez llegaron desde el lunes y pretendían permanecer una semana.
"Mi hija ya llevaba varios años ahí (en el grupo), desde chiquita, desde que tenía 14 años, hasta ahora que tiene 19. Nos habló ella por teléfono hoy (jueves) en la mañana, de los acontecimientos que habían pasado", relató el padre de una de las víctimas.
El complejo se ubica a la altura del kilómetro 56 de la Carretera federal México-Puebla. De la pluma de acceso al punto del campamento los separaban 7.5 kilómetros, una zona sin cobertura telefónica.
"Dentro de la zona no hay ninguna seguridad. El señor Juventino se encarga de abrir y cerrar la pluma; era su mes de encargado", explica una de las organizadoras del campamento.
"Él nos dijo que todo iba a estar seguro, que no iba a pasar nada, que era el único responsable de todos los autos que entraban y salían porque era la única persona que podía manejar el candado".
No fue así. O los atacantes ingresaron por otro lugar o tenían llave del candado, ya que éste nunca fue violado.
Cuando tenían en su poder el dinero y las pertenencias de los campistas, pidieron las llaves de dos autos particulares propiedad del grupo.
Los salteadores dejaron instrucciones claras: cuando se retiraran, las víctimas tenían que permanecer hasta las 06:00 horas o volverían para matarlos.
Por lo que no fue sino hasta ayer por la mañana cuando los líderes del grupo pudieron entablar contacto telefónico con sus familiares, quienes enviaron dos camiones para regresarlos.
Juan Carlos Palafox, representante legal de los afectados, indicó que por la forma en que operaron los agresores, suponen que se trataba de un grupo muy organizado que conoce el lugar.
El grupo cristiano está integrado en su mayoría por jóvenes del Sur del Distrito Federal y su base de acción es Coapa.
Un Chevy, un Pontiac, 40 celulares, 40 cámaras fotográficas y de video y poco más de 15 mil pesos en efectivo fue el botín.
Anoche, las menores atacadas rendían declaración en el Centro de Atención Ciudadana Ixtapaluca, dependiente de la Procuraduría mexiquense.
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