¿Política laboral exitosa?
Refinería Bicentenario: 2%
Carlos Fernández-Vega / México SA
La versión oficial sostiene que fue tan exitosa la política económica del calderonato, que gracias a ella se construyó una plataforma de competitividad hacia adelante que permitirá que se sigan generando empleos, y muestra de ello, dice, es que el aumento en el consumo y la inversión se soportaron en una importante expansión de las plazas laborales en el sector formal. Bueno, con unas cuantas sumas y restas se documenta, con las cifras del gobierno, que, con el susodicho en Los Pinos, el déficit de empleo formal es enorme y creciente (alrededor de 4 millones de puestos de trabajo), el que se suma al generado por sus cuatro antecesores.
Se entiende que los funcionarios de para vivir mejor estén contentos porque a otros dejan el tiradero de 12 años de gobiernos panistas, pero aquello de la plataforma de competitividad parece mala leche. Por ello, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tec de Monterrey, campus estado de México, documenta la realidad del mercado laboral en el país, no sin advertir que éste, en franca pauperización, presenta una deficiencia estructural que no ha sido atendida, y que en la perspectiva sólo está, por parte de la clase política, la llamada reforma laboral que, de concretarse, sólo legalizaría prácticas rotundamente anticonstitucionales.
Así, el CIEN señala que los más recientes indicadores exhiben un incremento considerable de la subocupación, lo cual es muestra de la incapacidad del aparato productivo de generar empleo de calidad (bien remunerado) y que obliga a la población a incorporarse a la informalidad bajo condiciones precarias de empleo. El problema se acentúa al observar que no es atribuible a la falta de educación de los mexicanos, sino a las propias características del mercado laboral del país, ya que la mayor parte de la desocupación corresponde a aquellas personas con niveles más altos de estudio, en tanto que ésta es muy reducida en el caso contrario.
Un análisis de la desocupación a nivel estatal permite observar un escenario heterogéneo: entidades como Chihuahua, Baja California, Distrito Federal, Durango y Nuevo León son las mayormente afectadas. En contrasentido, Chiapas, Guerrero, Campeche, Yucatán y Oaxaca exhiben menores tasas. Dicha situación es contradictoria con las condiciones sociales de estas últimas entidades federativas, que poseen los niveles más elevados de pobreza; una explicación recae en la migración existente a las regiones más industrializadas del país en búsqueda de mayores oportunidades laborales.
Fuertemente relacionada con el panorama laboral anteriormente descrito se encuentra la actividad económica mexicana. Esta misma empieza a mostrar señales de debilidad a consecuencia del escenario internacional y de las problemáticas estructurales que no han sido atendidas. La incipiente evolución económica de Estados Unidos, aunada a la incertidumbre del contexto internacional, imposibilita un mayor crecimiento económico para México y por lo tanto un mercado laboral que no se recuperará a corto plazo.
Respecto a las condiciones de las personas ocupadas, refriere que se han presentado importantes incrementos en la parte informal: al cierre de junio pasado, 29.7 por ciento (alrededor de 14.2 millones) de la población ocupada lo hace en las redes de la informalidad, casi un punto porcentual más con respecto a un año atrás. Este resultado marca que la válvula de oxígeno para la economía mexicana sigue radicando en actividades de bajo valor agregado y que se encuentran vinculadas con la informalidad y/o la ilegalidad. El problema de esto último es que representan personas que poco o nada esperan del Estado mexicano, es decir, que tienen actividades económicas y sociales al margen de las instituciones, y que en el extremo lo hacen aun atentando contra ellas.
Por otra parte, la tasa de condiciones críticas de ocupación (personas que trabajan en condiciones inadecuadas, por ingresos o por el escaso tiempo de ocupación laboral), aumentó hasta 12.4 por ciento, casi un punto porcentual por arriba de junio de 2011. Sin lugar a dudas lo anterior resalta que los mexicanos enfrentan el dilema de sostener a sus familias en condiciones donde las remuneraciones que reciben son insuficientes para proporcionarles un nivel de bienestar satisfactorio. De igual forma se observa que el mercado laboral tiene una flexibilidad preocupante: se contrata a personas por menos tiempo del marcado en la ley, y muy probablemente sin dar cumplimiento a la elaboración de un contrato por escrito o al otorgamiento de las prestaciones adecuadas.
Lo anterior señala que la implementación de la reforma laboral que busca legalizar dicho esquema tendría un impacto mínimo sobre la economía, y las razones son muy simples: en primera instancia las autoridades laborales son omisas ante el quebranto del actual marco legal, en otras palabras, no existe garantía de que actuarán de mejor manera ante una modificación de las normas existentes; en segundo término, la contratación con menores jornadas de trabajo, salarios inferiores al mínimo, por destajo, vía outsourcing, entre otras, ya es una realidad contundente, por lo cual difícilmente tendría impacto positivo la legalización de esas prácticas, o dicho de otra manera, solamente sería legalizar lo que ya se hace.
La subocupación es otro grave problema: representa la búsqueda que los mexicanos hacen por más de un empleo, todo ello para asegurar un mejor nivel de vida para sus familias. Sin lugar a dudas es una consecuencia de que los salarios y prestaciones van en retroceso. La desintegración social es una consecuencia silenciosa de lo descrito, y permite explicar, junto con el bajo nivel del sistema educativo a nivel básico, por qué cada vez existe mayor cantidad de niños y jóvenes que no estudian ni trabajan. Lejos se está de solventar los problemas laborales en México, y el crecimiento económico sólo deja beneficios a una parte reducida de la población; 2013 podría tener sorpresas desagradables para quienes pronostican un buen año, particularmente después de un proceso electoral cada vez más cuestionado.
Las rebanadas del pastel
Que la construcción de la Refinería Bicentenario va en tiempo y forma, según dice el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel. Pues bien, la inversión para tal fin registró un avance de apenas 2 por ciento y se dejaron de ejercer recursos por 98 por ciento del presupuesto total autorizado, de acuerdo con la Cuenta de la Hacienda Pública Federal 2011 de la Secretaría de Hacienda (La Jornada, Israel Rodríguez). ¿Queda claro que va en tiempo y forma?
Refinería Bicentenario: 2%
Carlos Fernández-Vega / México SA
La versión oficial sostiene que fue tan exitosa la política económica del calderonato, que gracias a ella se construyó una plataforma de competitividad hacia adelante que permitirá que se sigan generando empleos, y muestra de ello, dice, es que el aumento en el consumo y la inversión se soportaron en una importante expansión de las plazas laborales en el sector formal. Bueno, con unas cuantas sumas y restas se documenta, con las cifras del gobierno, que, con el susodicho en Los Pinos, el déficit de empleo formal es enorme y creciente (alrededor de 4 millones de puestos de trabajo), el que se suma al generado por sus cuatro antecesores.
Se entiende que los funcionarios de para vivir mejor estén contentos porque a otros dejan el tiradero de 12 años de gobiernos panistas, pero aquello de la plataforma de competitividad parece mala leche. Por ello, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tec de Monterrey, campus estado de México, documenta la realidad del mercado laboral en el país, no sin advertir que éste, en franca pauperización, presenta una deficiencia estructural que no ha sido atendida, y que en la perspectiva sólo está, por parte de la clase política, la llamada reforma laboral que, de concretarse, sólo legalizaría prácticas rotundamente anticonstitucionales.
Así, el CIEN señala que los más recientes indicadores exhiben un incremento considerable de la subocupación, lo cual es muestra de la incapacidad del aparato productivo de generar empleo de calidad (bien remunerado) y que obliga a la población a incorporarse a la informalidad bajo condiciones precarias de empleo. El problema se acentúa al observar que no es atribuible a la falta de educación de los mexicanos, sino a las propias características del mercado laboral del país, ya que la mayor parte de la desocupación corresponde a aquellas personas con niveles más altos de estudio, en tanto que ésta es muy reducida en el caso contrario.
Un análisis de la desocupación a nivel estatal permite observar un escenario heterogéneo: entidades como Chihuahua, Baja California, Distrito Federal, Durango y Nuevo León son las mayormente afectadas. En contrasentido, Chiapas, Guerrero, Campeche, Yucatán y Oaxaca exhiben menores tasas. Dicha situación es contradictoria con las condiciones sociales de estas últimas entidades federativas, que poseen los niveles más elevados de pobreza; una explicación recae en la migración existente a las regiones más industrializadas del país en búsqueda de mayores oportunidades laborales.
Fuertemente relacionada con el panorama laboral anteriormente descrito se encuentra la actividad económica mexicana. Esta misma empieza a mostrar señales de debilidad a consecuencia del escenario internacional y de las problemáticas estructurales que no han sido atendidas. La incipiente evolución económica de Estados Unidos, aunada a la incertidumbre del contexto internacional, imposibilita un mayor crecimiento económico para México y por lo tanto un mercado laboral que no se recuperará a corto plazo.
Respecto a las condiciones de las personas ocupadas, refriere que se han presentado importantes incrementos en la parte informal: al cierre de junio pasado, 29.7 por ciento (alrededor de 14.2 millones) de la población ocupada lo hace en las redes de la informalidad, casi un punto porcentual más con respecto a un año atrás. Este resultado marca que la válvula de oxígeno para la economía mexicana sigue radicando en actividades de bajo valor agregado y que se encuentran vinculadas con la informalidad y/o la ilegalidad. El problema de esto último es que representan personas que poco o nada esperan del Estado mexicano, es decir, que tienen actividades económicas y sociales al margen de las instituciones, y que en el extremo lo hacen aun atentando contra ellas.
Por otra parte, la tasa de condiciones críticas de ocupación (personas que trabajan en condiciones inadecuadas, por ingresos o por el escaso tiempo de ocupación laboral), aumentó hasta 12.4 por ciento, casi un punto porcentual por arriba de junio de 2011. Sin lugar a dudas lo anterior resalta que los mexicanos enfrentan el dilema de sostener a sus familias en condiciones donde las remuneraciones que reciben son insuficientes para proporcionarles un nivel de bienestar satisfactorio. De igual forma se observa que el mercado laboral tiene una flexibilidad preocupante: se contrata a personas por menos tiempo del marcado en la ley, y muy probablemente sin dar cumplimiento a la elaboración de un contrato por escrito o al otorgamiento de las prestaciones adecuadas.
Lo anterior señala que la implementación de la reforma laboral que busca legalizar dicho esquema tendría un impacto mínimo sobre la economía, y las razones son muy simples: en primera instancia las autoridades laborales son omisas ante el quebranto del actual marco legal, en otras palabras, no existe garantía de que actuarán de mejor manera ante una modificación de las normas existentes; en segundo término, la contratación con menores jornadas de trabajo, salarios inferiores al mínimo, por destajo, vía outsourcing, entre otras, ya es una realidad contundente, por lo cual difícilmente tendría impacto positivo la legalización de esas prácticas, o dicho de otra manera, solamente sería legalizar lo que ya se hace.
La subocupación es otro grave problema: representa la búsqueda que los mexicanos hacen por más de un empleo, todo ello para asegurar un mejor nivel de vida para sus familias. Sin lugar a dudas es una consecuencia de que los salarios y prestaciones van en retroceso. La desintegración social es una consecuencia silenciosa de lo descrito, y permite explicar, junto con el bajo nivel del sistema educativo a nivel básico, por qué cada vez existe mayor cantidad de niños y jóvenes que no estudian ni trabajan. Lejos se está de solventar los problemas laborales en México, y el crecimiento económico sólo deja beneficios a una parte reducida de la población; 2013 podría tener sorpresas desagradables para quienes pronostican un buen año, particularmente después de un proceso electoral cada vez más cuestionado.
Las rebanadas del pastel
Que la construcción de la Refinería Bicentenario va en tiempo y forma, según dice el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel. Pues bien, la inversión para tal fin registró un avance de apenas 2 por ciento y se dejaron de ejercer recursos por 98 por ciento del presupuesto total autorizado, de acuerdo con la Cuenta de la Hacienda Pública Federal 2011 de la Secretaría de Hacienda (La Jornada, Israel Rodríguez). ¿Queda claro que va en tiempo y forma?
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